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Desde
hace unos años se ha modificado el papel que ocupa el alcohol en las prácticas
sociales de nuestros jóvenes, y pasó de ser un compañero de la diversión a ser
un fin en sí mismo. Circula la idea, instalada fuertemente entre los jóvenes, de
que si no se toma alcohol no hay diversión. Con la intención de desinhibirse y
de hacer lo que no se haría estando sobrios, los adolescentes buscan sentirse
parte de una cultura juvenil en la que el no tomar es estar
excluido.
Según
Adrián Dall Asta, sociólogo y director ejecutivo de la Fundación Proyecto
Padres, en los talleres realizados en 2010 a 300 estudiantes de escuelas
públicas de Capital Federal, 1 de cada 3 chicos empieza a hacer la previa entre
los 12 y los 14 años. El 60% lo hace entre los 14 y los 17 y sólo el 4 % lo hace
a partir de los 17. La Encuesta Mundial de Salud Escolar aporta otras cifras: el
30% de los chicos de 13 años probó alcohol; a los 14, lo hizo el 50% y, a los
15, el 65%.
“La meta
es la diversión, vivir el momento, no lo que pasará mañana, ni ser feliz, porque
mañana no hay nada. Es una sociedad donde no hay niños, ni viejos, sino eternos
adolescentes, dice Dall Asta, autor del libro Diversión Peligrosa- Hijos en
peligro. Los chicos toman porque son hijos de esta generación posmoderna que
tiene la paradoja de “cuanto más me lleno, mas vacío estoy”, y que pasa por otro
tipo de abusos: pastillas y medicación, para conseguir dormir o porque están
nerviosos. No hay mucha diferencia.
Habitualmente son los propios padres los
“propulsores” de las previas. Van al supermercado, compran la bebida y dejan que
sus hijos tomen en casa. Prefieren eso a que sus hijos estén en la calle. Lo
adecuado es que reaccionaran como podres, poniendo límites a los chicos,
explicándoles con autoridad y no como amigos o pares. En muchos casos, los
adolescentes se quejan de que los padres no están presentes, al menos en las
reuniones previas a la salida nocturna.
El
estudio Imaginarios sociales y prácticas de consumo de alcohol en adolescentes
de escuelas (2005), del Observatorio Argentino de Drogas, brinda otros datos en
cuanto a la actitud de los padres. Según la encuesta que se llevó a cabo a nivel
nacional, el 11,8 % conoce que sus hijos consumen alcohol y lo aprueba; el 17,4
% no sabe y el 30,3 % simula no saberlo.
En los
sectores medios y medios altos, los padres son parte del problema. Si bien, en
la práctica, los chicos pueden sacar provecho de aquellos padres que hacen la
vista gorda o se las dan de compinches, afirman estar molestos por esa
situación.
En estos
tiempos asistimos a una mayor tolerancia del alcohol que dificulta la
visibilidad del problema. La libertad aparente de los jóvenes viene en una
botella, sentirse “más relajados, más animados o atrevidos; también refleja una
búsqueda de aprobación y una sensación de pertenencia que les otorga un lugar en
el grupo de pares, un reconocimiento de los otros. Esto refleja un uso
instrumental del alcohol que incluye juegos y promociones de tragos en los
bares, pubs y boliches.
En lo
que respecta a lo cultural, el desafío es desnaturalizar las previas, que se han
arraigado en las costumbres de nuestros adolescentes y es aceptada por los
padres. El ministerio de Salud ha implementado una guía de consejos e
indicaciones para la atención de las urgencias por consumo excesivo de bebidas
alcohólicas. Estos protocolos llegan a los CPA en forma de folletos y
calcomanías a distribuir entre los jóvenes sobre todo en la temporada de
vacaciones de verano, aunque las campañas preventivas deben realizarse todo el
año.
Creo que
el desafío no sólo es el de desnaturalizar las previas, sino también prevenir
las conductas de desborde generando mayor conciencia y responsabilidad en los
jóvenes con respecto al consumo de alcohol. Todo esto en un trabajo conjunto con
el resto de la comunidad, donde el estado juegue un papel principal generándolas
normativas necesarias.
Dall
Asta propone modificar la ley Nacional de Lucha contra el Alcoholismo (24.788) y
sancionar la publicidad abusiva a menores (sobre todo de cervezas y vinos
espumantes) así como a los padres que permiten previas en la casa. Además es
necesario realizar campañas dedicadas a la promoción de hábitos saludables y
prevención de la salud.
Como
profesional del Centro de Adicciones de Tandil, adhiero fuertemente a la
revisión de los patrones culturales vigentes respecto del consumo de alcohol en
los jóvenes. Muchos dispositivos de control están en los papeles pero no en la
práctica. Es necesario exhortar a los padres a tener un rol más activo, dando a
los chicos herramientas, valores como la comunicación, el compromiso, la
búsqueda de identidad y sentido.
En el
espacio para padres del CPA, coordinado por el Lic. Juan Gamboa Benaglia y la
Psicopedagoga Emilia Echegaray, los padres se muestran preocupados y solicitan
orientación para el trato con sus hijos y el manejo de conductas ligadas al
abuso de drogas y alcohol.
Para
muchos padres negarse al consumo de alcohol no sirve para nada, aunque creen que
la previa es una práctica innecesaria….”no veo ningún motivo por el cual los
chicos tengan que esta alcoholizados…no estoy de acuerdo…pesé a ello mis hijos
la han hecho en casa…”
Algunos
padres recurren a la persuasión antes de que a la imposición. Dicen: “uno no
puede manejar qué hacen los chicos afuera, por eso es importante hablar y tener
confianza en que lo que aprendieron en casa les sirva…”. Otra madre dice
(refiriéndose a su juventud): “antes estar alcoholizado estaba mal visto, no era
una gracia…y de todo lo que había para tomar el alcohol era un 5%”. “Creo que
con mis hijos he llevado el tema del alcohol bastante mal, por ignorancia y por
no haberlo vivido en carne propia”. “Creo que hablamos idiomas distintos…no sé
qué decirles, básicamente es “no lo hagas y no te agarres el
vicio”.
En el
grupo para adolescentes del CPA, coordinado por la Lic. Edith Erro y la Prof.
Luciana Cáceres se interviene acompañando a los jóvenes a vivir esta etapa de la
vida tan particular y decisiva generando conductas saludables. Consideramos, en
lo que respecta al consumo de alcohol, que generar consumidores responsables y
brindar información es el objetivo principal, propiciando en los adolescentes
mayor conciencia de los propios actos, responsabilidad y una apertura al
diálogo con los adultos.
Lic. Carolina Eckart,
profesional del CPA Tandil
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10/10/13
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