16/12/16

Una de las imágenes de este juicio, tomada el martes pasado en la jornada inicial. Julián Villarruel, padre del menor fallecido, declara. Lo observan los médicos acusados y sus abogados defensores.

NICOLÁS MURCIA
<
>
   EL JUICIO DE LOS DOS MÉDICOS 

   CONTINUARA EL MARTES 


Así quedó establecido el miércoles que pasó, cuando finalizó la recepción de la prueba testimonial y ese día declaró uno de los médicos que está imputado.
El traumatólogo Sergio Migliorero y Ariel Mullen, el médico que como anestesiólogo intervino en la operación a un menor de 17 años que murió, intervención realizada en el centro asistencial privado local que está en Mitre y Lavalle, son los acusados de esta presunta mala praxis.
En la causa penal que instruyó desde la UFI 2 Laura Margaretic, funcionaria judicial que también está representando al Ministerio Público Fiscal en este debate, como víctima figura un adolescente de General Alvear que se llamaba Leonardo Paul Villarruel.
Tras permanecer diez días internado en el Sanatorio Azul, el 19 de marzo de 2014 fue sometido a una operación, a causa de una lesión ósea que presentaba en una de sus piernas después de que había sufrido un accidente de tránsito en la ciudad donde vivía con el resto de su familia.
Pero lo que parecía una intervención de rutina y sin complicaciones -tenían que colocarle una prótesis porque se había fracturado el fémur izquierdo- derivó, casi al mismo tiempo en que la operación estaba finalizando, en que el menor se descompensara y muriera.
Tras la denuncia que los familiares del chico hicieron, se inició esa investigación en la UFI 2 que ahora es materia de este debate donde los imputados son los ya mencionados médicos.
Mientras que a Migliorero -que fue quien declaró el pasado miércoles en el debate- se le atribuye la autoría de un homicidio culposo, más graves son los cargos que afronta el médico Mullen. Está acusado de un homicidio con dolo eventual en concurso real con falsificación de instrumento privado, teniendo en cuenta este último ilícito mencionado que no existen elementos hasta el momento que demuestren con la certeza necesaria que el profesional de la salud oriundo de La Plata y de 61 años contaba con el título correspondiente para ejercer como anestesiólogo.
En las dos jornadas desarrolladas hasta ahora de este debate declararon un total de trece testigos. Entre ellos, los padres del menor que falleció, peritos que intervinieron en la causa penal que se instruyó por el caso, médicos y demás integrantes del staff del Sanatorio Azul que estaban en el quirófano el día que el chico Villarruel se descompensó y murió durante esa operación a la que estaba siendo sometido.
Además de la fiscal Margaretic, las partes en este proceso se completan con las intervenciones del abogado Jorge Piazza, que como Particular Damnificado representa a los familiares del menor fallecido, y los letrados Julio Vélez y Luciano Di Pietro, defensores particulares respectivos de los médicos Migliorero y Mullen.
Las partes, teniendo en cuenta lo que fueron los testimonios escuchados en el juicio y otros elementos incorporados a este proceso que se está llevando a cabo en el Tribunal 1 -que integran para el debate los jueces Martín Céspedes, Joaquín Duba y Carlos Pagliere (h)- ratificarán en sus alegatos del martes próximo aquello que ya adelantaron cuando anunciaron sus lineamientos.
En ese contexto, Fiscal y Particular Damnificado formularán respectivos pedidos para que los médicos acusados sean condenados por los delitos que les imputan. Si eso efectivamente sucede, las sanciones que reciban incluirán también que los inhabiliten por un determinado tiempo para ejercer la profesión.
En tanto, los abogados de Migliorero y Mullen solicitarán absoluciones para los dos médicos. Y el abogado Di Pietro, además, ya adelantó que -en subsidio y ante una eventual condena para su cliente- pedirá un cambio de calificación para que Mullen sea considerado autor de un “homicidio culposo” y no de uno doloso.
Después de lo que será la jornada del martes próximo de este juicio en la sala ubicada en el primer piso del edificio de Tribunales, sólo quedará conocer el veredicto para ambos médicos acusados de esta presunta mala praxis.
Probablemente ese fallo, que llevará las firmas de los jueces que están interviniendo en el debate, se anuncie sobre el final de la semana entrante o en la posterior a la de la audiencia que se llevará a cabo el martes que viene.

15/12/16

Secretaría de Asuntos Docentes de General Alvear informa CRONOGRAMA DE DESIGNACIONES DE ESCUELAS ABIERTAS EN VERANO:



COMUNICADO N° 162
Secretaría de Asuntos Docentes de General Alvear informa CRONOGRAMA DE DESIGNACIONES DE ESCUELAS ABIERTAS EN VERANO:
* 19/12 a las 12 hs: COORDINADOR.
* 27/12 a las 9 hs: DIRECTORES DE SEDE.
* 27/12 a las 9 hs: DOCENTES DE SEDE.

* 28/12 a las 9 hs: DIRECTORES Y DOCENTES DE CONTEXTOS DE ENCIERRO.

Andrea Anido
SAD
JUICIO A TRAUMATÓLOGO SERGIO MIGLIORERO Y AL MEDICO ARIEL MULLEN. 
Lo dijo ayer el traumatólogo Sergio Migliorero, que está acusado junto al médico Ariel Mullen del deceso de un adolescente en el Sanatorio Azul al que ambos estaban operando.
