Navidad: Fiestas de cosecha fina.
Por Lis Sole
Cierto. Es cosa olvidada para la gente de la ciudad, pero la Navidad, también es tiempo de cosecha fina,cosechas de cebada, centeno o trigo realizadas en el mismo mes de diciembre y justito para la Fiestas.
Por eso, las Navidades en el campo no son tiemposde feriados sino de madrugones, días de trabajar al sol desde las cuatro de la mañana y encima, intentar llegar despiertos a las doce de la noche para estar en familia, brindar por una nueva esperanza de paz y por supuesto, de buenas cosechas.
De verdad no es cosa de quedarse dormido y dejar expuestas las plantas a un temporal o que se caigan por el propio peso de la espiga. Sí, hay mucho para hacer en el campo en diciembre. Recuerdo a papá con “las patas” en una palangana de cinc para ablandar la tierra y el cansancio mientras se preparaba la cena de Navidad y luego acostarse lo más temprano posible para salir al otro día con el sol.
Todo cambia pero muchas cosas siguen igual: llega diciembre y amarillean los campos y comienza el movimiento de las máquinas cosechadoras en las rutas y en el campo alvearense, pero antes no era así.
Las trilladoras autopropulsadas, o sea con un motor,no son tan viejas como muchos pueden pensar.Recién a principios del 1900 aparecen las primerastrilladoras y eran fijas. La gente trillaba a mano las plantas y las acercaba a la máquina que estaba estacionada en el campo. En el pueblo, don Fernández recuerda la cosechadora que tenía Linos González en la chacra sobre la actual Defensa Norte, y hacia dónde había que alcanzar lo cortado con chatas tiradas por caballos.
En los años 30, las trilladoras eran tiradas por caballos y las más comunes en General Alvear eran las Balbi o Massey Harris. Esas máquinas funcionaban con el trabajo de unas cinco o seis personas: el que manejaba unos seis caballos mínimo a la cincha; otro que operaba el timón de la máquina; en el centro, un tercero que enganchaba las bolsas abriendo y cerrando constantemente unas puertitas de chapa; otro que embolsaba las semillas y el último, el “cosedor”, que con hilo y aguja cerraba las bolsas “con oreja” antes de que cayeran en el rastrojo.
La máquina tenía unas ruedas de fierro que se engrasaban constantemente para que fuera más liviana, pero si el piso estaba blando igual no se podía andar y había que acarrear el cereal.
Los tiempos han cambiado, las ruedas de fierro ya no existen pero sí las Navidades, con la cosecha finay el trabajo rural que no conoce de feriados ni fiestas navideñas.
Por el campo y su gente, por el pasado y el futuro con progreso, por el trigo y la cebada y por más y mejores Navidades.
Nota: Gracias a Raúl Villamarín por sus relatos, a Rodolfo Solé, a Agapito “Gapo” González y al Sr. Fernández.
Foto: Año 1930. Trilladora de Villamarín. De derecha a izquierda: Benito Villamarín, Basilio Villamarín, Dominga Villamarín de Freyría, José Pedro Villamarín (padre de Rosa Villamarín), Albertina Buonavena de Villamarín, “Maruca” Villamarín, Haydée Villamarín y los chiquitos Pedro y Miguel Freyría. Foto gentileza de Nélida Villamarín de Oroná.
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