Pueblos de Estación. Estación Micheo, de General Alvear.
Por Lis Solé
¿Las estaciones de trenes fueron creando pueblos y ciudades o los pueblos trajeron las estaciones? ¿Ellas prestaron su nombre a los parajes rurales o fue al revés? No siempre pueden responderse estas preguntas porque la documentación y el resguardo del pasado no figuran en muchas agendas políticas culturales. Las estructuras viejas y muchas veces abandonadas nos remontan a historias olvidadas, épocas desconocidas y nombres que no sabemos bien de donde provienen.
La realidad es que las estaciones del ferrocarril llevaban el nombre de la localidad a la que pertenecían o a los nombres de las personas que donaban su tierra al paso de las vías.
Eso llamó la atención de muchos porque aparecían apellidos que “no tienen derecho a figurar en la geografía argentina” como denunció en 1924, el entonces Ministro de Obras Públicas de la Nación, Dr. Eufrasio Loza. Él dictó una resolución por la cual se disponía que la Dirección General de Ferrocarriles debía proceder a la revisión general de los nombres de las estaciones ferroviarias de todas las líneas del país. El Dr. Loza expresaba en el Preámbulo que no era justo que a la par del nombre de próceres y demás personalidades aparecieran nombres de personas sin más mérito que el de haber donado el terreno donde estaban las estaciones y vías, mérito que no era más que beneficio propio porque contribuía a la valorización de sus campos.
El Ministro solicita que se revean los nombres, se propongan otros si es necesario y que al pie del nombre de cada estación, se coloque una inscripción que explique su significado u motivo de designación para que “el público se ilustre sobre el hecho histórico que simboliza o de los méritos de la personalidad que se consagre”.
A pesar de que la Resolución salió en todos los diarios, como muchas leyes en Argentina no fueron cumplidas. En General Alvear, además de la estación cabecera del Partido hay dos estaciones: Estación Micheo y Estación Emma.
La estación Micheo se refiere a José María Micheo Gadmio, español, nacido en 1822, activista político y rico comerciante que tenía una casa de Ramos Generales en Lobos y que fallece en 1871 de fiebre amarilla. En 1867, con la llegada del cólera, los españoles de la ciudad de Lobos fundan sociedades de socorros mutuos para los compatriotas que, en su mayoría, no tenían familias ni recursos. José María Micheo junto a Francisco Terán fundan la “Excelsa Fraternidad Ibérica de Socorros Mutuos”, sociedad de iguales objetivos que la “Asociación Española de Socorros Mutuos” fundada por el marqués José Rufino de Olaso. Ambas sociedades tenían como objetivo acompañar a los enfermos, ayudarlos a viajar a su patria, proveer de medicamentos y asistencia médica, costear entierros y subvencionar a las familias de los fallecidos en epidemias de fiebre amarilla, cólera y viruela entre otras.
Micheo tuvo dos hijos: José María Micheo Puig que contrae matrimonio con Carmen Herrero Pellicer, y doña Carmen Aureliana Micheo quién fallece en 1952. Doña Carmen Aureliana Micheo construye de su peculio el Colegio Carmen A. Micheo de Gral. Alvear, Bs As., que se inaugura en 1937 con la Congregación de las Hermanas del Niño Jesús. En 1955, su cuñada, la Sra. Carmen Herrero de Micheo continúa la obra costeando la construcción del Salón de Actos y los baños del mismo Colegio.
La estancia de Micheo “Dos amigos”, de unas nueve mil hectáreas, rodeaba a la estación donde se formó un pequeño pueblito que, en 1939, llegó a tener 1.257 habitantes con casa de hospedaje que pertenecía a Fernando Barbalarga y el almacén de Ramos Generales de Pedro J. Nomdedeu con un surtidor de nafta “Energina”, estafeta de Correos y Telégrafo.
Por ahí, José María Micheo pensó en un principio sólo en mejorar el precio de su tierra al negociar con los ingleses y ceder parte de su propiedad, pero dio vida y trabajo a muchas familias alvearenses que se asentaron alrededor de la estación durante varias décadas y sus descendientes se preocuparon por contribuir a la Educación de General Alvear.
La muerte de las vías, dejó grandes frustraciones y actualmente muy pocos habitantes en Micheo. La resolución del Ministro Loza no se puso en práctica y las estaciones abandonadas son el reflejo del pasado no valorado y el desconocimiento de la valía de las personas que les dieron nombre.
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