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El juez César
Ricardo Melazo definiría hoy, (1 de marzo de 2001), el pedido de sobreseimiento
definitivo que fue presentado por la defensa de Silvio Herrera (26), el
estudiante de ingeniería que, al ser confundido con otra persona, fue
injustamente acusado de una violación y de un asalto a otra mujer.
Herrera, que actualmente vive en su casa de la localidad bonaerense de General Alvear, estuvo preso durante ocho meses por el sólo hecho de ser físicamente muy parecido al supuesto violador. Tras conocerse el resultado de los cotejos de ADN, que determinaron que Herrera no fue quien cometió esos ataques, los abogados defensores del joven -tal como este diario lo informó ayer- presentaron un pedido de sobreseimiento definitivo. Esta resolución sería redactada hoy por el juez Melazo, con lo que terminaría la pesadilla del estudiante, que comenzó en junio de 1999 cuando fue violada una joven en un departamento de 2 y 54. El drama de Herrera comenzó el 9 de junio de 1999 cuando un oficial de policía tocó el timbre en la casa de la novia del joven. El estudiante abrió la puerta y de inmediato le leyeron sus derechos y le comunicaron que estaba detenido por la violación de una mujer en el edificio de 2 y 54. Herrera hizo un gesto de asombro, miró a su novia, la tranquilizó y le dijo que seguramente se trataba de una confusión. Herrera fue llevado a la DDI La Plata, donde quedó a disposición de la fiscalía número 1 de La Plata, a cargo de la causa. El detenido, al ser indagado, se declaró inocente, explicó cada una de las actividades que realizó el día del hecho, ofreció una serie de testigos para avalar su coartada y quedó libre por falta de mérito. Días después, la abogada Patricia Hortel lo reconoció en rueda de personas como el mismo hombre que la había atacado para robarle en su departamento, de calle 29, entre 43 y 44. Con esa evidencia, sumada a las coincidencias en el accionar delictivo de este caso y el de 2 y 54, la fiscalía solicitó otra vez la detención de Herrera. El joven fue arrestado, le dictaron la prisión preventiva y luego la Cámara Penal la confirmó. En octubre de 1999, Alberto Fabián Salas fue detenido en el barrio Norte platense, presuntamente luego de que intentara violar a una joven. Los policías que intervinieron en la detención del presunto asaltante y violador no disimularon su asombro cuando recordaron el rostro del estudiante acusado de abusos sexuales y el de la persona que tenían frente a ellos. Salas presumiblemente intentó asaltar y violar a una estudiante en su departamento, en 8 entre 39 y 40. Los policías pudieron atrapar al hombre gracias a que, en un descuido de su atacante, la joven saltó desde una ventana del segundo piso de un edificio de departamentos y pudo dar aviso a un patrullero que transitaba por el lugar. Posteriormente, cuando Salas fue trasladado a la comisaría y se inició una investigación se pudo determinar que se trataba de la misma persona que podría haber cometido otras violaciones en nuestra ciudad. Más tarde, en un reconocimiento en rueda, dos mujeres señalaron a Salas como la persona que las había asaltado y violado. Debido a estas pruebas, el juez de garantías Guillermo Atencio ordenó el traslado de Salas a la Unidad Penal nº 1 de Olmos. Aparentemente, Salas utilizaba siempre el mismo método. Su forma de actuar era violenta. Ingresaba por la fuerza en las casas de sus víctimas, las amenazaba, amordazaba y, luego de robarles, las sometía sexualmente. Es por ello que algunos no dudan en señalar esos puntos de coincidencias con los dos casos que tuvieron como damnificadas a la hija del camarista platense -que fue brutalmente golpeada en un robo, aunque logró escapar antes de ser abusada sexualmente- y la joven de 2 y 54, quien sí fue violada. En febrero del año pasado, el juez de garantías de La Plata, César Melazo, le otorgó a Herrera el beneficio del arresto domiciliario, al tomar en cuenta algunos indicios surgidos en la causa, que implicaban en el hecho a Salas, como por ejemplo que las dos víctimas reconocieron a éste último en rueda de personas. Finalmente se hizo un cotejo de ADN. Y se determinó que la violación a la joven de 2 y 54 -por cuyo caso acusaban a Herrera- habría sido cometido por Salas.
