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“Yo no quise que mis hijos tuvieran los
mismos problemas que había tenido yo”, cuenta Eleonora Guerra, de 45 años,
acerca de la decisión de cambiar ciertos aspectos en la educación de su propia
descendencia, con respecto a la de ella. “Cuando me hice señorita pensé que me
había lastimado, en cambio mi hija ya había ido al médico y cuando ella era
chica yo ya le había explicado qué pasaría, con dibujitos, como algo natural y
normal, no como algo malo”, dice.
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3/6/13
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