16/12/19

Cuando las cosas están bien hechas

Por Lis Solé
No hay mucho para decir cuando algo se ve bien cuidado y es el caso del Parque José de San Martín.
Desde el vamos, arranca con una “Peatonal” de arenisca que se ve        rastrillada todos los días con gran prolijidad con el marco rústico de la      antigua vereda de ladrillos sombreada siempre por la fila de olmos que              da sobre la avenida 9 de Julio.
            
El parque ha recuperado sus canteros muy blancos coloreados con          gasañas y copetes que dan una larga y lejana línea de color que llega            hasta la Bandera Argentina que ondea en el mástil.
No sólo lo que se ve reluce, porque la parte de atrás del parque se ve completamente limpia y rastrillada con los baños limpios y cuidados y            hacia atrás, se puede pasar por la antigua pasadita “anticaballos” para          llegar hasta la emplanada de ascenso del antiguo ferrocarril, donde ahora          se puede transitar viendo a lo lejos el andén que tantos recuerdos trae de trenes, cargas y pasajeros.
  
          La ligustrina de crataegus ha recuperado su línea casi perfecta,              sólo interrumpida por algunas plantas que se han perdido pero que nos        hace recordar a la pulcritud y prolijidad de las antiguas estaciones            inglesas y dan brillo y solidez al hermoso boulevard de plátanos que        muestran y regalan su sombra a los bancos de colores.
Desde el ángulo de la estación se ve un parque donde ningún rincón ha    pasado desapercibido, donde el rastrillo ha llegado buscando basura o        restos de comida de los tantos chicos que con sus madres van a pasar                la tarde, jugando y sacando fotos para todos lados porque la belleza de          este parquecito antiguo de ya 50 años, ilumina el alma.
            Nada está abandonado en este parque. El paredón sanmartiniano            se ve espectacular al fondo, con su fuente impecable sin mugre ni hojas              y que ostenta la leyenda completa donde se lee con orgullo “Parque            infantil José de San Martín” debajo de la bandera celeste y blanca que              infla nuestro sentimiento patriota.
            Realmente, un lugar donde se es “feliz entre las hojas que cantan” cuando “el viento atraviesa el jardín” como dice el canto de María Elena      Walsh.
Desde debajo del impresionante roble de la esquina, es tan bonito perder            la mirada entre los juegos y el reluciente lugar.
Porque no es fácil mantener un Parque-Jardín con mucho uso de              grandes y chicos y no es cuestión de un día sino de la constancia de              años y días es justo agradecer al jardinero Luis Falco por esta          extraordinaria actividad de recuperación, puesta en valor y              mantenimiento del Parque de la Estación.
Gracias Luis Falco por dejarnos ver un lugar prolijo, ordenado, limpio,              con olor de flores y regalarnos un cielo en la tierra florecido para todos.
¡Gracias Luis Falco! Impecable labor.
   

No hay comentarios:

Publicar un comentario