Pertenezco a una generación de personas que hemos nacido en la más cruel época de la historia argentina, la Dictadura Cívico militar del 76; que vio los albores de una nueva democracia allá por el 83, con la llegada a la presidencia del Doctor Raúl Alfonsín; que vivió en la etapa de la feroz globalización neoliberal de los 90 para caer en una profunda depresión económica, social y política en los inicios del 2000. Pertenezco a una generación que vio la recuperación de la Soberanía política, y la independencia económica allá por el 2003, para finalmente volver a caer en las garras del cruento neoliberalismo especulativo con dependencia de los capitales extranjeros que nos sumerge en una feroz deuda externa en el 2015.
Nuestra ciudad no ha estado, ni lo estará, exenta de las políticas de los gobiernos nacionales y provinciales de turno, como así tampoco de las decisiones locales.
Esas decisiones, que ha mi humilde entender, han sido siempre políticas de Gobierno, no de Estado; son de índole cortoplacistas, que atienden las necesidades del momento y dejan de lado, muchas veces, el pensar la ciudad que queremos para el futuro de nuestros niños y jóvenes. No existieron políticas de Estado locales, a mediano y largo plazo, que generen la certidumbre de vivir en una ciudad con proyección al futuro, a excepción de unas pocas obras que cambiaron sustancialmente la calidad de vida de los habitantes de nuestra localidad.
Es por esto que en esta fecha, que nos convoca a celebrar, también debería convocarnos a la reflexión, no sólo a los jóvenes sino a la sociedad toda, especialmente a la dirigencia política, y a todos aquellos que tengan vocación de servicio para con la comunidad toda.
Coincide esta fecha, también, con una nueva elección que designará quiénes serán los próximos gobernantes que dirigirán los destinos de nuestra patria chica. Escuchamos y leemos propuestas de los candidatos, que lejos están del consenso y el pensamiento de creación de políticas de Estado que verdaderamente tengan un alcance significativo para las generaciones futuras; y pareciera que esta modalidad de pensamiento continuará un largo tiempo más, hasta que exista un verdadero cambiode pensamiento, paradigmático y generacional.
Ustedes serán los gobernantes del futuro. Por esto es que los insto a pensar en el bien común más allá de los partidismos y creencias personales, dejando de lado el egoísmo político y creyendo en la construcción integral de un mejor futuro para todoslos alvearenses.
La política, creo, es la mejor herramienta para llevarlo a cabo. Al mencionar la política no hablo sólo de los partidos políticos, sino de la participación ciudadana en general, a través de Ong´s, clubes, sindicatos, etc.
Pensar el futuro, pensar a los otros y a nosotros mismos, en una sociedad que siga siendo cada día más solidaria, inclusiva, transformadora. En suma, pensarnos social, económica y políticamente en el largo plazo.
No se conformen con el ahora. El ahora cambia vertiginosamente. Lean, piensen, actúen, deliren, participen, hagan. No es fácil, pero tampoco imposible. Sean atentos, respetuosos, solidarios, consulten a los ancianos.
Sean sujetos críticos de la realidad, para entenderla y transformarla.
No permitan que se cometan actos de injusticia, sobre todo contra los niños, los ancianos y las mujeres. Sean justos pero no sumisos. Respeten y hagan respetar los derechos propios y ajenos, sin olvidarse de las obligaciones que tenemos como ciudadanos. Respeten siempre la opinión de los demás y breguen porque todas las voces sean escuchadas, aún si no coinciden con su pensamiento.
Defiendan la democracia y luchen incansablemente para mantenerla, sobre todo si existiesen intentos de desestabilizarla.
Realicen todo con alegría, porque como decía un gran pensador argentino “los pueblos deprimidos no vencen. Nada grande se puede hacer con la tristeza”.
Piensen y actúen siempre por bien común, dejando de lado aspiraciones y mezquindades personales.
No tengan miedo a equivocarse, pues de los errores también se aprende. Es preferible hacer y equivocarse, a no hacer nada. Participen y fomenten del arte, la educación, la ciencia, el trabajo y la cultura.
Nunca dejen de sonreír, de decir “permiso”, “por favor”, “te amo” y “gracias”. Amen y protejan siempre a su familia y amigos.
Hagan que el Alvear que sus padres y abuelos soñaron valga la pena.
Sean mejores. El futuro es de ustedes, de sus hijos y nietos. Desplieguen el pensamiento y las alas. Vuelen alto. No se conformen nunca. Creen utopías, sean forjadores de sueños.
Ruben Garabento