Uno de los médicos acusados por la muerte de Leo Villarruel declaró ayer en el debate.

NICOLÁS MURCIA
<
>
Uno de los médicos acusados por la muerte de Leo Villarruel declaró ayer en el debate. NICOLÁS MURCIA
Por primera vez desde que fuera procesado, ayer habló uno de los dos médicos implicados en una presunta mala praxis ocurrida en el Sanatorio Azul en marzo de 2014, situación que derivó en la muerte de un adolescente mientras estaban terminando de operarlo de una lesión ósea en una de sus piernas.
Después de escuchadas las versiones sobre el caso de cinco testigos ofrecidos por las partes en la segunda de las audiencias de este juicio que se está llevando a cabo en el Tribunal Oral en lo Criminal número 1 (ver nota en página 7), el Dr. Sergio Migliorero dejó en evidencia durante lo que fue su testimonio que el médico que como anestesiólogo -y que también está imputado- participó junto con él en la operación del menor que falleció no estuvo todo el tiempo en el quirófano.
El médico platense que está radicado desde hace tiempo en Azul y tiene 58 años figura como acusado de un homicidio culposo por lo sucedido aquella mañana del 19 de marzo de 2014 en el quirófano número 2 del Sanatorio Azul.
En ese lugar operó y le colocó una prótesis en el fémur de la pierna izquierda a Leonardo Villarruel, el chico que tenía 17 años e imprevistamente se descompensó y murió casi al mismo tiempo que esa intervención finalizaba.
A una de las preguntas que le formularon, el traumatólogo reconoció que un médico anestesiólogo no debe entrar y salir del quirófano mientras una operación se realiza. Y en ese contexto, agregó que si esa situación ocurre es el mismo anestesiólogo el que, si se va por algún motivo en especial, “debería dejar alguien a cargo”.
“Pero en este caso no fue así”, reconoció al referirse específicamente a lo que ocurrió durante la operación al adolescente oriundo de General Alvear que él mismo realizara en horas de la mañana del ya referido 19 de marzo del año 2014.
Si se comparan los cargos que a escala penal se les atribuyen a los dos médicos procesados, son más graves los ilícitos que se le imputan a quien hizo de anestesiólogo en aquella operación: el Dr. Ariel Oscar Mullen.
También oriundo de La Plata y radicado en Azul, Mullen tiene 61 años y -a diferencia de la situación procesal de Migliorero- en su caso está acusado de un homicidio simple con dolo eventual en concurso real con falsificación de instrumento privado.
Ese otro ilícito por el que está siendo juzgado se relaciona a que en la investigación que llevó adelante la fiscal Laura Margaretic por lo sucedido no consta que efectivamente Mullen contara con el título habilitante para ejercer como anestesiólogo, situación que fue abordada ayer a través de las versiones de algunos de los testigos traídos al juicio.
Pero, a diferencia de Migliorero, Mullen prefirió no declarar ayer en ese debate donde también esta siendo juzgado. Un proceso donde la versión que dio el traumatólogo -defendido por el abogado Julio Vélez- sobre lo ocurrido con la muerte de Leo Villarruel pareció dejarlo en una situación altamente comprometida al presunto anestesiólogo.
Lo que dijo Migliorero
La declaración del traumatólogo se inició con lo que fue el primer contacto que mantuvo con los familiares del adolescente, una vez que el 9 de marzo de 2014 Leonardo Paul Villarruel resultó lesionado en un accidente de tránsito ocurrido en General Alvear cuando conducía una moto.
Ese mismo día el adolescente fue trasladado a esta ciudad y quedó internado en el Sanatorio Azul, a la espera de la prótesis que se utilizó para hacerle -diez días más tarde- esa cirugía tendiente a reparar el fémur fracturado de su pierna izquierda.
Durante todo ese tiempo, Migliorero contó que mantuvo una relación “más que amistosa” con Julián Villarruel, el papá del menor accidentado.
“En ningún momento supuse que podía llegar a la muerte”, afirmó sobre el trágico desenlace para el adolescente que tuvo esa operación que realizó junto con el Dr. Mullen.
Lo más sustancial de lo que fue esa declaración que el traumatólogo brindó ayer estuvo centrada, obviamente, en lo que sucedió aquella mañana del 19 de marzo de 2014, cuando el chico que tenía 17 años fue ingresado a quirófano y, con la operación a punto de finalizar, sufrió una descompensación que se tradujo en su deceso.
En el quirófano número 2 del Sanatorio Azul Migliorero se ubicó ayer en esa escena como el médico encargado de operar a Leo Villarruel, intervención en la que contó, en carácter de ayudantes, con las participaciones de los también traumatólogos Oscar Fucci e Ignacio Baldini.
Este último médico, recordó Migliorero, se tuvo que ir en medio de la operación, ya que desde la Policía habían venido a buscarlo, después de que un hombre fue encontrado ese mismo día muerto en un establecimiento rural ubicado en el Partido de Azul.
También, recordó en su relato de ayer Migliorero, de la operación a Leo Villarruel formaron parte la enfermera Mariana Córdoba, quien -al igual que lo hicieron los médicos Fucci y Baldini- había declarado en el juicio el pasado martes, y la instrumentista Patricia Sánchez.
