Las ESCUELAS RURALES son y han sido en nuestra provincia verdaderos centros comunitarios, centro de actividades educativas, recreativas, participativas, esperanzas de progreso de un pueblo que creció mirando el campo.
Orgullosas, se alzan a la orilla de las rutas argentinas las “Escuelas Mercante”, esas escuelas características con techo a dos aguas, altas ventanas con persianas de madera, galerías con arcadas y las pilastras redondeadas de sus esquinas. La Escuela del Parche es una de ellas, ícono de una época y de un Paraje Rural y su historia es un fiel reflejo de casi todas las escuelas rurales.
Según el Acta N° 1 del Registro de Inspección de la Escuela, la Escuela N° 4 fue reabierta en el paraje denominado “El Parche”, Cuartel V y a 30 kilómetros de la cabecera del partido, el 30 de octubre de 1944 durante la presidencia de Edelmiro Farrell, presidente de facto de la Nación acompañado por Juan Domingo Perón como vicepresidente.
PRIMEROS DÍAS DE LA ESCUELA: LA SEÑORITA ZULEMA TRAVELLA
La primera maestra recién recibida de 18 años que llegó a la escuela era la señorita Aída Zulema Tavella que comenzó a trabajar el 2 de octubre con una inscripción de 13 niños. El local donde se abrió la escuela era de propiedad particular cedido gratuitamente por sus dueños.
La escuelita funcionaba en un galpón totalmente construido de chapas de cinc, “con buena iluminación” y “condiciones pedagógicas irregulares” aunque suficientes para el funcionamiento provisorio de la escuela. De los 13 niños, 10 entraban en primer grado y tres para segundo siendo inspector interviniente el señor Adolfo Montenegro, domiciliado en la ciudad de La Plata y que, cuando regresa el 28 de noviembre, encuentra a la señorita “en su puesto con todos los papeles y registros al día y con la asistencia de nueve niños”.
Al año siguiente, el 2 de marzo de 1945, el inspector vuelve a la escuela constatando que la inscripción ha aumentado a 23 alumnos, 23 chicos impecables de guardapolvos blancos y ordenados en los clásicos bancos de madera sobre el piso de tierra apisonada.
En el año 1946, el inspector Montenegro es reemplazado por Elba O. C. de Bowon quien escribe un largo informe de casi cinco páginas. Esta nueva inspectora, aconseja sobre la forma en que debería estar organizado el horario escolar siendo importante su análisis para comparar las diferencias con los materias y horarios actuales.
APRENDIENDO EL “IDIOMA NACIONAL” EN GALPONES DE CHAPA
El espacio de “Prácticas del Lenguaje” actual o “Lengua” se llamaba “Idioma Nacional” y debía desarrollarse igual que Matemáticas en las dos primeras horas de clase seguidas por la clase de Religión, desarrollando Ciencias Sociales y Naturales en la tercer hora pero asegurando tres horas y media semanales para Historia, Geografía e Instrucción Moral y Cívica.
Además, tenían dos horas semanales para Ciencias Fisicoquímicas y Naturales siendo motivo de preocupación especial el desarrollo de los programas de Dibujo, Trabajos Manuales, Canto y Música, entonándose las canciones aprobadas para los respectivos años según constaba en el “Cancionero Escolar”. Realmente completito, con una maestra que debía hacer de todo y sin ningún maestro especial a pesar de sus más de 20 alumnos que llegaron a ser más de 70 con el transcurso de los años.
Volviendo al informe de la inspectora en él se señala la necesidad de no interrumpir el estudio de un tema o subtema con el de otro correspondiente a asignaturas distintas dentro de cada uno de los grupos, finalizando cada contenido sin distracciones.
Entre las sugerencias declara que no se deberá usar bajo ningún concepto el cuaderno borrador, insistiendo en el uso de un cuaderno único subrayando la atención de la caligrafía de los alumnos para “evitar la anarquía en la forma de las letras”. En renglón aparte señalaba que al frente del salón de clases debía estar la imagen del patrono del aula que sería un prócer ya admitido.
LAS VISITAS DE LOS INSPECTORES
A fin de año, el 7 de noviembre, regresa la misma inspectora de Bowon que encuentra a los 23 alumnos divididos en tres secciones: 18 en primer grado, 3 en segundo y 2 en primero encontrándose 22 presentes y uno ausente.
En esa oportunidad, queda sumamente satisfecha con la actuación de la maestra a la que juzga como Distinguida con la apreciación sintética de 8 (ocho) destacando con agrado que los niños se desenvuelven con espontaneidad, que ha perseguido y logrado sentimientos patrióticos, morales y religiosos y que promueve el Ahorro. En un apartado, resalta que posee un Cooperadora que presta valiosa colaboración conforme a las disposiciones vigentes y que tiene entre sus proyectos, la construcción de un próximo local propio que se levantará en un terreno cuya cesión gestionó la directora.
