15/5/17

“La droga comenzó a ir a la escuela y tiene asistencia perfecta”

Enviado por el Diácono Carlos Pina
El arzobispo coadjutor de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Lozano,         reiteró la preocupación de la Iglesia por “el consumo creciente de drogas           de lo más diversas” y advirtió: “La droga comenzó a ir a la escuela y               tiene asistencia perfecta”. “Un sacerdote me decía que la vida de muchos         de estos jóvenes está marcada por 3 ‘C’: Calle, Cárcel, Cementerio. Hace         falta proponerles otras: Capilla, Colegio, Club. Cuidemos a los chicos, cuidemos la escuela”, subrayó en su columna semanal.
El arzobispo coadjutor de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Lozano,         reiteró la preocupación de la Iglesia por “el consumo creciente de drogas          de lo más diversas” y advirtió: “La droga comenzó a ir a la escuela y             tiene asistencia perfecta”.  “Conversando con directivos de diversos establecimientos educativos, tanto de gestión estatal como privada, me comparten que hace unos años les preocupaba que se vendía droga a             dos o tres cuadras de la escuela; después comenzaron a denunciar que lo hacían en la esquina o en la misma puerta. Ahora en algunos lugares se comercializa dentro del establecimiento educativo”, sostuvo.
Tras afirmar que “por eso es tan importante preocuparse y ocuparse,               para cuidar a los niños y adolescentes que se nos han confiado”,            reconoció que “si bien no podemos pedirle todo a la escuela, ella posee           un abanico de oportunidades que ayudan en el camino de la prevención”.       “Allí se desarrollan y fortalecen los vínculos sociales que nos ayudan             para la convivencia.
El respeto por las diferencias, el diálogo para resolver los conflictos,       compartir el mismo espacio entre diferentes grupos sociales, ayudar a             los más débiles, aprender a perder o ganar en los juegos”, indicó.           “También se aprenden saberes y habilidades que capacitan para                 acceder al trabajo. Desde la disciplina de los horarios, algún idioma,                   las ciencias”, agregó.
El arzobispo señaló que “no menos importante es el poder asumir y experimentar los valores que nos mueven a decir la verdad y asumir las consecuencias, el aprecio por la justicia, la fraternidad, ejercitarse en la libertad, la cultura del trabajo”.
“En el proceso educativo y conforme los alumnos van creciendo se       despliegan los grandes ideales que mueven a trabajar por un mundo           nuevo, mejor del que tenemos. Se despliegan las ‘alas para volar’, para         soñar a lo grande”, destacó.
“Con cada niño o adolescente que abandona el Sistema Educativo se manifiesta una serie de fracasos. Cuando los chicos no hacen nada en           todo el día y están sentados o aburridos en la plaza o la esquina, están             en riesgo de ser captados por el crimen organizado”, subrayó, y añadió:           “Se da un círculo perverso: aburrimiento, droga, deuda, delito, droga,         deuda, delito”.
Monseñor Lozano graficó que esos jóvenes “están como dice la canción           de La Renga: ‘Estaba el diablo mal parado en la esquina de mi barrio/ ahí     donde dobla el viento y se cruzan los atajos. / Al lado de él estaba la           muerte, /con una botella en la mano me miraba de reojo / y se reían por             lo bajo’”.
“Un sacerdote me decía que la vida de muchos de estos jóvenes está       marcada por 3 ‘C’: Calle, Cárcel, Cementerio. Hace falta proponerles             otras: Capilla, Colegio, Club. Cuidemos a los chicos, cuidemos la             escuela”, concluyó.+
Monseñor Jorge Lozano

No hay comentarios:

Publicar un comentario