La declaración del traumatólogo acusado de este homicidio culposo pareció ingresar en terrenos no tan claros y específicos cuando se lo consultó sobre la presencia de Mullen en el quirófano.
Las diferentes versiones escuchadas hasta el momento dejan en evidencia que el médico que participó como anestesiólogo en la operación no estuvo presente en el quirófano durante todo el tiempo que duró la operación.
Pero Migliorero dijo no recordar con certeza en qué momento Mullen salió y después regresó, una vez que Leo Villarruel se descompensó e instantes más tarde falleció, a pesar de las tareas de reanimación que le hicieron. No sólo los médicos implicados en su operación, sino otros más que ante la emergencia acudieron al quirófano donde toda esta situación se había producido.
El traumatólogo acusado dijo recordar, a otras preguntas que le realizaron, que el monitor estaba encendido una vez que ingresó al quirófano y a su paciente lo anestesiaron. Pero luego señaló, por su rol en lo que fue esa intervención, que no podía afirmar si el aparato estaba conectado al adolescente.
Tanto la Fiscal del caso como el abogado Jorge Piazza, Particular Damnificado en este juicio, sostienen que una de las irregularidades cometidas durante esta presunta mala praxis estuvo vinculada a que Leo Villarruel no fue monitoreado durante la operación.
Tampoco fue muy preciso Migliorero a esa pregunta que le hicieron tanto la representante del Ministerio Público como los jueces sobre quién fue el que dio la orden para que comenzara con la operación.
Por protocolo, esa orden la debe dar el anestesiólogo, el mismo que en ningún momento de la intervención debería abandonar el quirófano después de que ya llevó a cabo su tarea y dejó al paciente listo para comenzar con la intervención quirúrgica por parte del especialista que la hace.
Ya cuando la operación estaba finalizando se produjo la descompensación del chico. En ese instante, según expresó Migliorero, la enfermera del quirófano fue quien “sale apurada y llama al Dr. Mullen”.
Esa parte del relato del traumatólogo dejó en evidencia que el médico que hizo de anestesiólogo en la operación no estaba en el quirófano.
Al regresar Mullen, el traumatólogo sostuvo que fue el anestesiólogo el encargado de entubar al chico, en medio de ese crítico panorama surgido a causa de la descompensación que sufrió.
Según Migliorero, el adolescente fue entubado al mismo tiempo que el Dr. Fucci y él le cerraban la herida de la operación en la pierna.
Ya en ese entonces el panorama en el interior del quirófano número 2 del Sanatorio Azul era sumamente crítico. Y a las tareas de reanimación que protagonizó Migliorero para con su paciente, se sumaron otros médicos. Entre ellos, el traumatólogo Eduardo Burgos y el anestesiólogo Diego Vaustat.
“Burgos -recordó uno de los imputados que tiene este juicio- le pegó (al adolescente) un golpe muy fuerte en el pecho y empezó a masajearlo”.
Y también, según dijo, él le hizo durante bastante tiempo masajes a su paciente con el fin de poder reanimarlo, algo que nunca la totalidad de los médicos que estaban en el quirófano pudieron lograr.
“En ese momento sí me acuerdo que los monitores estaban puestos, pero no puedo saber cuándo los pusieron”, sostuvo el especialista en traumatología durante el testimonio brindado ayer en este debate.
Lo crítica de la situación hizo que Migliorero saliera del quirófano para hablar con los familiares de Leo Villarruel.
“Villarruel -dijo por el papá del adolescente- me describió muy bien cómo salí. Arrastraba las patas… Y era cierto”.
Al regresar al quirófano ya la situación se volvió irreversible, más allá de que -como contó el médico- las tareas de reanimación del adolescente demandaron más tiempo que el que se tardó en operarlo.
Después, una vez que salió nuevamente para informarles a los familiares de Leo Villarruel que el chico había fallecido, Migliorero contó que “trataba de calmarlos como podía”.
En ese contexto fue que al papá del adolescente le dijo que su hijo podría haber fallecido en el accidente de tránsito que protagonizó en General Alvear, pero que “Dios lo había dejado diez días más con ellos”.
Posteriormente, Migliorero recordó que Mullen también se entrevistó con los familiares del adolescente alvearense, ocasión en la cual el presunto anestesiólogo les dijo que el chico había sufrido “una embolia de pulmón y que se murió porque estaba gordo”.
“A mí me afectó bastante la situación”, afirmó en otro tramo de su relato el traumatólogo, al tiempo que recordó que trató de consolar a los familiares del chico fallecido y que también hizo ingresar al quirófano a Julián Villarruel para “despedirse” de su hijo.
Para ese entonces, Migliorero contó que se le subió la presión, por lo que otro médico lo internó a causa de esa descompensación que presentaba.
Al papá de Leo señaló que le dijo que no podía explicarle lo que había sucedido. También, que iniciara “una acción legal, una demanda. Aunque me perjudique, quiero saber qué pasó”, relató que le pidió.
Más complicada pareció volverse la declaración para el traumatólogo desde el momento en que el juez Carlos Pagliere (h) -que integra para este juicio el Tribunal 1 junto a los Drs. Martín Céspedes y Joaquín Duba- comenzó a interrogarlo sobre la presencia o no en el quirófano durante toda la operación del anestesiólogo Mullen.
