Pronunció su homilía ante decenas de miles de personas, entre las cuales hay más
de cien delegaciones oficiales y jefes de Estado. Les pidió evitar los "signos
de destrucción y muerte". "No tengamos miedo de ser buenos", agregó
Francisco dedicó su homilía a enviar un
mensaje a los más poderosos, `pidiéndoles que hagan un lugar en su
corazón para evitar el mal en el mundo y proteger a los más pobres.
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