Lo afirmó el Dr. Jorge Piazza. El abogado olavarriense está interviniendo como Particular Damnificado en el debate donde dos médicos están acusados de la muerte de un adolescente de 17 años, hecho ocurrido en el Sanatorio Azul en marzo de 2014, cuando al menor lo estaban operando de una lesión ósea en una de sus piernas. “Para mí, en el caso de Mullen la sentencia va a mantener la calificación que ya tiene y, obviamente, va a ser condenatoria. Y para Migliorero, también”, indicó el penalista que ya adelantó que este martes, cuando el proceso continúe, solicitará en su alegato que ambos médicos sean condenados por los respectivos delitos que en principio les imputan.
-¿Qué impresiones le quedaron después de haber escuchado la declaración que brindó en el juicio el Dr. Sergio Migliorero, uno de los médicos imputados en esta presunta mala praxis?
-Por supuesto que él trató de desligarse de responsabilidad alguna en el hecho. Pero quedó en evidencia, con su propia declaración, que actuó en forma totalmente negligente. El deber de vigilar al paciente era de él, que fue a quien se lo confiaron sus padres. Si bien se amparó en que las actividades del anestesista y del traumatólogo son autónomas, en realidad son autónomos los actos propios de cada uno en una operación. Pero no el hecho de que, como cirujano y jefe de equipo, él comenzara a realizar la operación sin que estuviera el anestesista. Si bien después está bien que se concentre en lo que hace, en ese momento no preguntó dónde estaba el anestesista. Eso es lo que quedó en evidencia con la declaración de él. El médico dijo que se siente mal. Y eso es así porque realmente sabe que actuó negligentemente. Cómo no va a estar mal, si sabe perfectamente que actuó negligentemente y no cumplió con su obligación. No tomó ningún recaudo. Como que lo comenzó a operar y no le importó nada. No estaba el anestesista, el chico no estaba monitoreado y, así y todo, continuó con la operación. Claro que después, cuando pasó lo que pasó, le agarró la desesperación. Pero, lamentablemente, ya era tarde.
-¿Y a los familiares de Leo Villarruel, que también escucharon su testimonio en el debate, qué sensaciones les quedaron de los dichos del médico traumatólogo?
-Al papá de Leo lo dejó bastante insatisfecho la declaración de Migliorero. A él, como médico, los padres de Leo le confiaron su hijo. Habló en su declaración que tenía una relación más que amistosa con el papá del chico. Pero no tomó ningún recaudo.
-¿Cómo están viviendo los familiares del adolescente fallecido el juicio?
-Lo están viviendo con angustia. Desde hace más de dos años que están muy mal. Por supuesto, ahora se encuentran ansiosos a la espera de lo que será la sentencia.
-Como abogado de los familiares del chico que murió durante esta operación en el Sanatorio Azul en marzo de 2014, usted estuvo desde un principio interviniendo en esta causa penal. ¿En el juicio encontró algo distinto en comparación con lo que ya conocía de este caso?
-Los testigos en el juicio fueron bastante contestes con lo que fue la instrucción de esta causa penal. Sobre todo la enfermera y la instrumentista, que estuvieron en el quirófano junto con los médicos durante la operación. Ambas fueron muy claras en el debate e, inclusive, se aclararon algunas cuestiones. Aparte de esas declaraciones testimoniales, tanto los demás testigos propuestos por la Fiscalía como los peritos que ofreció la Defensa Particular del Dr. Migliorero aportaron cuestiones que los comprometen muchísimo a ambos médicos. E insisto con lo que fueron las declaraciones de la enfermera y de la instrumentista, que lo hizo a puertas cerradas. Esta última, con sus dichos, comprometió aún más al médico Mullen. Y diría que al Dr. Migliorero también. Indudablemente, Migliorero vio que el Dr. Mullen no estaba. Que lo anestesió al paciente y después se fue del quirófano. Durante esos cuarenta minutos que duró la operación, el paciente estaba sin el anestesista. De las declaraciones testimoniales quedó claro que el médico Mullen lo anestesió y se fue.
-¿Y también el chico, al que tenían que colocarle una prótesis en el fémur de su pierna izquierda después de ese accidente en moto que había sufrido en General Alvear días antes, estuvo durante lo que duró la operación sin ser monitoreado?