El médico sostuvo que “no es normal” que un anestesiólogo salga y regrese al quirófano mientras la operación se lleva a cabo. “Cuando me pasaba, lo llamaba y venía”, dijo en alusión a Mullen, el mismo que -según contó Migliorero ayer- meses antes se había encargado de participar en la operación a la que, también en el Sanatorio, había sido sometida su mujer.
“Le tenía confianza a Mullen. Hasta ese momento le tenía confianza”, sostuvo el coimputado que tiene este juicio.
“Debería haberlo visto. Pero no puedo decir si estaba o no porque no lo recuerdo”, afirmó sobre la presencia de Mullen en el quirófano ante una de las preguntas del juez Pagliere (h).
A ese magistrado le llamó muy especialmente la atención que Migliorero, en varios tramos de su testimonio, sostuviera que había que “llamar al anestesista”, lo que dejó en evidencia que el médico Mullen no sólo se ausentó durante la operación que derivó en la muerte del adolescente, sino que esa situación pareció repetirse en intervenciones anteriores realizadas en el Sanatorio Azul a otros pacientes.
El dato
Finalizada ayer la recepción de la prueba testimonial, el juicio se reanudará el martes próximo. A partir de la hora 9.30 de ese día, las partes formularán sus respectivos alegatos.
LA INSTRUMENTISTA QUE DECLARÓ A PUERTAS CERRADAS Y LOS OTROS TESTIGOS 
El médico anestesiólogo Walter Villar Báez. Actual director del Hospital Municipal de General Alvear, en la imagen aparece brindando ayer su testimonio ante los jueces del Tribunal 1 que están interviniendo en el juicio a los médicos Migliorero y Mullen.
NICOLÁS MURCIA
La segunda jornada del juicio por la muerte del chico Leo Villarruel en el marco de una presunta mala praxis ocurrida en el Sanatorio Azul en marzo de 2014 se tradujo en que finalizara lo que se conoce como la recepción de la prueba testimonial. En otras palabras, ayer las partes que están interviniendo en este debate que se lleva a cabo en el Tribunal 1 local terminaron de escuchar a los testigos que habían convocado al proceso.
Todo eso ocurrió después de que la fiscal Laura Margaretic, el Particular Damnificado Jorge Piazza y los abogados de los médicos imputados, los Drs. Julio Vélez y Luciano Di Pietro, decidieran prescindir de varios de los testigos que en principio habían propuesto traer al juicio.
De esa manera, la segunda de las jornadas quedó acotada a la presencia en la sala ubicada en el primer piso del Palacio de Justicia local de sólo cinco testigos, antes de lo que fue la declaración de Sergio Migliorero, uno de los médicos imputados.
Una de las declaraciones más extensas, en medio de una sala que volvió a estar completamente colmada de público -en su mayoría por familiares y amigos del adolescente de General Alvear que falleció durante esa operación a la que lo sometieron en el Sanatorio Azul el 19 de marzo de 2014-, fue la de la mujer que participó como instrumentista en aquella intervención llevada a cabo en la clínica privada ubicada en Avenida Mitre y Lavalle.
Llamada Patricia Sánchez, habían sido los abogados defensores de los médicos Migliorero y Mullen quienes insistieron para mantenerla como testigo en el debate, después de que -por problemas de salud que padece- la fiscal Margaretic pidió, sin que el Tribunal lo aprobara, que sus dichos fueran incorporados por lectura al proceso, teniendo en cuenta una primera declaración que la instrumentista hiciera durante la instrucción de esta causa penal.
Pero los dichos de Sánchez no pudieron ayer ser escuchados por el público asistente al debate ni tampoco por los representantes de los diferentes medios de comunicación que están cubriendo este juicio oral.
Eso se debió a un pedido formulado para que su versión de lo sucedido aquel 19 de marzo de 2014 en esa operación donde participó como instrumentista y se tradujo en la muerte de Leo Villarruel fuera a puertas cerradas, algo a lo que los jueces del Tribunal dieron lugar.
Eso implicó también que los dos médicos imputados, si bien pudieron escuchar los dichos de la mujer, no estuvieran tampoco en la sala de debates, por lo que fueron trasladados a un sector contiguo desde donde oyeron lo que la instrumentista les contaba a los jueces y a las partes sobre las circunstancias que derivaron en la muerte del adolescente alvearense de 17 años.
Después de su relato, los integrantes del Tribunal 1 ordenaron que el público y los medios ingresaran a la sala, para presenciar lo que decían los demás testigos y uno de los médicos acusados, en lo que ayer fue la segunda de las audiencias de este juicio.
El actual director del Hospital Municipal de General Alvear, un médico especialista en anestesiología llamado Walter Villar Báez; la contadora Livia Valicenti -que integra el Directorio del Sanatorio Azul- y dos peritos de parte traídos al proceso por la Defensa Particular del médico Migliorero, el traumatólogo Jorge Antonio Santander y el anestesiólogo José María Pastor, fueron los demás testigos que ayer declararon en este juicio.
Los peritos ofrecidos por el abogado del traumatólogo imputado, al igual que el actual director del centro asistencial municipal alvearense, fueron consultados por las partes por aspectos que hacen al protocolo de una operación. Y en ese contexto, por los roles que les caben en una intervención al médico que la lleva a cabo y al que participa en carácter de anestesista.
