Relojero de corazón: Emilio Llanas. –
Por Lis Solé
“El oficio de relojero no se aprende, se trae en la sangre, en el corazón, y después de traerlo en la sangre, hay que hacer práctica un infinito número de años para dominar perfectamente los mecanismos, ya que de otro modo se puede echar a perder en vez de componerlos”. Así lo define Roberto Arlt al relojero, así era don Emilio Llanas.
Casi un “bicho raro” que podía componer cualquier cosa, relojes a cuerda de pulsera, despertadores o relojes de pared, todo lo componía. Compartíamos, mamá, don Llanas y yo, el amor por los relojes. En mi casa hay muchos, algunos heredados, otros comprados: un cucú alemán de tres cadenas, un reloj de péndulo a cuerda de los abuelos Fortain, un gong cuadrado de la usina vieja, un reloj cucú alemán verde de mi abuelo Yaconis. Todos funcionan y sus gongs y melodías resuenan en mi casa gracias al trabajo y dedicación de Emilio Llanas.
Como buen relojero, su oficio era filosofía pura. Llevaba personalmente a mi casa el reloj arreglado y lo instalaba…Estaba un rato largo escuchando, con paciencia, el tictac, moviendo las cajas de madera suavemente hasta que daba con la posición justa para que el péndulo no parara. “-Tenés que tener paciencia Lis, y escuchar bien, esto no es para apurados… No se puede llevar todo por delante”. Así era él, con palabras de vida, silencioso, con su siempre sonrisa y modales lentos.
Además del amor y fascinación por los relojes, compartíamos el haber vivido en el campo, en la Colonia “Fortín Esperanza”, en nuestra querida Escuela N°8. LichaRestagno recuerda a los Llanas que venían cortando campo a caballo para llegar a la escuela, toda una vida de sacrificio, trabajo y dedicación. Vecino durante años después frente al Colegio Carmen A.Micheo, siempre dejó en el alma su sonrisa y palabras, siempre pendiente de su esposa Rosa y su familia.
Su relojería llena de decenas de tic-tacs, muchos relojes en la vitrina, relojes en las paredes arriba, a los lados… Le sobraba la paciencia, perseverancia y tozudez: “-No lo arreglé, pero ya va a andar”.
Trabajo casi misterioso, como de manejar el tiempo, un oficio mágico que supo llevar con la entereza de un gran hombre.
Trabajo casi misterioso, como de manejar el tiempo, un oficio mágico que supo llevar con la entereza de un gran hombre.
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