Se trata del licenciado en Relaciones Internacionales y Diplomático Nicolás Varzilio, quien a partir del sábado 25 de abril se hará cargo de la Embajada Argentina con sede en Nairobi. El joven -que ya estuvo trabajando en Turquía y Punta del Este- partirá rumbo a África junto a su pareja, la correntina Eugenia Giménez. Ambos dialogaron ayer con este diario y en esa charla se refirieron a lo que significa este importante desafío en sus carreras.
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Nicolás Varzilio es un licenciado en Relaciones Internacionales y Diplomático azuleño que a partir del sábado 25 de abril será el nuevo cónsul argentino en la Embajada de Kenya.
El joven -que ya estuvo trabajando en Turquía y Punta del Este- partirá rumbo a África junto a su pareja, la correntina Eugenia Giménez -también diplomática- para hacerse cargo de la Embajada de Nairobi, que tiene concurrencia sobre otros doce países de ese continente.
En diálogo con EL TIEMPO, Varzilio se refirió a lo que significa esta nueva experiencia y -entre otras cosas- destacó la gran responsabilidad que le representa este importante desafío en su carrera.
Un diplomático azuleño
“En esta ciudad cursé mis estudios en Sagrada Familia, desde el jardín de infantes hasta el Secundario. Luego me fui a estudiar a Tandil y en 2011 me gradué de Licenciado en Relaciones Internacionales en la UNICEN. Después de trabajar un par de años y estando en Mar del Plata decidí hacer el ingreso a la Carrera Diplomática, en la cual cumpliendo con ciertos requisitos previos podés aspirar a una vacante que abre todos los años la Cancillería”, contó el joven en el inicio de la charla con este diario.
En el mismo sentido apuntó que “se hizo un concurso público abierto y como cumplía con todos los requisitos me inscribí. Ese año eran 50 las vacantes. Según dicen, en administración pública es el concurso más complejo; es bastante largo y exigente. De hecho a mí me llevó dos años preparar el ingreso”.
“Una vez que los mejores promedios pasan esa instancia, el Estado te otorga una beca para formarte dos años como diplomático en el ISEN, que es el Instituto de Servicios Exterior de la Nación. Cuando se aprueban todas las materias de la Cancillería que te forman como diplomático -hay materias como economía, cultura, historia, consulares, idiomas- se obtiene la graduación como funcionario público, con el cargo de secretario de tercera clase. O sea, mediante una resolución ministerial, el Estado nombra al graduado como funcionario diplomático”, mencionó.
De Ankara a Maldonado
De igual forma, Varzilio señaló que 2014 fue su primer año de trabajo como diplomático. “Primero trabajé en la Dirección de Europa del Este. Llevaba varios países en mi oficina, entre ellos Turquía. Así fue que -en mi primera experiencia afuera- estuve tres meses en ese país, de junio a septiembre, en el consulado de Ankara”, apuntó el joven azuleño y agregó “es un gran país para estar. No tuve muchos inconvenientes. De hecho el trabajo de cónsul -como los turcos para venir de turismo no la necesitan- consistía en otorgar visas a gente de países lindantes, por ejemplo a los iraquíes. Eso era un poquito complicado, ya que tuve que rechazar algunos pedidos y tuve que lidiar con algún que otro iraquí enojado conmigo. Por suerte no pasó de que me envíen un mail con algo de irritación y nada más”.
Paso seguido, Varzilio refirió que “en febrero, mi segunda experiencia como cónsul fue en Punta del Este, en el consulado argentino de Maldonado, donde estuve como adjunto”.
Para el joven esa experiencia “fue estresante. Verdaderamente estuve mucho más tranquilo en Turquía. Fueron 270.000 argentinos durante el verano a Punta del Este, y con que el 1 por ciento haya tenido algún problema da cuenta de lo agotador que pudo haber sido. Tenía un celular de guardia y me llamaban a cualquier hora. Hubo muertos, detenidos, robos, pérdida de documentación. Me tenía que encargar de todas esas cosas. Nada que ver con lo que fue el trabajo en Ankara”, consideró.
Nairobi como destino
Por otro lado, Varzilio expresó que “esas fueron experiencias de poco tiempo, de tres meses como máximo. Pero ahora me voy dos años a la embajada de Nairobi, en Kenya. Por la experiencia que adquirí me voy a hacer cargo de la sección consular”.
Con destino hacia África, el joven azuleño partirá junto a su pareja, Eugenia Giménez, quien estará a cargo de la sección económica de la Embajada Argentina en Kenya.
“Ninguno de los dos estuvo antes en ese continente. Hablamos mucho con gente que está allá e investigamos por Internet, pero nunca estuvimos ahí. Así que la verdad la vamos a conocer el sábado 25 de abril cuando partamos rumbo a África”, expresó Varzilio y agregó que “no sé que nos aguardará en Nairobi, espero que sea una ciudad que nos pueda brindar la mayor comodidad posible. Sabemos que vamos a un país complicado. Todo lo que es África Subsahariana -sacando Sudáfrica- es bastante compleja. De todos modos, en infraestructura parece estar muy bien. Por lo que vimos en fotos parece ser una ciudad moderna”.
Kenya y doce países más
“El objetivo es que la embajada funcione lo mejor posible. Va a ser muy parecido al trabajo que hacíamos en Turquía, ya que no hay muchos argentinos. Es más, voy a ser cónsul no sólo en Kenya porque la embajada tiene concurrencia sobre doce países más. Creo que en la totalidad de ellos hay registrados cerca de cien argentinos, lo que representa un número ínfimo”, remarcó Varzilio.
En el mismo sentido, el joven cónsul sostuvo que “seguramente -por sobre todas las cosas- nos tendremos que encargar de otorgar visas a gente de esos países que quieran venir a Argentina”.
Además, “este año tenemos elecciones, así que tendremos que abrir el consulado para que los argentinos que se encuentran radicados allí o estén haciendo turismo puedan emitir el voto”.
“Un gran desafío”
En otra parte de la charla con este matutino, Varzilio hizo hincapié en que este logro obtenido “es un gran desafío y me genera mucha responsabilidad, porque mis otras experiencias en el exterior fueron como apoyo de quienes estaban trabajando. Ahora es mi responsabilidad total el trabajo a desarrollar”.
“Si me preguntaban hace unos cinco años atrás si me imaginaba esto, realmente ni lo soñaba. Una vez que entré a la carrera diplomática sí empecé a ver que las opciones eran infinitas y que había destinos de lo más exóticos. Mi deseo era que el primer lugar que al me enviaran fuese algo así. Me gustaba África, el Sudeste Asiático o Europa del Este. No quería que mi primer destino -ni siquiera el segundo- fuera una embajada grande. El tema está en que -con el rango que tenemos- en otros lugares nuestro trabajo quedaría bastante solapado”, concluyó el joven azuleño.