Hay negocios alvearenses que han perdurado en el tiempo manteniendo            las puertas abiertas y siendo por su misma permanencia, íconos en la        historia del pueblo como es el caso de la “Sodería Fittipaldi”, empresa        familiar de más de 120 años de antigüedad y que enlaza el crecimiento y progreso del pueblo, la vida familiar y social porque: ¿Quién no tomó              soda en sifón, o un buen vaso de Coca Cola o Cerveza fría comprados en            lo de Fittipaldi?
La Sodería se abrió en 1897 y desde 1905, es representante de la            Cervecería Quilmes y la Coca Cola, proveyendo al pueblo por más de 100        años y en vigencia con el nombre de “Distribuidora Fittipaldi” a cargo de      Edith Beatriz Fittipaldi de Márquez.
COMIENZA LA HISTORIA EN 1897.
FRANCISCO FITTIPALDI.
La historia de la Sodería comienza en Italia en 1875, cuando Francisco        Antonio Fittipaldi llega a la Argentina junto a sus padres y su hermana          Rosa instalándose primero en Tapalqué para venir a General Alvear ya        casado con Amelia J. Rodríguez y con una futura y larga prole bien italiana        de nueve hijos: Vicente Antonio, Juan María, Ambrosio, Cristina, Floro,        María Angélica, Mateo Ernesto, Onofrio Raúl y Carlos Alberto Fittipaldi.
En 1897, funda la primera fábrica de refrescos y soda en Alvear en la          esquina de Carlos Pellegrini y Roque Pérez donde venden la Naranja              Biltz y fabrican “el refresco de la bolita”, una bebida que se elaboraba con jarabe, ácido líquido, esencia de naranja o limón y agua de azahar.
En 1905, cuando Francisco obtiene la concesión de la Cerveza Quilmes,            se instala en la tradicional esquina de Carlos Pellegrini y Lavalle vendiendo      los populares Vinos de Mendoza de las Bodegas Giol y Dumit y el dulce          vino de San Juan de la Bodega El Globo.
Empresario con todas las letras, pronto amplía el ramo elaborando grandes barras de hielo tan necesarias para enfriar las bebidas pero también      lavandina, velas, jabón y… ¡líquido insecticida! Su espíritu progresista y laborioso no descansa y agrega cada día una novedad para el floreciente General Alvear de las primeras décadas del 1900, siendo uno de los        primeros depositantes de la Sucursal Banco de la Provincia de Buenos        Aires cuando se abrió en 1912.
La Empresa familiar crece, y tal como figuran en boletas de 1916 a 1921      hacían pozos semisurgentes, vendían arena, cal y piedras para cordón, cuadrada, martelina, adoquines, umbrales de todas dimensiones, cal viva          de Sierras Bayas y de Loma Negra, como así también tejidos de alambre,            y además, son mayoristas de Frigoríficos SWIFF, Harinas La Blanca y        Armour, lácteos de Melano y Pettiggiani entre otras mercaderías aunque siempre manteniendo la fabricación de soda y venta de bebidas.
PROVEEDORES YA AMIGOS
La Sodería se ampliaba constantemente aumentando la cantidad de tubos        de ácido carbónico con el que se gasificaba la soda, gran cantidad de        cajones y sifones que proveía la Empresa de Eduardo Santambrigio y uno        de los hijos de Francisco, Vicente Antonio, será el responsable durante    muchos años de la Contaduría.
Hubo empresas que comercializaban con los Fittipaldi trascendiendo generaciones y una de ellas, es la empresa Eduardo Mortz al que le      adquieren el gasómetro y un pie simple para la llenadora de sifones reflejándose en los libros y los negocios con otras empresas minoristas      como las de Pedro Nomdedeu de “Casa Nomdedeu”, Manuel Díaz Arias            de “La Vencedora”, Evaristo Ortiz de “Cas Ortiz” y Antonio Pessotano.
El hielo era muy usado en esa época para la refrigeración y conservación          de los alimentos y se transportaban las pesadas y frías barras al hombro colocándose en bateas para enfriar las botellas o mantener la carne. El agua, material esencial de la Sodería y fábrica de hielo, se extraía con un alto      molino que estaba ubicado en el predio del Prado Español y a partir de          1942, del terreno de su propiedad ubicado en la Av. Perón y Monti lugar        donde constantemente entraban y salían los carros de reparto tirados por caballos.
FALLECE FRANCISCO FITTIPALDI.
