El actual jefe comunal busca su tercera reelección y se proclamó ganador. Su contrincante dice que faltan escrutar dos mesas y que el triunfo es suyo. Hablan los vecinos.
Aunque las elecciones fueron el domingo, Roque Pérez no podrá definir su próximo intendente hasta que finalice el recuento definitivo de votos. Foto: Maxi Failla
IRENE HARTMANN
El absurdo salido de alguna ficción italiana en un pueblito estilo Fellini describe bien la realidad que atraviesan los 10.000 habitantes de Roque Pérez, una de esas localidades del sudoeste bonaerense a las que no les cabe otro término que "amable". Porque aunque pasó casi una semana de las elecciones y el pueblo, dividido en dos tribunas equivalentes, no logró definir quién será su próximo intendente, sus habitantes transitan la incertidumbre con estoicismo, paz y holgada tolerancia.
Parece un paso de comedia, pero es la realidad: el actual intendente, el justicialista Juan Carlos "Chinchu" Gasparini, aspirante a un tercer mandato consecutivo, se considera ganador por 9 votos, en base a una estimación que contempla dos mesas no escrutadas todavía. A la vez, su oponente, Juan "Juancho" Cravero, de Juntos por el Cambio, basándose en los datos oficiales (esto es, 94,28% de mesas escrutadas), afirma que triunfó sobre "Chinchu" por 8 votos, un final abierto que promete resolverse cuando la Secretaría Electoral de la provincia de Buenos Aires dé a conocer el recuento definitivo de los sufragios, en "no menos de una semana a diez días", confirmaron desde esa dependencia.
Clarín estuvo en este pueblo a 135 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. Ahí donde no hay lugar para el anonimato de las grandes urbes (que suele habilitar a "darle con un caño" al contrincante de turno), los roqueperenses realzan sus lazos vecinales y repiten dos frases como una suerte de mantra: "Acá nos conocemos todos" y "Los dos candidatos son buena gente".
Lo dijo Enrique, jubilado de 75 años que expresó: "Los dos son iguales, los dos andan bien. Uno es el actual intendente y, del otro, su padre (Jorge Cravero) fue intendente hace 30 años. Buena persona uno y el otro también".
Coincidió Sergio, de 43 años, empleado de un corralón de materiales. Si bien dijo que la propuesta que tiene "Juancho" Cravero le parece "mucho más correcta porque implica cambios sinceros, sin mentiras, con las cosas justas y sin engaños", enseguida aclaró: "Pero no es que no me guste 'Chinchu' Gasparini: hizo muchas cosas buenas en Roque Pérez y hay que felicitarlo. Lo que pienso es que 'Juancho' es una oportunidad".
"De hecho, 'Chinchu' es tío mío, no de sangre, pero yo me crié con él... iba mucho a mi casa y lo adoro. Pero a mí me gustaría un cambio. También soy amigo de Juancho, y me gustan sus propuestas", explicó Sergio. Todos conocen a todos.
Patricia tiene 54 años y es docente en tres de las secundarias (públicas, ya que no hay escuelas privadas) de Roque Pérez: dos del centro y una rural. "La gente quiere a los dos candidatos. Al ser un pueblo chico, todos nos conocemos. Hace 20 años estoy acá... vine de General Rodríguez y veo que la gente los quiere a los dos. Cada uno tiene sus seguidores, desde ya. 'Chinchu' hizo una buena gestión y 'Juancho' tiene otras ganas de trabajar. Grieta hay, pero también hay respeto".
En la misma dirección, Walter, farmacéutico de 60 años, dijo: "La grieta la generan los mismos integrantes cercanos a los candidatos, pero la gente lo vive con tranquilidad: nos conocemos todos; nos da lo mismo que gobierne uno o el otro, mientras gobierne bien. No tenemos una gran identificación con uno u otro. A mí me da lo mismo que gobierne Gasparini o que venga Cravero. Es el periodismo local el que está muy identificado con el oficialismo y eso crea la sensación de una grieta. Pero el pueblo lo vive con tranquilidad".
La que aportó algún matiz fue Sofía, de 18 años. La joven, que atiende una pequeña panadería-almacén e integra la juventud local de Juntos por el Cambio, describió dos escenarios: de un lado, cierta cofradía vecinal en la superficie; del otro, una puja intensa y silenciosa, que fluye en las redes sociales.
"Sí, hay una grieta, pero se ve especialmente en Facebook, donde además hay gente más grande que vivió otros gobiernos y entiende mucho más la diferencia. Y si sos diferente, te dan con todo", aseguró.
Sofía cree que "hay un grupo más agresivo que el otro": "Nosotros tratamos de diferenciarnos en no pegar, quedarnos en el molde. Entiendo que hayan salido a festejar el domingo porque estaban seguros de que habían ganado, pero creemos que no es necesario ensuciar para hacer una campaña y ellos lo hacen".
A unas cuadras, Andrea, empleada municipal de 48 años, frenó su moto y retomó el discurso que prima entre los vecinos: "No se vive una sensación de grieta. Cada cual tiene su opinión, pero no se vive con odio. Yo apoyo al actual intendente porque creo que el pueblo creció mucho. Pero cada uno tiene su opinión. Por política no nos podemos pelear o enojar unos con otros".
Rumores
¿Por qué Roque Pérez no pudo definir un ganador? Con sus veredas limpias, los rosales en flor y el pasto fresco en lindas plazas con juegos, las pocas pancartas que luce la localidad sólo promocionan al oficialismo: "Chinchu Intendente" o "Con el Chinchu", se lee. Por lo bajo abundan los rumores ligados a cierto centralismo, un abuso de poder leve, pero persistente, gestado en los años del justicialismo al frente de la gestión comunal.
Clarín intentó comunicarse con ambos candidatos, pero no fue posible establecer una comunicación con el actual intendente. Su oponente, "Juancho" Cravero, explicó: "El conteo oficial dice que ganamos por 8 votos, pero hay dos mesas sin escrutar. En el recuento que tiene él ("Chinchu") suma las dos mesas que faltan y estima que gana por 9. Pero los números de la planilla no están claros".
Cravero aclaró que "esas divergencias son comunes. Cuando la diferencia es grande, uno no se preocupa por 8 o 9 votos, pero, al ser tan pareja la elección, un voto recurrido puede cambiar el resultado final".
De lo que pasó el domingo, Carlos, de 40 años, dueño de una verdulería céntrica, resumió bien las palabras de casi todos los entrevistados: "Algo raro pasó. No se puede decir qué porque no se sabe, pero fue muy extraño. Primero dijeron que había ganado el intendente; después, lo contrario".
Contra una pared del corralón en el que trabaja, Sergio conectó la realidad roqueperense con el escenario nacional: "Sin ir más lejos, acá hace dos semanas vinieron de China a un frigorífico para ver si negociaban exportar carne. Ojalá, porque ese frigorífico tendría otro turno de gente trabajando. Creo que vivíamos muy light en el otro gobierno. Sí, a la clase media nos afectó. A mí me partió al medio, pero también soy consciente de que para ser un país más o menos bueno, hay que pagar".
Y enseguida aplicó el barniz polite que gobierna a todos en Roque Pérez, "pueblo de buenas costumbres", según reza el arco de entrada a la localidad: "Es mi parecer. Cada uno tiene su opinión y hay que respetar. Como dice el dicho, 'pueblo chico, infierno grande'. Pero acá nos conocemos todos"