A modo de puntos en común que tuvieron esos tres testimonios, surgió que en ningún momento el anestesiólogo debe abandonar el quirófano. También, que éste es quien da el aviso para que el especialista que lleva a cabo la operación comience con la misma, después de cumplidos todos los requisitos que surgen como obligatorios y que, en comparación con lo que específicamente pasó con Leo Villarruel, en ese caso al parecer no se cumplieron.
“Si está el paciente, tiene que estar el anestesiólogo”, dijo al respecto el actual titular del Hospital Municipal de General Alvear durante su declaración.
En tanto, la contadora Valicenti fue consultada también por aspectos relacionados con otro de los delitos por los que el Dr. Mullen está acusado, aquel relacionado con si contaba o no con el título habilitante para ejercer como anestesiólogo.
A la actual titular del Directorio del Sanatorio Azul se le preguntó -además- sobre los requisitos que reúne esa clínica privada para funcionar. Por ejemplo, por habilitaciones y otros aspectos similares, permisos que, afirmó Valicenti, les son otorgados desde el Ministerio de Salud de la Provincia, que considera a ese centro asistencial “Categoría 4”, la máxima calificación que otorga esa cartera del Estado bonaerense a los establecimientos privados de salud teniendo en cuenta su nivel de complejidad.
Según Valicenti, que Mullen no estuviera registrado en la Federación Argentina de Asociaciones de Anestesia, Analgesia y Reanimación -la entidad que regula la actividad de los médicos que desarrollan esta especialidad- no era algo que le impidiera ejercer como anestesista.
UN PEDIDO DE JUSTICIA PARA CUATRO JÓVENES QUE MURIERON EN UN ACCIDENTE EN LA RUTA 3
NICOLÁS MURCIA
Entre el público que asistió ayer al juicio, hubo quienes exhibieron carteles pidiendo justicia por un accidente de tránsito que en la Ruta Nacional número 3 había ocurrido el 31 de enero del año pasado. En horas de la noche de ese día, en jurisdicción del Partido de Las Flores, a la altura del kilómetro 201 se había producido un choque entre dos vehículos. La colisión derivó en el deceso de cuatro jóvenes que circulaban en uno de los rodados implicados en ese accidente: un automóvil Ford Fiesta. Las víctimas de este choque eran cuatro jóvenes domiciliados en diferentes localidades del Gran Buenos Aires. La Policía los había identificado como Leandro Pampena, de 25 años; Sharon Morgado, de la misma edad, Candelaria Olivera y Lucas Silvera, jóvenes estos dos últimos que tenían 23 años. El otro vehículo implicado en ese choque fue una camioneta Chevrolet Blazer. Esa noche, la conducía el médico Ariel Mullen, el mismo que ahora figura como uno de los imputados en el juicio por la muerte del adolescente alvearense Leo Villarruel a causa de esa presunta mala praxis ocurrida el 19 de marzo de 2014 en el Sanatorio Azul.
DECLARO LA MAMÁ DE LEONARDO VILLARRUEL GRACIELA CARDOZO
.
Un presunto caso de mala praxis, que en marzo de 2014 tuvo como víctima a un menor de 17 años en el centro asistencial privado que está en Mitre y Lavalle, es materia de este debate. El traumatólogo y un aparente anestesista que intervinieron en la operación del chico, al que debían colocarle una prótesis por la fractura del fémur de su pierna izquierda, son los acusados.

Graciela Cardoso, la mamá de Leo Villarruel, el adolescente fallecido en el Sanatorio Azul. Su testimonio fue uno de los escuchados ayer en este juicio por una presunta mala praxis. FOTOS: NICOLÁS MURCIA

La muerte en marzo de 2014 de un adolescente que tenía 17 años, se llamaba Leonardo Paul Villarruel y estaba internado en el Sanatorio Azul es desde ayer materia de un juicio oral en un Tribunal local, debate donde dos médicos figuran como acusados de lo que habría sido una mala praxis.
Dos platenses con actuales domicilios en esta ciudad son los imputados. Uno de ellos es un médico especialista en traumatología llamado Sergio Oscar Migliorero, de 58 años.
Se lo acusa del homicidio culposo del menor, paciente fallecido en uno de los quirófanos de la clínica privada situada en Avenida Mitre y Lavalle de este medio.
El deceso ocurrió cuando al adolescente lo estaban operando de una lesión ósea en una de sus piernas, sufrida en un accidente de tránsito que días antes protagonizara en General Alvear, la ciudad donde residía junto con su familia.
El otro imputado es el médico que se desempeñó como anestesista cuando se produjo el deceso de la víctima de este hecho. Se trata de un hombre que tiene 61 años y que se llama Ariel Roberto Mullen.
Este último es quien afronta los cargos más graves en el marco de lo que está siendo este debate. Además de un homicidio simple con dolo eventual, Mullen está acusado del delito de falsificación de instrumento privado, ya que en la Investigación Penal Preparatoria que llevó adelante la fiscal Laura Margaretic no fueron hallados elementos que sirvieran para demostrar con la certeza necesaria que el médico es especialista en anestesiología.
La misma funcionaria judicial es quien está representando al Ministerio Público Fiscal en este debate iniciado ayer en el Tribunal Oral en lo Criminal número 1.
El juez Martín Céspedes está presidiendo el tribunal para este juicio, que también integran los Drs. Joaquín Duba y Carlos Pagliere (h), este último perteneciente al TOC 2.
