30/10/18

35 años después

En estas frases de Alfonsín hay conceptos que crujen en el presente.
“…se acaba el hambre obrero. Se acaban las fábricas muertas. Se acaba el imperio del dinero sobre el esfuerzo de la producción…”.
Esos conceptos cuestionan los días del presente.
Con la democracia se come, con la democracia se cura, con la           democracia se educa…-decía el doctor Raúl Ricardo Alfonsín treinta y          cinco años atrás. El 30 de octubre, después de la noche carnívora del terrorismo de estado, 7.724.559 argentinas y argentinos lo convirtieron           en presidente de los libres del sur, como todavía se canta en los versos         del himno nacional.
-Vamos a asegurar desde hoy la democracia y el respeto por la dignidad         del hombre en la tierra argentina. Vienen tiempos duros y difíciles, pero         no tengan ni una sola duda; vamos a arrancar, vamos a salir adelante,       vamos a tener el país que nos merecemos, y no porque nos gobiernen         unos iluminados, sino por esto, por esta unidad del pueblo – afirmaba         aquel brillante orador.
Cuatro días antes del 30 de octubre de 1983, Alfonsín sostuvo: "Se             acaba la dictadura militar. Se acaba la inmoralidad y la prepotencia. Se         acaba el miedo y la represión. Se acaba el hambre obrero. Se acaban las fábricas muertas. Se acaba el imperio del dinero sobre el esfuerzo de la producción. Se terminó, basta de ser extranjeros en nuestra propia             tierra. Argentinos, vamos todos a volver a ser dueños del país. La         Argentina será de su pueblo. Nace la democracia y renacen los           argentinos. Decidimos el país que queremos, estamos enfrentando el momento más decisivo del último siglo. Y ya no va a haber ningún       iluminado que venga a explicarnos cómo se construye la República”.
Treinta y cinco años después, el necesario ejercicio de poner conceptos         en el debe y haber de este proceso histórico, exige definir si a nivel     individual y colectivo fuimos testigos o protagonistas.
Si la democracia de baja intensidad se convirtió en otra cosa o               continúa siendo, como se decía en los años setenta, una democracia burguesa.
En estas frases de Alfonsín hay conceptos que crujen en el presente.
“…se acaba el hambre obrero. Se acaban las fábricas muertas. Se               acaba el imperio del dinero sobre el esfuerzo de la producción…”.
Esos conceptos cuestionan los días del presente.
El reciente presupuesto nacional votado por la cámara de diputados                 de la Nación para el año 36 de la democracia argentina, tiene recortes inimaginales en esos días atravesados de esperanzas de finales de           octubre de 1983.
• La deuda pública a fin de año representará el 87% del PBI, con un               stock de 315.698 millones de dólares.
Aquella deuda externa de 1983 ascendía a 43 mil millones de dólares.
35 años después es casi ocho veces más grande.
Pero el problema grande está en la reducción de partidas claves para           aquel sueño de la democracia que alumbraba con la elección de             Alfonsín.
• En términos reales, la reducción del gasto será del 6% en servicios     sociales; del 23% en educación y cultura; del 48% en vivienda y         urbanismo; del 20% en promoción y asistencia social; del 8% en salud;         del 17% en ciencia y técnica; y del 20% en agua potable y alcantarillado.
De esa forma, a partir de estos números, la democracia no da de comer,         ni tampoco educa ni construirá salud.
También en el presupuesto de 2019 el llamado Programa de Atención a           la Madre y el Niño disminuirá un 80 por ciento en términos reales con     respecto al de 2018. Por otro lado, la Defensoría de Niños, Niñas y Adolescentes, vacante desde su creación en 2005, tendrá una               reducción del 25,56 por ciento en términos reales.
En forma paralela se votaron recortes en el Programa de Políticas Alimentarias que entrega tarjetas alimentarias y provee asistencia a comedores escolares y el gasto destinado a infraestructura y         equipamiento escolar.
En medicamentos destinados a chicas y chicos, el proyecto reduce la     cantidad de los mismos, de 1.678.960 a 878.136 y la cantidad de centros           de salud a los que se proveerá equipamiento pasará de 473 a 100.
Un fenomenal retroceso en materias básicas y claves para la mentada democracia.
A 35 años de aquel triunfo de Alfonsín, democratizar la democracia es indispensable para que las grandes mayorías vuelvan a tener una     oportunidad en estos saqueados arrabales del mundo.
Por Carlos del Frade

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