En la continuidad de la serie homenajes a los “Veteranos y Caídos en la Guerra de Malvinas”, destacando actos que muestran la determinación, el valor y el patriotismo en el combate, siempre aclarando al lector, que no se trata de una justificación de la guerra, sino de un pequeño gesto de gratitud para quienes lucharon por una causa indiscutiblemente justa.
La mitología griega denominaba “héroe” a un hijo de un dios y un ser humano; por lo que podía ser hijo de un dios y una mujer, o bien, hijo de una diosa y un hombre (ej. Aquiles, Hércules, Eneas) era alguien más que un ser humano y menos que un dios.
Como cultura madre de occidente, aquella denominación fue tomada para designar a aquella persona cuyo comportamiento, en circunstancias adversas, excede el cumplimiento del deber y pone en riesgo su existencia realizando actos extraordinarios, en pos de una causa o con el fin de proteger a sus semejantes.
A continuación, una de las muchas historias de actos heroicos de nuestros soldados en Malvinas.
“DIBUJABA UN GAUCHO CON CAPA, QUE PELEABA PARA RECUPERAR LAS MALVINAS…”
Roberto Néstor Estévez, nació en Posadas (Misiones) el 24 de Febrero de 1957, era el séptimo de nueve hermanos, en un hogar cuyos padres le inculcaron una profunda fe religiosa. Desde muy pequeño se interesó en la historia argentina y particularmente en textos que argumentaban la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas.
El título de este texto, cita a una de sus hermanas (María Julia) que recordando a su hermano decía entre otras anécdotas: “él dibujaba acerca de un gaucho con capa, un héroe nacional ficticio que peleaba para recuperar las Malvinas”, mostrando así un incondicional amor por la Patria desde niño.
Siguiendo su vocación, en 1978 egresó del Colegio Militar de la Nación como Subteniente del arma de infantería; y posteriormente realizó el curso de comando en 1981.
El 02 de Abril de 1982, desembarcó en las Islas Malvinas, en el marco del “Operativo Rosario”, como integrante del Regimiento de Infantería 25 (luego recordado como “Los Bravos del 25”).
En la madrugada del 28 de mayo de aquel año, acudió en apoyo de la Compañía “A” del RI 12 al mando del Tte1ro J. Manresa, que comenzó a colapsar atacada por la Compañía “B” del 2do Batallón de ParacaidistasBritánico. El lugar de batalla era “Pradera del Ganso (Goose Green)”, ubicada en el “Istmo de Darwin”, en la estrechez que divide a la mitad la Isla Soledad. El Teniente Estévez, marchó al frente de la Primera Sección de la Compañía “C” del RI 25, la “Bote”.
El soldado AOR (Aspirante a Oficial de Reserva) Sergio Rodríguez, testigo directo de los dramáticos sucesos, así narró para el Círculo Militar, el valiente arrojo de su Jefe:
“El Teniente Estévez estaba recorriendo las posiciones, gritando órdenes de derecha a izquierda, todo esto, repito bajo el terrible fuego enemigo. Al salir del pozo contiguo al mío recibió dos balazos en el brazo y pierna izquierda, respectivamente. Tambaleándose llegó al pozo donde yo me encontraba. Este valeroso oficial, sin preocuparse de sus propias heridas me preguntó por las mías pues yo estaba ensangrentado. Le contesté que podía arreglármelas. Estévez tomó un FAL y comenzó a disparar luego, por radio estuvo dando nuevas órdenes. Mi MAG la tomó otro soldado del 12 y abrió fuego contra el enemigo (…). Estévez, lo repito, sin importarle sus heridas tomó el casco del soldado muerto del 12, me lo colocó en mi cabeza, para protegerme, ya que nosotros usábamos boinas verdes y eso no protege nada ante una bala o una esquirla. En ese momento recibió un nuevo balazo en el pómulo derecho y se desplomó pesadamente a mi lado. Tratamos de auxiliarlo y le oímos decir algo que nadie entendió, y luego expiar (…)”.
Del mismo modo, el Testimonio de Carlos Alberto Chanampa, Tte. 1ro. en 1982 (del Libro “Malvinas: relatos de soldados. Op. cit., p. 24) recuerda las últimas acciones y palabras de Roberto Estévez:
“- Cabo Castro, me hirieron en la pierna, pero no se preocupe, continuaré reglando el tiro de la artillería- gritó, sin titubear, el Teniente Estévez.
– Enfermero, rápido, atienda al Teniente- ordenó Castro, con un grito.
– Me pegaron de nuevo, esta vez en el hombro. Cabo Castro, no abandone el equipo de comunicaciones y continúe dirigiendo el fuego de artillería… – fue su última orden; un certero impacto en la cara, quizás de un tirador especial, lo desplomó sin vida.”
El Cabo Castro, caería minutos después, ofrendando su vida, cumpliendo la orden impartida.
En la acción de la “Batalla de Pradera del Ganso”, la valentía del Teniente Primero (Post Mortem) Roberto Estévez, y sus leones de la Sección C “Bote” de la Compañía C del RI 25, frenó el avance enemigo, permitió el repliegue y protección de muchos argentinos. Junto a tantos héroes de la Patria, quedó como eterno centinela de nuestra Bandera en la fría turba malvinera. El enemigo tenía previsto tomar esa posición en 4 o 5 horas, fueron 40 horas de combate, donde perdió la vida el Teniente Coronel H. Jones, Comandante del Regimiento de Paracaidistas 2, de las fuerzas de elite británicas.
Roberto Néstor Estévez fue condecorado (post mortem) con la “Cruz de la Nación Argentina al heroico valor en combate”, la más alta distinción militarque otorga la República, por: “Dirigir un contraataque durante la noche, en una zona ocupada por fuerzas enemigas superiores, para permitir el repliegue de efectivos propios comprometidos. Pese a resultar herido seriamente, continuar en la acción, ocupar el objetivo asignado y mantenerlo en situación desventajosa, rechazando sucesivos ataques, oportunidad en la cual ofrenda su vida”.
HCD General Alvear.