El abogado olavarriense Jorge Piazza está desempeñándose como Particular Damnificado en el proceso iniciado ayer. En su caso, lo hace en representación de los familiares del menor fallecido.
Al mismo tiempo, son dos defensores particulares los que patrocinan a los médicos acusados: el abogado Julio Vélez al traumatólogo y su colega Luciano Di Pietro al presunto anestesiólogo.
“Una muerte evitable”
Los lineamientos de las partes, fundamentalmente el de la fiscal Margaretic, sirvieron para conocer ayer en el debate más detalles de este presunto caso de mala praxis ocurrido en el Sanatorio Azul el 19 de marzo del año 2014.
Aquel día Leonardo Villarruel falleció instantes después a que había finalizado esa intervención quirúrgica en la que le fue colocada una prótesis, después de que en el accidente de tránsito que días antes había protagonizado en General Alvear sufriera la fractura del fémur de su pierna izquierda.
Contando con la adhesión a los dichos de la titular de la UFI 2 que hizo el abogado de la familia Villarruel, la Fiscal ubicó a lo sucedido en el quirófano número 2 de la clínica privada azuleña.
En ese contexto, responsabilizó a los médicos Migliorero y Mullen por lo que la funcionaria judicial consideró era “una muerte evitable”.
Migliorero fue quien operó al adolescente, en tanto que Mullen se desempeñó aquella mañana en el quirófano como anestesista.
La Fiscal titular de la UFI 2 apunta a demostrar en este juicio que la muerte del adolescente fue el saldo de una serie de irregularidades que tuvieron, según lo que ella misma investigó, a ambos médicos con responsabilidades distintas pero que los convierten, a su entender, en los autores de los ilícitos ya referidos.
Habló también en su lineamiento de que los dos “incumplieron” los deberes que tenían a su cargo durante lo que fue esa operación.
En el caso de Mullen, afirmó que no lo controló de manera permanente a través del monitoreo, teniendo en cuenta además -según diferentes versiones de testigos escuchadas ayer en esta primera jornada del juicio- que durante el transcurso de la operación abandonó el quirófano.
También mencionó, a través de esa investigación penal que llevó adelante, la dudosa condición de especialista en anestesiología de uno de los encausados, algo que ya está siendo materia de discusión en este debate.
El primero en ser procesado en esa investigación fue el médico que se desempeñó como anestesiólogo durante la operación del menor. Y después surgió también como otro imputado Migliorero, teniendo en cuenta que fue  quien llevó a cabo la operación, aunque para la fiscal Margaretic, si bien considera que ambos tuvieron responsabilidades en lo sucedido, no les endilga a los dos el mismo grado de incidencia en la muerte del menor, ya que el delito más grave se lo imputa a Mullen.
En ese sentido, cabe recordar que durante la instrucción de esta causa penal la titular de la UFI 2 había pedido, además de ese cambio de calificación para el hecho que le atribuía a Mullen, su detención.
Pero la aplicación de esa medida cautelar no prosperó, ya que un juez de Garantías –el Dr. Federico Barberena- rechazó el pedido para que el presunto anestesista fuera detenido, por lo que, al igual que Migliorero, ambos llegaron en libertad a este debate.
Los enfoques de las defensas de los médicos fueron, obviamente, diferentes al de la representante del Ministerio Público Fiscal.
Para el abogado Julio Vélez, según afirmó en su lineamiento, no está acreditado el ilícito que se le atribuye a su defendido, por lo que adelantó que solicitaría su absolución cuando el debate ingrese en la etapa de los alegatos, por entender que Migliorero no tuvo responsabilidad alguna en el deceso del menor, ocurrido instantes después a que su defendido había terminado de operarlo de esa lesión ósea en una de sus piernas.
En el caso del abogado Di Pietro, aspira también a que el médico Mullen sea absuelto. Desde su punto de vista, no concurren en el caso todos los requisitos necesarios para acreditar una figura penal como la de un “homicidio simple con dolo eventual” como el que se le está imputando a Mullen.
En subsidio, además, adelantó que aspira -en caso de que el médico sea condenado por el Tribunal- a que lo sea como autor penalmente responsable de un “homicidio culposo”, la misma figura penal que le atribuyen al otro profesional de la salud procesado por esta presunta mala praxis.
“Me lo mataron”
La primera de las audiencias vinculadas con este juicio arrancó ayer minutos después de las nueve y se extendió hasta cuando el reloj marcaba que era cerca de la hora 16.
La sala de debates que está ubicada en el primer piso del Palacio de Justicia local estuvo prácticamente colmada de público, en el marco de un proceso donde el presidente del TOC 1 -el juez Céspedes- informó que, a modo de registro de lo que está siendo este juicio oral, el debate quedará completamente filmado.
La recepción de la prueba testimonial se inició con los dichos con relación a lo sucedido que brindó el papá del adolescente fallecido en este presunto caso de mala praxis: un policía llamado Julián Darío Villarruel.
Mientras que entre los asistentes había ayer varios familiares y conocidos de su hijo, los cuales tenían colgados pequeños carteles con la foto de Leo y un pedido de “Justicia”, Villarruel padre describió la manera en que aquello que parecía una sencilla intervención quirúrgica terminó en el Sanatorio Azul, ese ya mencionado 19 de marzo de 2014, de la peor manera para su hijo de 17 años. Es decir, con su muerte.
