29/3/18

El primer herido de Malvinas se reencontró con la enfermera que lo salvó

“Hay cosas que se tienen que vivir para saber cómo son, hoy        nos dimos un abrazo sincero, de la vida”, dijo el ex soldado.
El primer herido de la guerra de Malvinas tras tomar la casa del            gobernador inglés en Puerto Argentino el 2 de abril de 1982, se              reencontró el pasado  martes 27 de marzo con la enfermera que lo                  salvó en el hospital naval Puerto Belgrano, en la ciudad de Bahía                Blanca, luego de 36 años del conflicto bélico.
“En ese momento era yo el único herido, pero después cayó otro          compañero y luego otro y entre todos se formó un lazo de amistad que,              a pesar de los tiempos y las distancias, cada vez que me encuentro con            un enfermo naval es el mismo sentimiento de hermanos de la vida”,        reflexionó hoy el ex soldado Ernesto Ismael Urbina, quien combatió a                  la edad de 36 años.
"Hay cosas que se tienen que vivir para saber cómo son, hoy nos dimos            un abrazo sincero, de la vida", dijo el ex soldado durante el encuentro      realizado en la municipalidad de General Alvear, al sur de Mendoza,              lugar de residencia de la enfermera que le curó las heridas.
El 2 de abril de 1982 el `Negro´Urbina (58) ingresó al hospital naval y se convirtió así en el primer herido de la Guerra de Malvinas, tras tomar la          casa del Gobernador inglés en Puerto Argentino el 2 de abril de 1982 e      intentar socorrer al capitán de corbeta Pedro Giachino, primer héroe            caído.
La enfermera de aquel día era Marisa Alejandra Peiró (54), una vecina                de la ciudad mendocina de General Alvear, quien hace 36 años y con                  tan solo 18, dejó todo para colaborar con su Patria.
“Yo estuve en la sala de quemados, y fue duro, veíamos de todo. Hoy                me siento una enfermera muy preparada, aprendimos a hacer todo lo                que podíamos para salvar vidas” dijo hoy emocionada la mujer
Y añadió: “Día tras día llegaban al hospital cientos de jóvenes soldados          con diferentes heridas, y si bien muchas veces pensé en dejar y volver                  a General Alvear, mi compromiso fue más fuerte”.
Tras haberse encontrado hace unos años por Internet y a las gestiones realizadas por el intendente Walther Marcolini, ambos hoy pudieron              darse un abrazo.
“Hoy lo tengo a él, que fue el primero que llegó a mis manos, voy a            disfrutar este rato que esté con él” dijo Marisa muy emocionada, luego              de recibir una bandera de Malvinas con la provincia de Mendoza por              parte de Urbina.
Cuando la guerra de Malvinas estalló Marisa cursaba el primer año de                  la carrera de enfermería en la Marina. Su vocación era la medicina y              sobre todo ayudar a quienes lo necesitaban, por eso no dudó cuando la convocaron a servir a la Argentina durante el conflicto armado.
“Fui la primera promoción en la Armada Argentina en los años 80. Antes          del 2 de abril se hablaba de guerra, nosotros no sabíamos lo que era                una guerra y éramos las únicas mujeres militares en ese momento”,      rememoró Marisa.
Los momentos vividos fueron duros, Ernesto Urbina llegó malherido,            pero gracias a los cuidados recibidos logró recuperarse.
“El fue el primer herido que llegó a la base naval donde me encontraba              de guardia, estuvo con nosotros, hicimos los primeros auxilios, después            en terapia intensiva, y estuvo un mes en la guardia”, destacó la            enfermera.
Urbina relató que aquellos días en el hospital “más que una atención hospitalaria era estar en una familia, la familia del hospital”, dado que las enfermeras “eran como hermanas que amalgamaban los sentimientos            para que nosotros estemos bien”.
Tras la guerra, Marisa se fue a vivir a Montreal, Canadá, y en el año 2014             el Congreso de la Nación la nombró “Orgullo Argentino”.
Mientras estuvo en Canadá la mujer visitó continuamente su ciudad natal,            y en esas visitas aprovechaba para reunirse con sus ex compañeras de enfermería que atravesaron esos duros momentos junto a ella.
Pero hoy fue la primera vez que pudo abrazar al primer herido en            combate.

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