“Buen viaje Abuelo, nos vemos en una Tertulia”
Por Matias Kraber
El viejo fue un fundador. Un hombre que entre Alvear, Azul y Olavarría dejó historias en las paredes de las instituciones. Algunas llevan sus nombre. Respiró eso de ser de club. De entenderlo desde las entrañas para hacerlo revivir o funcionar como un cronómetro que se colgaba como collar cuando yo era más chico. Expeditivo. Velocidad y Resistencia, uno de sus últimas grandes causas en la ciudad de Azul. A mi me gustaba ver al hombre de carne y hueso que asomaba por las hendijas del más mítico. Arrancarle un poco su arrabal de tipo de calles pisadas con esos berretines de la calle. También adivinar un poco de esa sangre tana que trajo encima y distribuyó con sus genes.
Una vez en Alvear presentó su libro “Memorias de un Docente” y me largó a la cancha para presentarlo. Yo aún no estaba recibido, tampoco sabía si estaba a la altura, pero me lanzó igual. Todavía recuerdo el silencio de ese auditorio. Las miradas de tantos que fueron sus alumnos y alumnas. Recuerdo también su emoción al entender que yo también era uno de los suyos cuando me tocó conducir parte de su ceremonia. La gente de pie aplaudiendo. Él y yo emocionados junto mi vieja que siempre ofició de médium.
Fue un tipo que en la nada misma, puso un arco, un aro, una cancha y las pelotas de la historia comenzaron a girar. Gracias por tus enseñanzas de abuelo docente.
Fue un tipo que en la nada misma, puso un arco, un aro, una cancha y las pelotas de la historia comenzaron a girar. Gracias por tus enseñanzas de abuelo docente.
Buen viaje abuelo. Me quedo también con las últimas risas y paredes que tocamos con la palabra, el ultimo sábado en el segundo piso del Argerich, a dos cuadras de la cancha de Boca. Nos vemos en una tertulia, te dije. Estoy convencido que así será.
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