El hombre, desde que el hecho ocurrió, encabezó diferentes movilizaciones en reclamo de justicia por lo sucedido, las cuales en varias de esas oportunidades tuvieron como escenario esta ciudad. Concretamente, la plaza principal, el Sanatorio Azul y también el mismo edificio de Tribunales donde ahora se está llevando a cabo este juicio.
Por momentos quebrado por el dolor de una muerte que -según lo sostuvo la fiscal Margaretic- era “evitable”, Villarruel padre dejó a lo largo de su testimonio diferentes declaraciones que sirvieron para conocer más de cerca todo lo que pasó desde que su hijo -el 9 de marzo de 2014- se accidentó en General Alvear y ese mismo día lo derivaron al Sanatorio Azul hasta que, diez días después, lo operaron de esa lesión ósea en su pierna izquierda que se tradujo en su deceso.
El hombre recordó que su hijo, más allá de esa fractura que presentaba, ingresó en perfecto estado al centro asistencial privado local y que de esa manera aguardó la llegada de una prótesis.
La misma se consiguió a través de una obra social, la cual recién pudieron colocarle en su pierna izquierda ese 19 de marzo de 2014 en que lo sometieron a una cirugía a causa de ese fémur que se había quebrado en el accidente.
Tras varios días de espera, el adolescente permaneció internado en el Sanatorio Azul y, según su papá, durante todos esos días mantuvo diálogos con el traumatólogo que después intervino en la operación y ahora figura como uno de los imputados por el deceso del chico.
“Migliorero en todo momento me decía que era una pavada, que me quedara tranquilo”, contó ayer Villarruel padre sobre esos diálogos que en el Sanatorio Azul él mantenía con el médico para referirse a lo que iba a ser la operación de su hijo.
“Lo único que siempre me decía era que esta era una operación sencilla”, agregó el padre de Leo durante lo que fue su declaración.
Pero todo se complicó de repente, cuando aquella mañana del 19 de marzo de 2014 se realizó la operación.
“Yo les ví las caras de preocupados”, mencionó Villarruel padre al recordar la manera en que Migliorero y otros médicos iban saliendo del quirófano tras la operación en la que su hijo murió.
Tanto él como los demás integrantes de su familia fueron convirtiéndose aquella mañana en testigos de lo que pasaba en el interior de ese quirófano del Sanatorio Azul identificado con el número 2.
“Están peleando por la vida de Leíto, se descompensó”, contó que Migliorero le dijo ni bien salió del quirófano, en un estado bastante alterado por lo que estaba pasando.
Pero Villarruel, según mencionó, intuyó que algo no andaba bien. Y a modo de respuesta, le dijo al traumatólogo en ese instante: “Me lo mataron”.
“Para mí ya estaba muerto. Yo estaba desesperado, pero no podía quebrarme delante de mi familia”, contó sobre lo que fue ese momento.
Después, al ingresar al quirófano, Villarruel padre confirmó aquella mañana lo que ya presagiaba. “Ahí es donde me encontré con mi hijo muerto”, recordó ayer.
“¡Qué hicieron…! ¡Mirá el cagadón que se mandaron…!”, contó que también alcanzó a decirle al médico Migliorero.
Según el relato de Villarruel padre, el médico traumatólogo “temblaba como una hoja” mientras él le decía eso. “Pero el Sr. Mullen no”.
Este último llegó a decirle también que su hijo había fallecido porque era “obeso”, ya que eso implicaba un riesgo para la operación a la que fue sometido.
Días más tarde a ocurrido el deceso de Leo Villarruel, el médico Mullen fue apartado del staff de profesionales del Sanatorio Azul.
Para ese entonces, la fiscal Margaretic ya había allanado ese quirófano donde el chico fue operado, además de que secuestró diferente documentación considerada de interés para la investigación penal que había iniciado.
Junto con eso, ordenó que la autopsia al cadáver la realizara un médico de Benito Juárez, ajeno al ámbito local.
Precisamente el testimonio de ese médico se convirtió ayer en otro de los de importancia, teniendo en cuenta el tiempo que estuvo brindando sus conclusiones, tanto sobre la autopsia que hizo como de una inspección que realizó al Sanatorio Azul. Específicamente, al quirófano donde el adolescente fue operado y falleció, un lugar del que en principio se mencionó que por su estructura y otras cuestiones presentaba diferentes irregularidades.
Tras la declaración de Graciela Cardoso, la mamá del adolescente fallecido, en tercer término lo hizo ayer en carácter de testigo el cardiólogo que estuvo a cargo de la autopsia, el cual se desempeña en Benito Juárez como médico de Policía.
Llamado Hernán Musciatti, uno de los tantos conceptos vertidos en su declaración de ayer en el juicio apuntó a que el cuerpo del adolescente fallecido “no tenía marcas externas de haber sido monitoreado”.
Sobre si Leonardo Villarruel fue monitoreado mientras la operación se llevaba a cabo se ha hablado mucho hasta el momento. Y esa cuestión aparece como una de las irregularidades que habrían derivado en su deceso.
Un “edema agudo de pulmón” fue -según dijo el especialista- la causa de la muerte del menor.
Al momento de ser operado, le habían dado lo que se llama una “anestesia raquídea”.
