“Juegos Prohibidos”
Por Lis Solé.
En los cuentos de los pueblos siempre está de aquel que se jugó hasta la mujer en un juego del cacharro o en una partida de naipes.
En General Alvear hay muchos; cuentos de boliche que no son tan cuentos donde aparece la historia de tal o cual que perdió “la estancia” en un noche desafortunada.
Muchas veces no sólo se perdía dinero, sino también hasta la vida cuando un jugador desesperado y en una peligrosa mezcla de juego y alcohol de la palabra, se pasaba a las manos, y de la amenaza, al homicidio.
Tal era la cantidad de hechos de esta naturaleza que se sucedían en boliches, pulperías y almacenes de Ramos Generales que el Gobierno había prohibido totalmente los juegos de azar.
En el Código Rural de la Provincia de Buenos Aires sancionado en 1889 se explicaba en la Sección IV que cada Municipalidad “… y donde no la haya, cada Juez de Paz, cuidará de reglamentar y de publicar en el Partido cuanto se refiera a juegos de azar y bebidas espirituosas, con arreglo a las peculiaridades de cada localidad”.
Es así que en el artículo 293, se vedaba “rigurosamente todo juego de azar en las pulperías, cafés, posadas, hoteles y en toda casa pública de trato”. Para ello se autorizaba a agentes y subalternos de policía a penetrar a toda casa en la que se sepa o se sospeche con fundamento que se juegan tales juegos.
La taba, el truco, el cacharro, las apuestas, el monte criollo, las riñas de gallos, las carreras de caballos, el choclón, el billar, o las bochas son juegos donde convivían las apuestas que, con el consumo de alcohol, provocaba continuos problemas sociales y hechos de violencia así como grandes descalabros económicos.
Criollos, soldados e indios jugaban a los naipes. En una carta del comandante del FUERTE SAN CARLOS DE BOLÍVAR al JUEZ DE PAZ DE GENERAL ALVEAR, éste cuenta que un indio capturado llevaba NAIPES en los bolsillos y que este había contestado que “los había cambiado por matras”.
El juego de la TABA siempre fue una preocupación para las autoridades de los pueblos, porque “…cuando hay timba y plata de por medio suele haber peleas”.
El 20 de Junio de 1883, el Sub Comisario ALBERTO BELMAS del Paraje Santa Isabel de Alvear, le escribía al Juez de Paz diciendo que “por averiguaciones que tiene hechas, tiene conocimiento que juegan LA T ABA en algunas casas de negocios”.
La Casa de Negocios a la que se refiere es la de PÍO ORTIZ Y SOLLANO que se denominaba “SANTA ISABEL” y que para el domingo 24 de Junio tenían organizada unas carreras que sin embargo, no habían sido denunciadas por el Sr.Ortiz. Por ello, el Sub Comisario explicaba que todos sabían que ningún comerciante debía autorizar el juego de la TABA en estas casas de negocio, que él ya se lo había notificado varias veces y que sin embargo, “querían abusar”.
Timberos de todas clases sociales se reunían en boliches a jugar y tomar algo desde la época de la colonia. Estas ya eran señaladas por el virrey Sobremonte que en 1784 disponía “…que ninguna persona de cualesquiera estado, calidad y condición que sea consientan en sus casas, ni jueguen juegos prohibidos, como naypes, de suerte, paro, taba, ni otros de embites, y ello bajo la pena que se agravará según la malicia y la reincidencia … ”.
Los juegos en casas particulares respondían a mesas de juego donde se prolongaban los envites durante toda la noche saliendo de las casa con el sol alto y sin ningún mango en el bolsillo.
En el año 1885, siendo JUEZ DE PAZ OLIMPO LINARES, se produce en General Alvear una pelea durante una jugada de CHOCLÓN en la fonda de don ENRIQUE LAPORTA. La carátula del Expediente reza: “Sumario seguido a Vicente de Luca, Ramón Rivero i otros por pelea i juegos prohibidos”.