Al fallecer Francisco Fittipaldi, en 1947, se hace cargo de la Sodería su hijo Floro que la compra a la Sucesión el 20 de Octubre de 1949, con todas sus instalaciones e implementos y junto a su hermano Juan María Fittipaldi y su sobrino Níver César Pinciroli, conforman la sociedad. Níver, en ese entonces    de 17 años y proveniente de Lobos, llega por “tres meses para probar” quedándose en el negocio por 65 años.
Al hacerse cargo del negocio Floro Fittipaldi, -que se había casado con      Adelina Iocco el 6 de abril de 1911-, se realiza en el Libro Inventario, una      prolija descripción ordenando tal como lo hacía su padre las “Mercaderías, Muebles y Útiles e Instalaciones, Maquinarias, Herramientas, Envases y Semovientes”.
En una lista larga de “Muebles y Útiles” llama la atención la existencia de          un tanque para hacer lavandina de 1.000 litros, tanques de hierro        galvanizado de 500 y mil litros “de éter”, una máquina de hacer jabón y encorchar botellas. Para la fabricación de la soda, la fábrica contaba con            un pie llenador tapa corona, una saturadora Nº 1, 4 tubos nivel de agua    máquina saturadora y una saturadora “Geret” semicontinua con un      gasómetro para llenar los sifones y un pie llenador de sifones, robinete del      pie llenador de sifones, un motor “Petter” 8hp, motor “Aster” 5hp a nafta y        un motor eléctrico.
MÁS DE 2.000 SIFONES.
Para esa época, la Sodería ya poseía 2.000 sifones, 40 cajones para 12        sifones de ¾, 30 cajones para 6 sifones de ¾ realizando venta mayorista            en el local o distribución puerta a puerta, acción que hacían los repartidores José Molina y J. M. Pichirilo en dos jardineras tiradas por caballos y más modernos, con un pequeño tractorcito con acoplado siendo Carlitos A.            Díaz el último que hizo el reparto en ese tractor.
FALLECIMIENTO DE FLORO.
En el año 1953, se retira de la Sociedad Juan María Fittipaldi y Floro fallece repentinamente el 8 de Marzo de 1956 a los 47 años. En el diario local El Independiente del 11 de mayo de 1956, el Club Unión Empleados de        Comercio publica que el pueblo de Alvear, “pierde con su desaparición,          uno de sus más entusiastas colaboradores”, ya que fue socio fundador, y desempeñó el cargo de presidente de la Comisión Directiva. Las        Autoridades del Club destacan que ha sido un “...prestigioso hombre    vinculado al comercio e instituciones sociales y deportivas de nuestro      pueblo” y que “su desaparición ha conmovido profundamente” a la        sociedad alvearense.
Sin Floro, la Empresa continúa a nombre de su viuda Adelina Iocco, su hija Edith Fittipaldi y Níver Pinciroli trayendo toda clase de bebidas: vino        moscato y sidra “Pángaro”, “Indian Tonic Biltz”, “ Naranja Bilz”, Cinzano, Hesperidina, Cogñac “Emperador”, “Tres Plumas”, ”O. Dupuy,” ginebra “Bols”,Caña “Legui”, “Garufa”, “Que Paisano”, “Pecho Colorado”, Caña Quemada “Chissotti”, Anís “Ocho Hermanos”, Grappa “La Mendocina”,        licor Pantón, granadina, Naranja “Neuss”, distintas marcas de whisky y      vinos.
¡Quién diría de tantas bebidas y productos que han sido distribuidos por      años por la Casa Fittipaldi! En 1958, anexan la venta de mercaderías al por mayor así que fue necesario la construcción de un depósito en la calle      Lavalle incorporando el Fernet “Visconti”, laGrappa con miel “Firpo”, el guindado ”Alto Valle”, los aperitivos “Pineral”, “Bitter Padilla” y naranja “Sacic”, el vino oporto “Pángaro”, las preciadas petacas de Whisky “O. Smuggler” y también sal fina, pasas de uva, paté de foie “Swiff”,            caramelos y pastillas “Renomé”, café Orquídea, caramelos “Mariló”, jabón “Magistral”, tarros de flit, galletitas “Bésame” y “Manón” de Terrabusi,        harina “Blancaflor” y aceite “Cocinero”.
BEBIDAS DE TODAS CLASES.