Silvio Herrera, el estudiante que estuvo injustamente
preso 251 días acusado de violación, criticó duramente a las personas que lo
encarcelaron. "Tendrían que haber intentado conocerme mejor", explicó
Silvio Herrera
(28), el joven que estudiaba Ingeniería en nuestra ciudad y fue detenido
injustamente por la violación de una chica y el ataque a la hija de un
reconocido camarista penal, criticó duramente a las personas que lo encarcelaron
y explicó que luego de permanecer detenido y "aterrorizado" en las 11 comisarías
por las que pasó, durante los 251 días de encarcelamiento, llegó a la conclusión
de que "sólo existe la justicia de Dios" y que "los hombres la aplican muy
mal".
Herrera, acompañado de sus padres, Luis (59) y Susana (55), y sus abogados defensores, Carlos Irisarri, Juan Losinno, Flavio Gliemmo y César Ferrara, relató ante su comunidad la pesadilla que le tocó vivir "por la mala aplicación de las leyes". Al finalizar la conferencia de prensa que se desarrolló anteayer en la parroquia de la localidad bonaerense de General Alvear, ante una nutrida concurrencia, el joven que está a punto de ser sobreseído al determinarse, a través de estudios de ADN que es inocente, le contó a este diario que "las personas que me acusaron tendrían que haber intentado conocerme mejor, antes de enviarme a la cárcel". "Pusieron en juego mi honor. Todavía tengo vergüenza y me cuesta mucho hablar con las personas que me conocen y me cruzo por la calle cuando voy de mi casa al trabajo, lo único que puedo hacer ahora porque debo cumplir con las medidas que dispuso el juez para mi arresto domiciliario", sostuvo el joven. Herrera, con mucha angustia, recordó que "debido al desgaste que generó mi detención y todo este proceso tuve que terminar la relación de siete años con mi novia". "Para volver a pensar en una pareja estable primero voy a esperar a que la Justicia defina mi situación, porque todavía debo cumplir con algunas reglas que me impusieron y cumplo estrictamente. Como no salir de noche. Ahora me cuesta mucho pararme a hablar con alguna amiga, me siento mal porque pienso que podrían tener alguna duda sobre mí, por las acusaciones que la Justicia me hizo injustamente", precisó. Con respecto a la carrera de Ingeniería que tuvo que abandonar cuando cursaba tercer año, Herrera dijo que "creo que la voy a terminar, pero en algún otro lado, ya que es muy probable que no vuelva más a La Plata". También señaló que "no me sorprendió la reacción de la gente de mi pueblo porque aquí hay otros valores. Se juzga a la gente por lo que es, no por la plata que tiene ni las actividades que desarrolla. Les voy a agradecer toda la vida lo que hicieron por mí". Al finalizar la entrevista, el joven se abrazó con sus padres, quienes muy emocionados relataron que "estamos tratando de salir de todo esto. Es muy difícil. Nunca dudamos de su inocencia porque nosotros lo criamos y sabemos bien cómo es". Anteayer no fue un día más para los habitantes de General Alvear. El caso Herrera, el estudiante que estuvo 8 meses preso al ser acusado de robo y violación por un error, convulsionó a los vecinos de esa pequeña localidad, que vive de la agricultura, la ganadería, una empresa textil y de las fuentes de trabajo que generó la inauguración de la cárcel de máxima seguridad, que dio trabajo a unas 500 personas y generó un movimiento económico mensual de 500.000 pesos. En cualquier rincón de Alvear se hablaba del final de la pesadilla que tuvo como víctima a Silvio, hijo de un matrimonio de almaceneros muy querido en la ciudad, que dedicó su vida al cuidado de su hijo, que con los años, se convirtió en el ejemplo para muchos estudiantes. En tal sentido, la madre de Silvio recordó que "mi hijo fue el mejor promedio de la primaria y secundaria. Todos en general Alvear saben cómo se esforzó y nos esforzamos para que pueda ir a estudiar a La Plata. Por suerte parece que esta terrible historia está por finalizar".
Ayer no fue un
día más para los 7.000 habitantes de General Alvear. El caso de Silvio Herrera,
el estudiante que estuvo 8 meses preso al ser acusado de robo y violación por un
error, convulsionó a los vecinos de esa pequeña localidad bonaerense.