En esa ocasión todos los participantes fueron presos: VICENTE DELUCCA, RAMÓN RIVERO, VICENTE CABRERA, DAVID CORRERA y ABDON ROMERO, el primero y el segundo por juego y escándalo, los demás por practicar juegos prohibidos y siendo el dueño de casa citado para que se presentara ante el Sr. Juez por ser reincidente en la autorización de los juegos en su casa de negocios.
El hecho se produjo cuando parece que RIVERO HABÍA ESTORBADO A DELUCCA en un tiro que hizo, cuando estaban jugando al CHOCLÓN por veinte pesos.
DELUCCA, italiano, carpintero y de treinta y dos años de edad, cuenta que Rivero lo fastidiaba “tirándole plata encima del Villar estorbando a las bolillas que rodasen en la dirección que él las tiraba y le pidió a que lo dejase jugar, perder o ganar a su gusto, pero él no solo le siguió estorbando sino que se le vino tres veces con palabras amenazadoras y cuando vio que DELUCCA echó mano como a sacar armas le pegó un lonjazo con el rebenque”.
En el expediente están las declaraciones de ABDON ROMERO, testigo del hecho que declara ser hacendado en el Cuartel 4°, que dice que eran 8 o 10 personas las que jugaban al choclón; el hombre, de estado soltero, argentino y de 41 años, aseguró que Rivero lo retiró tres veces a Delucca pero que éste cada vez lo hacía peor.
Ramón Rivero declara ante el Juez que “por juguete” le pegó con la lonja a Vicente Delucca porque no le dejaba tirar las bolillas y porque “le amagó tirarle con una la silla”, pero que no tiene nada contra él, al contrario, son amigos pero estaban un poco ebrios.
El Juez pregunta a todos si saben que el CHOCLÓN estaba prohibido a lo que contestaron que sí, salvo David Correra y Vicente Cabrera, cocinero de la fonda y jornalero de 32 años que cuando el Juez le pregunta si sabe por qué está preso él le dice con sorna: “-Supongo porque estaba jugando al choclón”.
El dueño de la fonda, también carpintero, francés, casado y de 34 años es llamado inmediatamente a la Comisaría. Se llamaba ENRIQUE LAPORTE y había dejado a cargo de la fonda a uno de sus dependientes, Bartolomé Dermis. BARTOLOMÉ DERMIS, declara que viendo las alegaciones los llamó al orden lo que obedecieron pero después Rivero le amagó con una silla y terminaron en el lonjazo.
Uno a uno, el Juez toma las declaraciones de los cinco presos y pregunta si saben que el juego del Choclón está prohibido y si las puertas de la fonda hotel estaban abiertas pero nadie había prestado la atención a las puertas así que las respuestas se contradicen.
Después de las declaraciones, el PRIMER JUEZ DE PAZ DE ALVEAR, don Melitón Ruiz, deja en libertad a todos los intervinientes pero con grandes multas considerando diferentes grados de incumplimiento de la ley definiéndolas en 4 a 40 pesos o de quince a dos meses de trabajos públicos, multas que serán a beneficio de la Municipalidad del Partido de General Alvear.
Tal como enunciaba el Virrey Sobremonte, el Juez Melitón Ruiz condenó más la reincidencia y la malicia y por ese motivo, las multas más importantes fueron para el dueño del local don Enrique Laporta, -por permitir los juegos a puertas abiertas y no dar aviso a la policía-, y para Ramón Rivero por ser quién había ejecutado el lonjazo.
Épocas de Juegos Prohibidos de antes que no son los Juegos Prohibidos actuales donde el sexo, el sadismo o la violencia desmedida tienen ribetes de locura. Juegos de hombres solamente donde aveces el único esparcimiento era ir al boliche o pulpería “a despuntar los vicios”.
Otras épocas, mismos lugares, distintas formas de vivir.
FOTO: Francisco Ayerza. Partida de naipes, circa 1890 en la Estancias San Juan de Pereyra, lo que hoy es Parque Pereyra Iraola, La Plata.
Foto gentileza: Juan Miguel Arbuco
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