La crisis de identidad de la clase media argentina
Nunca tan vapuleada como en la actualidad, la clase media se mira al espejo y ya no se reconoce. A su nueva fisonomía, que parece empujarla hacia un estrato social más bajo, le dio forma la crisis económica actual. Los pronósticos sobre lo que vendrá no son para nada alentadores ¿Alcanza con un cambio de rumbo político?
Tirando para no vender la escopeta. O tratando de volver a subir a la lona donde estaba tirada. Así anda hoy la clase media argentina. Devastada, vapuleada y con crisis de identidad.
En medio de ese nefasto panorama, quienes creen formar parte de esa clase todavía hoy se preguntan si siguen perteneciendo a ella.
Mientras tanto, en una pirámide marcada en la actualidad por el empobrecimiento de todos sus estratos, cotejan guarismos que los alejan cada vez más de ese rango social.
Para contrarrestar esa caída libre, quienes son o estiman ser miembros de dicha clase afinantodo lo más que pueden sus estrategias para no seguir perdiendo por goleada en este partido donde,desde hace algunos años, empezaron a comerle las espaldas de contragolpe y vulneraron todas sus defensas.
Parece quedar poco y nada de aquella porción de la sociedad argentina pujante de otros tiempos, que hacía de su trabajo la fuente de ingreso a través de la cual podía canalizar un estilo de vida marcado por diferentes cuestiones.
En ese ideario, en formato de proyectos que después se hacían realidad, entraban losahorros, las vacaciones, cambiar el auto y hasta hacer realidad el sueño de la casa propia.
Pero el esquema de hoy es bien distinto. En ese nuevo perfil, para la mayoría alcanza con llegar a cubrir los gastos necesarios del mes a mes.
De esa manera, se puede considerar un objetivo logrado si, cada treinta días, se afrontan satisfactoriamente desde lo económico las obligaciones que acarrean variadas erogaciones básicas. Entre ellas, impuestos y servicios -cada vez más caros- traducidos en boletas queinundan los hogares de todos aquellos que son o creen ser de la clase media argentina.
¿Y después…?
Después hay que sobrevivir. Como se pueda, aunque uno ahora parezca estar lejos de todo aquello que le daba identidad a la clase media.
Así, hay que tratar de no renunciar a la educación de los hijos o a la medicina prepaga. Dos valores que -según especialistas- parecen innegociables para la hoy llamada clase media. Y lo mismo sucede con aquellos otros relacionados con la tecnología y la conectividad, a través -por ejemplo- de los servicios de Internet.
Pero la clase media ya no es lo que era. En tiempos como los actuales, en la Argentina no existe como nos la habían contado. Se licuó, de la misma manera que el valor del peso frente al del dólar.
Números que no cierran
Un estudio revela que el 82% de los argentinos cree que forma parte de la clase media. Pero la realidad, marcada por todos esos aspectos antes señalados, indica que sólo un 45% está “técnicamente” incluido dentro de esa porción de este estrato social.
Se habla de que para pertenecer a la clase media hay que tener un salario de 46.000 pesos.
¿Cuántos realmente lo tienen en la actualidad? Aquellas personas que ahora apelan a las terceras marcas de productos, a recortar los gastos lo más que se pueda para privilegiar cuestiones ya mencionadas en ese nuevo concepto de clase media, seguro que no.
A modo de mea culpa al momento de mirarse al espejo: ¿Quién hoy no hace malabarismos para pagar las cuentas? ¿O ha empezado a abonar cada dos meses -por ejemplo- la televisión por cable para, de esa manera, el mes en que no paga el canal destinar esa plata a cubrir otro impuesto o servicio?
¿Quién no se ha sometido por estos días con un consorte suyo de la clase media a un duelo al mejor estilo Far West para quedarse con el carrito de las compras esos miércoles de descuentos en los supermercados? Días en los cuales -hay que reconocerlo- cuando uno llegó al súper después de tanta puja lo único que encuentra son góndolas arrasadas y termina comprando cualquier cosa con tal de justificar su presencia en el lugar.