-Sí, también. Es alarmante que esto ocurra dentro de un quirófano. En su declaración, Migliorero dijo que sabía que el anestesista se retiraba. Observó que antes de que se desplegaran los campos quirúrgicos el anestesista ya no estaba. Por más que dijo que vio el dedal que le habían puesto al chico.
-Según lo que dijeron varios testigos en el debate, una de las impresiones que queda es que al parecer no era la primera vez que el anestesiólogo se iba del quirófano.
-Aparentemente, era habitual que el anestesista se fuera. Aparte, si vos sos el traumatólogo y un padre y una madre te confían a su hijo, ¿si ves que el anestesista no está lo comenzás a operar igual, aunque viste que no está monitoreado? ¿Y así y todo lo seguís haciendo?
-¿Leo Villarruel fue operado en un quirófano del Sanatorio Azul que no tiene grandes dimensiones?
-Es un quirófano de reducidas dimensiones.
-¿Le llamó la atención que algunos de los médicos que declararon dijeran que no recordaban quiénes estaban en el quirófano, teniendo en cuenta que se trata de un espacio reducido ese lugar donde esta presunta mala praxis ocurrió?
-Los médicos ayudantes del Dr. Migliorero, los Drs. Fucci y Baldini, en sus declaraciones dijeron que no recordaban nada. Pero es imposible que ellos no hayan visto quiénes estaban en ese momento. Pero tanto la enfermera como la instrumentista vieron a todos los que estaban. ¿Y ellos no lo van a ver?… Es imposible.
-Con relación al otro ilícito que le atribuyen al Dr. Mullen en este juicio, está también pendiente de determinar esa cuestión que indica que, al parecer, no contaba con el título requerido para ejercer como anestesiólogo.
-Ese es otro tema. Él tenía lo que se llama una constancia de residencia. Pero no tenía un título que lo habilitara para ejercer la anestesiología. Independientemente de que no estuviese inscripto en alguna asociación de anestesistas, en su legajo en el Colegio Médico de Azul tampoco figuraba con esa especialidad. Lo que yo no entiendo fue lo que dijo la contadora Livia Valicenti (integrante del Directorio del Sanatorio Azul), cuando declaró que por intermedio del mismo Colegio Médico él facturaba como anestesiólogo y en esa misma entidad él no figuraba como tal. Esa es otra de las cuestiones que agrava más su situación.
-No como un pálpito, sino sobre la base de lo que está siendo el debate y más allá de lo que serán sus pedidos en el alegato que formule, ¿qué piensa que puede suceder con ambos médicos imputados?
-Lo que hay en la causa penal, lo que se incorporó por lectura y las declaraciones escuchadas en el juicio, entre ellas la del médico a cargo de la autopsia y también las de los dos especialistas en anestesiología, todos coincidieron en un montón de cuestiones respecto no sólo a la responsabilidad del Dr. Mullen, sino también a la de Migliorero. Sumado a eso, Migliorero sabía que Mullen no estaba dentro del quirófano. Para mí, en el caso de Mullen la sentencia va a mantener la calificación que ya tiene y, obviamente, va a ser condenatoria. Y para Migliorero, también.
-Es obvio que, en sintonía con lo que fue su lineamiento en adhesión al de la fiscal Margaretic, va a pedir condenas para ambos médicos.
-Sin dudas, por supuesto. De lo que ha sido este juicio con las declaraciones escuchadas y otros elementos incorporados, indudablemente mi pedido va a ser así.
El dato
Por el caso materia de este juicio que se está desarrollando en el Tribunal Oral en lo Criminal número 1 de Azul -que integran para el proceso los jueces Martín Céspedes, Joaquín Duba y Carlos Pagliere (h)- el médico traumatólogo Sergio Migliorero está acusado de un “homicidio culposo”. El otro coimputado que tiene esta causa penal es el médico Ariel Mullen, profesional que intervino como anestesiólogo en la operación al menor alvearense Leo Villarruel. Le imputan los delitos de “homicidio simple con dolo eventual en concurso real con falsificación de instrumento privado”. La tercera de las audiencias de este debate se realizará pasado mañana martes. Ese día, las partes formularán los alegatos.
