"Creí que a mi hija no la veía más", recordó a tres meses de la fuga.
Todo transcurría normalmente hasta que el oficial que estaba de guardia se fue a descansar. En ese momento justo se enciende la bomba que carga el agua a toda la Unidad y el ruido era fuertísimo. Fueron sólo unos minutos. Raquel escuchó un ruido de llaves y cuando levantó la vista estaban los tres internos parados en la puerta.
"Me dijeron: 'Quedate quieta porque si gritás te vamos a quemar'", contó a TN Raquel. Estaban armados y la llevaron bajo amenaza al baño. "Yo les pedí que no me maten porque tengo una hija de 4 años", recordó todavía conmovida y ellos le contestaron: "No llores porque no somos violadores".
La ataron y la dejaron tirada con la puerta abierta. "Me dijeron que los iba a venir a buscar un helicóptero. Que calculara una hora y empezara a gritar".
Ya pasaron tres meses de la fuga que por momentos pareció cinematográfica y que tuvo a todo el país en vilo durante casi dos semanas. Raquel todavía tiene las marcas en las muñecas de las ataduras, desde diciembre cobra la mitad de su sueldo y podría perder su trabajo. Siente miedo.
"Yo no abrí la puerta, yo fui a trabajar", aseguró a TN. Destacó que las cámaras de seguridad no funcionaban y que las rejas que hoy muestran, en ese momento no existían. "Se está mostrando otra realidad", concluyó.
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