Y hay más: ¿Quién no ha recortado sus vacaciones hasta convertirlas en meros fines de semana en algún lugar cercano de la costa o la sierra, adónde llega previo rezarle a todos los santos para que ese sábado y domingo que eligió, por lo menos, no llueva?
Sobran los ejemplos de cómo la clase media argentina está arruinada. Y de las estrategias que llevan adelante en la actualidad quienes creentodavía formar parte de ella para seguir de pie en este bendito país.
Sobreviviendo, en realidad, que es lo mismo que decir poniendo el pecho a la pérdida del poder adquisitivo, al aumento de la pobreza, a la falta de trabajo, a la inflación cada vez más alta…
En medio de tan oscuro panorama, la angustia sube de manera proporcional a como el consumo disminuye.
Aquel nivel adquisitivo, que era un sello distintivo de la clase media, ahora se ha convertido eninalcanzable, en una verdadera utopía.
Otro dato, esta vez del INDEC. En febrero pasado una familia tipo necesitó tener un ingreso superior a los 27.500 pesos para no ser pobre.
Si bien ese solo indicador no es suficiente para definir la pertenencia a la clase media, cualquiera que esté leyendo este artículo y forma parte de una familia tipo (aunque es verdad que en la actualidad lo que hay son tipos de familia bien diferentes) sabe muy bien que con ese ingreso está más cerca de rozar la línea de la pobreza que de volver a pisar el umbral del estrato de la clase media.
Nunca tan acuciante como ahora, al menos en los últimos tiempos, son estos datos de la realidad, del día a día. Situaciones que todos experimentan en carne propia y que, en su mayoría, se sufren.
En Terapia Intensiva
Los pronósticos no son muy alentadores. Especialistas coinciden en señalar que los salarios tardarán algunos años en ganarle a la inflación y que, en ese contexto, a la clase media le llevará tiempo recuperarse.
Analistas económicos creen que eso podría empezar a vislumbrarse a partir de 2021. Pero sólo es una estimación, nada para entusiasmarse.
¿Sobrevivirá la clase media como tal hasta ese entonces? ¿O habrá que empezar a delinear en el estrato social argentino una nueva clase? Esa que, creyendo que forma parte actualmente de la clase media, en realidad ya no lo es.
Una clase que aprendió a hacer malabares y que hasta se permite soñar con que todo podrá cambiar de la mano de un nuevo gobierno. O de este mismo (intuyo que en este párrafo muchos de los que están leyendo pensarán que el autor de esta nota tiene sus facultades mentales alteradas,es un iluso o vive en Suiza).
A modo de conclusión, a la actual clase media -mientras resuelve su crisis de identidad y la otra crisis, que la está llevando a su extinción- le queda, tal lo ya referido, seguir sobreviviendo.
También, ahora ya pensando en un cambio de rumbo político si es que lo considerannecesario, los integrantes de la clase media pueden apelar a botar a sus actuales gobernantes. Un concepto válido de aplicar si es que a los representantes de la clase política que ahora es el oficialismo les endilgan toda la responsabilidad de sus pesares.
Botarlos de la menor manera, como se estila en una democracia que se precia de tal. Es decir, colocando un voto en la punta de un imaginario zapato gastado y roto que deja ver el ápice de una media, que también está toda invadida por agujeros que son sinónimos de crisis, para llevar a cabo tal acción desde el estrato social protagonista de esta nota. El mismo que, durante el siglo pasado, fuera el motor del desarrollo argentino.
En un caso así, se recomienda que dicha maniobra vaya acompañada de la esperanza necesaria en que un cambio de dirigentes políticos en el gobierno pueda desconectar a la clase media del respirador artificial que le han puesto, mientras sigue en estado de coma y agoniza, internada en Terapia Intensiva.
Claro que muchas veces esas esperanzas, sobre todo en Argentina, al poco tiempo terminan siendo una dosis más fuerte de la misma desolación que ya se venía padeciendo.
Difícil vivir así, ¿no?
Fabián Sotes
fsotes@diarioeltiempo.com.ar
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