En cualquier rincón de Alvear se hablaba ayer del final de la pesadilla que tuvo como víctima a Silvio, hijo de un matrimonio muy querido en la ciudad. Un chico que, con los años, se convirtió en el ejemplo para muchos estudiantes, pues Herrera fue abanderado en la primaria y en la secundaria. Por la tarde, y cuando la mayoría de los medios de comunicación con sus móviles, cámaras, periodistas y productores ya le habían cambiado el aspecto tranquilo a Alvear, los vecinos decidieron organizar una conferencia de prensa. La reunión se hizo en la Iglesia del pueblo. Allí estuvieron el secretario de la Intendencia, el párroco local, comerciantes y hasta la directora de la escuela en la que Silvio Herrera había sido abanderado. Los vecinos, en ese encuentro, se encargaron de remarcar que ellos habían apoyado en todo momento a Herrera porque estaban seguros de que el joven no había hecho nada. Por eso -contaron-, se decidieron a organizar una colecta para pagar los honorarios de los abogados y todos los costos por el largo camino que recorrió la Justicia platense hasta que se descubrió que se trataba de un error. Silvio Herrera, al ser consultado por este diario, dijo que de ahora en más quería "descansar y mirar para adelante". Y agregó: "me gustaría terminar la carrera de Ingeniería, pero no creo que vuelva a La Plata". En Alvear, la mayoría de los vecinos saben cuánto tiempo estuvo preso Herrera. Ellos no dicen que fueron ocho meses, sino que cuentan los días: 251. Y remarcan que fue una verdadera injusticia.
Algunos representantes del Ministerio Público Fiscal han expresado su punto de vista -a través de medios periodísticos, congresos, etc.- acerca del funcionamiento del sistema procesal penal en nuestra provincia, efectuando aproximadamente el siguiente diagnóstico: la investigación debería ser rápida y desformalizada, a fin de llegar lo antes posible al juicio. Sin embargo tales propósitos se ven obstaculizados por la actividad de los defensores que con sus objeciones y planteos demoran innecesariamente el trámite de los procesos. Tomándome el atrevimiento de simplificar este punto de vista, la idea sería la siguiente: los defensores no deben preocuparse demasiado por las pruebas que recogen los fiscales durante la investigación pues las mismas deben reproducirse en el juicio y si hay errores esa es la oportunidad de corregirlos. Todo en esta etapa debe ser informal y provisorio. Si los defensores no plantearan objeciones ni interpusieran tantos recursos las causas rápidamente se ventilarían en un juicio oral. Este modo de razonar, sin embargo, encierra un riesgo gravísimo para cada uno de los ciudadanos. Con esta concepción del proceso penal cada habitante de la provincia no solo corre el peligro de ser víctima de un delito, sino también del proceso. Y ello así pues este modo informal de investigar, provisorio y en teoría "rápido", en la práctica es lento, tortuoso, y he aquí lo más grave, es el que genera las pruebas con las cuales se puede privar a alguien de su libertad hasta que se "aclare" su situación en juicio. Hace poco tiempo adquirió notoriedad un joven estudiante del interior, Silvio Herrera, sin antecedentes penales, que por su parecido físico con otro imputado fue procesado y detenido al ser considerado sospechoso de un delito de violación. Estuvo privado de su libertad varios meses a la espera de esclarecer su situación. Solo los avances científicos abortaron esta detención (análisis de ADN mediante), que se fundaba en ese procedimiento provisorio e informal elogiado por los fiscales. No son casos aislados. De las causas tramitadas en la Defensoría a mi cargo que han llegado a ser debatidas en juicio oral el 70 % de ellas han concluido con una absolución. O lo que es lo mismo, en el 70 % de las causas que llegaron a juicio oral las pruebas reunidas durante la I.P.P. "rápida e informal" se desvanecieron durante el juicio. En algún caso, sin embargo, ello ocurrió luego de que otro "Silvio Herrera" se hallara no ya ocho meses sino casi dos años privado de su libertad. La decisión del tribunal -en ese caso- ni siquiera fue opinable toda vez que obedeció al desistimiento de la acusación por parte del fiscal de juicio. A partir de esta realidad cabe formularse algunas preguntas: ¿Los actuales fiscales se hallan en condiciones de garantizar a la totalidad de los ciudadanos que no serán privados de su libertad "por las dudas", con pruebas obtenidas informalmente, aún sin haber cometido delito alguno? ¿Pueden garantizar en su casa un juicio rápido (aún sin planteos de los defensores), cuando -según se afirma- en una Unidad Funcional de Instrucción tramitan doce mil investigaciones? ¿Tales pruebas informales son recibidas por los Fiscales o al menos por un instructor judicial, o por el personal policial? Y por último ¿cuántos "Silvio Herrera" se encontrarán alojados en comisarías y dependencias carcelarias de la Provincia de Buenos Aires? |
22/6/13
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