Dicha anestesia -la misma que les aplican a las embarazadas al momento de dar a luz por cesárea o para que el parto natural sea menos doloroso- le fue proporcionada por la columna, llegando de esa manera a la médula y logrando anestesiar así desde la cintura para abajo del paciente.
Según pudo comprobar el médico Musciatti, en el quirófano no había desfibrilador, aparato necesario para cuando un paciente sufre un paro cardíaco, tal lo que le sucedió al adolescente una vez que se descompensó.
Además, habló de la existencia de falencias estructurales en ese quirófano donde Villarruel fue operado y terminó muriendo.
Doctores y una enfermera
Cuatro médicos, todos especialistas en traumatología que trabajan en el Sanatorio Azul, y una enfermera que estuvo en el quirófano durante la operación de Leonardo Villarruel le pusieron ayer punto final a la primera de las audiencias por este juicio.
De esa manera, pasaron por la sala de debates los Drs. Pablo Regazzoni, Eduardo Burgos -quien, además, es socio accionista del centro asistencial donde falleció el adolescente-, Ignacio Baldini y Oscar Fucci.
Algunos de ellos, tal el caso del Dr. Fucci y Baldini, participaron en la operación.
Burgos, en tanto, apareció después en el quirófano para intervenir en las tareas de reanimación, al igual que otro médico anestesiólogo del Sanatorio Azul, llamado Diego Vaustat. Mientras tanto, Regazzoni estaba en el otro quirófano -el identificado con el número 1- cuando se produjo toda esta situación ahora convertida en materia de un juicio oral.
En general, no fue mucho lo que aportaron con sus dichos los médicos. Y para la fiscal Margaretic se convirtió en una verdadera odisea, en algunos de los casos, poder tan siquiera lograr que los profesionales le dijeran quiénes estaban en el quirófano cuando Leo Villarruel fue operado y después murió.
Los médicos fueron coincidentes en señalar que habían operado en varias ocasiones con Mullen como anestesista y que era común que el acusado se retirara por algunos instantes del quirófano, algo que también sucedió ese día en que el adolescente se descompensó y después murió.
La que aportó más datos sobre lo que pasó aquella mañana del 19 de marzo de 2014 en el quirófano número 1 del Sanatorio Azul fue Mariana Andrea Córdoba.
Ella era la enfermera de quirófano cuando la muerte del adolescente se produjo.
Teniendo en cuenta el tipo de anestesia que le habían dado al menor, recordó que mantuvo diálogo con él mientras estaba siendo operado.
Fue esa enfermera la que también se dio cuenta de que algo no estaba bien con el chico, ya que en un momento observó que había dejado de hablarle, lo que instantes después se tradujo en que fuera avisado de lo que estaba sucediendo el médico Mullen.
Lo que pasó después ya es conocido: Leonardo Paul Villarruel murió. Y ahora, por aquello que pasó aquel 19 de marzo de 2014 en el Sanatorio Azul, hay dos médicos que están siendo juzgados, con el fin de determinar qué responsabilidades -a título de reproche penal- ambos tuvieron en una operación que parecía de rutina y terminó de la peor manera para ese chico al que había que colocarle una prótesis en una de sus piernas.
El dato
El juicio continuará hoy por la mañana, a partir de las nueve, con la presencia de más testigos ofrecidos por las partes. Se espera, entre otros, la presencia en el debate de quien se desempeñó como instrumentista en la operación, una mujer llamada Patricia Sánchez. La fiscal Margaretic había pedido que su declaración se incorporara por lectura, a lo que las defensas de ambos médicos se opusieron, por lo que después el Tribunal resolvió que la mujer concurra al juicio. Además, está pendiente de resolución, ya que no ha sido hallado hasta ahora, qué sucederá con el anestesiólogo Diego Vaustat. La representante del Ministerio Público Fiscal también solicitó incorporar al debate el testimonio que al médico le tomó durante la investigación. Los abogados Julio Vélez y Luciano Di Pietro deberán decidir hoy si avalan ese pedido o si lo rechazan. En caso de que esto último suceda, serán los jueces del Tribunal los que tendrán la última palabra con relación a este testigo.
AGRADECEMOS AL DIARIO EL TIEMPO 
JULIAN VILLARRUEL FUE EL PRIMERO QUE COMENZÓ A DECLARAR



Leonardo Villarruel que tenía 17 años, murió después de que lo operaron para colocarle una prótesis en su pierna izquierda, a causa de que había sufrido la fractura del fémur en un accidente de tránsito en General Alvear. Desde ayer, este presunto caso de mala praxis es materia de un juicio oral en un Tribunal local. Como acusados del deceso del menor figuran el médico traumatólogo que lo operó, llamado Sergio Migliorero (el primero, desde la izquierda, en la imagen) y Ariel Mullen, que participó como anestesiólogo en esa intervención quirúrgica. Cuando declaro, Julián Villarruel Padre de leonardo, conto que en marzo de 2014 lo que sucedió con su hijo en el Sanatorio Azul. Después de       ser derribado por el medico de Guardia y el traumatólogo bustamante del hospital de General       Alvear. lo que estaba relatando villarruel el traumatólogo migliorero movía la cabeza confirmando lo que estaba escuchando, en unos de los relatos del Señor Villarruel sus palabras fueron "ME LO MATARON A MI HIJO" También declararon varios testigos mas que las pregunta que le hacia la fiscal y el abogado de Villarruel decían "no recordar"