“MIGLIORERO NO ESCUCHÓ NINGUNA ORDEN”
“Lamentablemente, con un caso así, uno se pregunta ahora cuántas muertes ocurrirán dentro de un quirófano de las que no nos enteramos”, sostuvo el abogado Jorge Piazza.
-¿De qué murió Leo Villarruel? ¿Fue a causa de que no lo controlaron durante la operación después de que le dieron la anestesia o porque, como vulgarmente se dice, “lo pasaron de anestesia”?
-Hay una cuestión acá que es fundamental. Y lo dijeron los dos anestesiólogos que declararon: el perito ofrecido por la Defensa del Dr. Migliorero y el Director del Hospital de General Alvear, propuesto por nosotros como Particular Damnificado. La droga que le aplicaron produce variaciones en el organismo en forma inmediata, como hipotensión o bradicardia. O sea que, antes de aplicársela, ya tiene que estar el paciente monitoreado, mínimamente con el dedal, y controlada su presión arterial. Por eso están preparados con otros medicamentos en el quirófano para controlarlo si algo sucede. Ahí está la cuestión. Mullen sabía perfectamente bien sobre los efectos colaterales de esta droga. Pero se la aplicó, no lo monitoreó y se fue. No fue que “lo pasaron de anestesia”. Ese medicamento ingresa al organismo en forma inmediata y produce efectos sobre el mismo que obligan a tener al paciente monitoreado.
¿Entonces lo que falló acá fue el control?
-Por supuesto. Si al paciente lo hubiese controlado y monitoreado y después recién se hubiese ido, los que estaban en el quirófano habrían escuchado el ruido de la alarma, así el chico hubiera estado controlado con el dedal o con el oxímetro. Pero acá nadie escuchó nada. Inclusive el Dr. Migliorero, que tendría que haber esperado la orden del anestesista para empezar a operarlo.
-Pero en su declaración él dijo que escuchó una voz que le dijo que “sí”. Y por protocolo se exige que la orden para empezar una operación la dé el médico anestesiólogo.
-Pero qué orden le iba a dar si Mullen no estaba.
-¿Y quién le ordenó que comenzara con la operación, teniendo en cuenta que él dijo que escuchó ese “sí”?
-Dijo que escuchó un “sí”, pero que no sabía si era de una voz masculina o femenina.
-¿Entonces el médico que hizo de anestesiólogo estaba, le dijo que “sí” y se fue del quirófano?
-No. Qué le va a decir que “sí” el médico Mullen si antes de que se desplegaran los campos quirúrgicos él ya no estaba en el quirófano.
-¿No escuchó ninguna orden entonces para comenzar a operar?
-Por supuesto que Migliorero no escuchó ninguna orden. Pero él, como imputado, no lo va a decir. Ni siquiera recordó cuando uno de los integrantes del Tribunal le preguntó si era masculina o femenina esa voz que mencionó que escuchó. Dijo que escuchó sólo un “sí”.
-Se supone que trabajando en un contexto donde uno se ve a diario con quienes son sus compañeros de tareas esa persona puede reconocer perfectamente la voz de quien le habla…
-Por supuesto. De donde estaba el Dr. Migliorero operando a la cabecera (que es donde supuestamente estaba o tendría que haber estado el anestesiólogo controlando al paciente) como mucho habría dos metros de distancia. ¿Y no vas a reconocer la voz de una persona con la que estás continuamente en contacto? ¿No vas a detectar si se trata de una voz masculina o femenina la que te da esa orden, ni más ni menos, para empezar esa operación? Cuando se despliegan los campos quirúrgicos, después se pone el telón que impide ver la cabecera del paciente. Pero antes de que se hiciera eso, que lo hicieron los traumatólogos, Mullen ya no estaba dentro del quirófano.
-¿Y como persona, más allá de su labor de abogado en este juicio en representación de una de las partes, que reflexión le merece el caso?
-Lamentablemente, con un caso así, uno se pregunta ahora cuántas muertes ocurrirán dentro de un quirófano de las que no nos enteramos. Lo que sí, ahora me quedó más claro en estos dos días de debate que si a mí me toca entrar a un quirófano, antes de que me inyecten la anestesia, sea local o total, voy a pedir que me monitoreen. Y si estoy despierto, también voy a pedir que el anestesiólogo se quede.
AGRADECEMOS A DIARIO EL TIEMPO Y A SU FOTÓGRAFO.
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