El 5 de octubre de 1945, al año siguiente, la docente es Alicia Barbieri que cuenta con un total de 24 alumnos. La inspectora recomienda a la maestra que deberá procurar el “Cancionero Escolar” para cumplir con la Educación Estética ya que están cumplidos el cultivo del Dibujo como forma de expresión así con el Trabajo Manual pero no así el área de Música. Destaca que la escuela es “Agencia de Ahorro” ya que 10 alumnos poseen libreta de la Caja Nacional de Ahorro Postal y resalta la existencia de un Huerto Escolar que permite la realización de prácticas de cultivo.
GESTIONANDO UN NUEVO EDIFICIO ESCOLAR
En el Registro de Inspección se lee que la Cooperadora gestiona eficientemente la construcción de una nueva escuela ya que el galpón donde actualmente estaba, era un galpón que carecía de las elementales condiciones higiénicas-pedagógicas.
En el año 1946, continúa en la Escuela la señorita Alicia Barbieri con 24 alumnos; cinco en 1° inferior; tres en 1° superior; 13 en 2° y 3 en 3°. En el informe, la inspectora destaca el desempeño de la docente en todas las áreas pero subraya con agrado los sentimientos patrióticos y religiosos que la docente ha desarrollado en los alumnos así como la trascendencia que alcanza este aspecto en la comunidad de la escuela, siendo el local escolar centro de reuniones de catecismo y comuniones; remarca su satisfacción por la espontaneidad de los alumnos, el Dibujo y el Trabajo Manual -aunque insiste en que se deberá procurar el “Cancionero Escolar”- y por el mantenimiento de la Huerta.
Pasan dos años sin visitas de inspectores hasta que en mayo de 1948, llega de la Dirección de Escuelas el Inspector Regional Iribarne que señala una realidad que no se mostraba tan cruda en las actas de los inspectores anteriores: la situación edilicia verdaderamente lamentable del local escolar.
SOLO “UNA VENTANITA PEQUEÑA” Y “UNA LETRINA INSUFICIENTE”
El informe del inspector no habla de los contenidos de Lengua, Huerta o Matemáticas sino que comienza directamente enunciando en un informe escueto de sólo media página que contrasta con los anteriores, las deficiencias del edificio que señalan una triste realidad.
En la escuela convivían con la maestra cinco grados y 26 alumnos en un galpón de chapas de cinc y piso de tierra apelmazada, escasamente iluminado por una “ventanita pequeña”, sin agua y con la dependencia para letrinas “insuficiente y en mal estado”.
A nivel provincial, el Gobernador Domingo Mercante había comenzado a construir cientos de escuelas que reemplazarían a las escuelas rancho, denominado Plan Integral de Edificación Escolar (PIEE) que se aprobó en la Provincia de Bs. As. en el año 1948. Hasta ese momento se estimaba que más de 1.500 escuelas estaban en tierras y locales privadas donde pagaban alquiler o eran cedidos ad honoren por sus dueños. Otras escuelas que estaban en tierras fiscales necesitaban ser ampliadas, refaccionadas y en algunos casos, reconstruidas.
En 1946, la provincia había construido 833 escuelas de un total de 2.493 propuesto y recién en 1948, el Plan pudo ingresar en la Cámara de Senadores con un Presupuesto mucho mayor que el que tenía Mercante, y las construcciones escolares fueron diagramadas desde la Dirección de Arquitectura de la Dirección Gral. De Escuelas y no del Ministerio de Obras Públicas lo cual constituye un indicio de la importancia que esa gestión provincial les otorgó dentro del Plan Trienal[i].
SOBRE PISOS HÚMEDOS DE TIERRA DE LA CASA DE CINC
En ese marco el Inspector que llega a la Escuela del Parche escribe: “… si en alguna escuela urge la construcción de edificio propio es en ésta. Duele comprobar que este mismo grupo escolar y esta señorita y directora a la vez, modelo también de puntualidad ya que cuenta sólo dos días de inasistencia en el curso anterior y ningún día de este, están obligados a permanecer cuatro horas sobre este húmedo piso de tierra y sufriendo los inconvenientes del frío en esta inhospitalaria casa de cinc”.
Ya habían pasado cuatro años en esas condiciones desde la reapertura de la escuela.
No obstante ello, el inspector observa y resalta al total del alumnado con impecable guardapolvo blanco, el ambiente ordenado y prolijo, y el entusiasmo y empeño de la directora que “a pesar del factor negativo que he citado” y “que es muy difícil de subsanar pues el edificio ni siquiera cuenta con una galería para dar algunas clases fuera del aula” y de esa manera escapar un poquito de la oscuridad y las feas condiciones del galpón donde se daba clase.