¡Cuántos recuerdan a Rodolfo Bruno, chofer del camión Fargo Diesel del          62! Él trae en interminables viajes a Buenos Aires los vinos “Donati y      Zumuva” y la Yerba “Flor de Lis” y a partir de 1963, la Naranja “Crush”, la Cascarilla, el aperitivo “Xerez Quina Ruiz”, el agua tónica “Cunnington”        entre tantos otros productos. En 1965 distribuían los vinos Fragata, Cuyo, Carrodilla, Trapiche, Pico Rojo, Termidor, Grenier, Sidra Real, cerveza        Bieckert y agua mineral Villavicencio además de los diferentes vinos que            se traían en botellas ¾ y damajuanas de 5 y 10 litros.
En el inventario de 1970, el parque automotor ya no es un solo un “sulky        con aperos” sino que se han incorporado un camión Dodge DP 500, una camioneta Dodge, un camión Bedford con acoplado Koller, y un camión Mercedes Benz 1114 abriéndose La Ferretería con venta de repuestos              para el automotor.
En 1971, la empresa adquiere un acoplado Lamopi y en el año siguiente          una camioneta Chevrolet pintada de roja por ser distribuidores de Coca        Cola, camionetas que todos recuerdan pasar haciendo el reparto aún      después de cambiar de dueño.
Adelina Iocco fallece pero la Sodería queda en la familia hasta que, en          1984, se vende la Fábrica de Soda a los Sres. Carlos Giavino y Juan            Carlos Tortelli, conformada por la totalidad de los sifones que se          encuentran en existencia con la marca Soda Fittipaldi y las maquinarias      siendo sus empleados Pedro Giavino, Carlos José Ortiz y Mario "Clavito" Álvarez.
SIGUEN EDITH Y NÍVER.
Níver y Edith continúan al frente de la Casa Fittipaldi hasta el año 2008,            con la distribución de vinos, gaseosas, agua mineral, cerveza Quilmes,        jugos, y la ferretería y anexos que a partir de esa fecha, disuelta la          Sociedad con Níver, continúa a cargo de Edith Fittipaldi y su hijo Germán Márquez.
¡Quién diría tantas bebidas y productos que han sido distribuidos por            años por la Casa Fittipaldi! ¡Cómo no recordar el golpeteo de los cajones            al bajarlos en cada casa y el grito del sodero y el entrechocar de los            sifones de vidrio! ¡Cómo olvidar las corridas a lo de Fittipaldi para            encargar las bebidas para bailes y encuentros!
Casi sin slogan, la Casa Fittipaldi ha estado siempre junto al Pueblo con responsabilidad, acompañándolo en las Fiestas y en las mesas de cada          día. Casa Fittipaldi, la empresa que desde hace 122 años, sigue presente          en la historia del Pueblo.
Fuentes:
1. Llantada de Márquez, María Isabel. Fortín Esperanza, Hoy General Alvear. Apuntes para su historia. Editorial Hobby C. e I, Edición 1969.
2. Archivo Privado “Casa Fittipaldi”. Libros contables: Libros Inventarios          Nº 1,2 y 3, Libros Diario N.º 1,2 y 3, Registro de Empleados, Libro Mayor              N.º 1, 2 y 3 desde 1931 en adelante.
3. Diario El Independiente. 11 de marzo de 1956.
4. Archivo de la Sociedad Española.
5. Sucesores de Floro Fittipaldi, 108 años de servicios. Diario la Mañana.            11 de febrero de 2004. Página 9.
EMPLEADOS DE LA SODERÍA FITTIPALDI.
Si bien algunos nombres se han perdido, los libros de empleados de la        Firma nombran a las siguientes personas: Derqui, Moreno; Tabernia; Porta; Vicente Antonio, Juan María, Floro, Mateo Ernesto y Onofrio Fittipaldi; José Molina; J. M. Pichirilo; Pedro Pascual Del Valle; José Miguel Leiva; Raúl        Oscar Puccitelli; Félix Nicolás Mangudo; Andrés Oscar Zamudio; Rodolfo Domingo Bruno; Alberto Oscar Fregeiro; Ernesto Oscar Garrocho; Carlos Alberto Díaz; Raúl Oscar González; Ernesto “Bumbún” Escande; Roberto Ermando Posse; Jorge Omar Villarruel; Ramón Gabriel Córdoba; Luis        Antonio Zuazúa; Rubén Roberto Fernández; Carlos José Ortiz; Ricardo        Ismael Suárez; Blas Macedonio Aguirre; Jorge Abelardo Almendros;        Eduardo Rubén Cañas; José Luis Deleris; Osvaldo y “Filucho” Mangudo; Alejandro Ignacio Adorno; Manuel Ángel Burgos; Enrique "Negro" Ardiles; Mario Peralta y Héctor Martínez.