Realmente otros tiempos, increíble de comprender. Pasa un año y pico más…
Al año siguiente, 1949, llega un nuevo inspector que recibe a la nueva maestra, la señorita Elba Corbalán con un grupo de 27 alumnos y en una escuela que está en las mismas o peores condiciones edilicias. El inspector sugiere enriquecer la Biblioteca Central para consulta del vecindario pues asegura “que los libros son excelente medio de superación y eficaz vínculo de unión de la sociedad con la escuela” y resalta el buen ritmo de trabajo advirtiéndose detalles que evidencian la inquietud y el entusiasmo de la joven maestra así como la presencia de la Cooperadora tratando de mejorar las condiciones de la pobre escuela.
SEGUNDA MAESTRA: ELBA CORBALÁN
El 25 de junio de 1951, llega otro inspector a visitar a Elba Corbalán. Llama la atención que en cada Acta durante todos estos años se explicite la importancia de la hora de Religión para llegar “a la construcción de un hombre, de un buen cristiano y de un mejor ciudadano”, poniendo de relieve la importancia del Ahorro y de la asistencia a Misa. El 28 de julio llega una inspectora de Higiene a fin de constatar la vacunación antivariólica y antidiftérica y revisa a todos los alumnos.
Al inaugurar el ciclo lectivo de 1951, Domingo Mercante expresaba que para esa fecha se habían construido 1101 escuelas y que estaban en ejecución 620[i].
En 1952, comienza el Gobierno de Carlos Aloé que continúa con lo empezado en el gobierno anterior beneficiado por la expansión de la industria cementera ya que la falta de cemento había obstaculizado la construcción de los edificios escolares en los años anteriores. A pesar de sus críticas a Mercante, Aloé reconoce que se habían construido 958 escuelas entre las que no había sido incluida la escuela del Parche.
POR FIN LLEGA LA NUEVA ESCUELA
1953 es un año de fiesta. Por fin las cosas cambian.
El Gobernador Aloé declara en el Diario El Día de La Plata que en el marco del Segundo Plan Qinquenal, se habían incluido la creación de 100 locales más y la refacción de otros 200[ii].
Por fin llegan los albañiles y se empieza a construir una nueva escuela, con un salón grande, casa para la maestra, baños, galería con la dirección en obra de “Pocholo” Depietri.
El 26 de noviembre de 1953 ya no estaba la señorita Corbalán: la maestra es Ilda B. Chiesa de Herbst que ve la construcción de la escuela inaugurada por la nueva directora Dora Esther Salinardi, docente que estrenará el nuevo y esperado local con una matrícula que llegó a sobrepasar los 70 chicos tal como lo atestigua la vecina Marta Alliaga.
El edificio nuevo se inaugura en 1954 con una gran fiesta a la que acudió todo el barrio.
Habían pasado 10 años de la reapertura de la escuela del Parche, donde una escuela de chapas ni un piso de tierra apelmazada pudieron con el entusiasmo de jóvenes maestras de asistencia perfecta, de cantos y estudio, de guardapolvos impecablemente blancos, de cuadernos y encuentros con los alumnos y familias del paraje.
La Escuelita N° 4 “General Belgrano” del paraje “El Parche” mostraba orgullosa su nuevo techo a dos aguas y las arcadas características de las escuelas Mercante. Se encontraba emplazada a la derecha de la Ruta Nacional 205 justo en el cruce con la Ruta Provincial 61, ambas rutas de tierra, hasta que la escuelita una vez pasó a ser casi invisible para muchos cuando el asfalto de ambas rutas la dejaron a un costado.
Porque la historia nunca fue fácil para nadie, porque el mérito casi parece ninguneado y se repite la repasada frase de que todo tiempo pasado fue mejor. Contra todo eso, acá está la historia de los primeros años de la Escuela N° 4 del paraje “El Parche” de General Alvear demostrando que las ganas de aprender no van de la mano de la comodidad y la opulencia, sino de la cultura, la responsabilidad, el compromiso y las ganas de saber y progresar.
Agradecimientos: A la Directora de la Escuela N° 4 Sra. Edith Goñi y a la vecina Marta Alliaga.
Bibliografía:
- Escuelas Rurales desde 1943 a 1949. Argentina. Presidencia de la Nación. “La Nación Argentina Justa Libre y Soberana. Ediciones Peuser. Buenos Aires. 1950.
- Revista de Educación de la provincia de Buenos Aires. 1950. Número 2 y 1951, Número 1.
- Petitti, Eva Clara. Educación y obra Pública durante el primer peronismo. La construcción de escuelas en la Provincia de Buenos Aires. Anuario del Instituto de Historia Argentina, vol. 16, n°1, e010, abril 2016. ISNN 2314-257X. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
- Registros de Inspección de la Escuela N° 4 “Manuel Belgrano”, Cuartel V, General Alvear, Buenos Aires.
[i] Revista de Educación de la provincia de Buenos Aires. 1950. Número 2 y 1951, Número 1.
[ii] Petitti, Eva Clara. Educación y obra Pública durante el primer peronismo. La construcción de escuelas en la Provincia de Buenos Aires. Anuario del Instituto de Historia Argentina, vol. 16, n°1, e010, abril 2016. ISNN 2314-257X. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.