La otra guerra
«Este jueves 2 de abril de 2020 no podemos estar juntos, darles un abrazo a ex combatientes, ni tomarnos de las manos en el acto de homenaje a los veteranos y caídos de Malvinas, pero no por eso debemos frustrarnos, sino sentirnos orgullosos porque estamos todos en casa, luchando, de una manera muy distinta, pero con el mismoobjetivo que en 1982, asegurarle a la patria y a sus hijos un futuro mejor en este suelo tan querido».
En el acto del 2 de abril de 2017, comenzaba mi discurso de Malvinas diciendo:
“Nuestros hijos en la escuela aprenden lo que pasó en Abril de 1982 con libros y documentales, como aprenden los hechos de Mayo de 1810, o los de Julio de 1816, en cambio, nuestra generación los aprendió de otra forma”, viviéndola a la distancia algunos y muy de cerca otros, como José Cabrera, Martín Ortiz, Vicente Pugliese, Antonio Moreno…
Todos los argentinos vivimos como protagonistas hoy otra guerra. Una guerra contra un enemigo sin bandera, sin nación, sin intereses geopolíticos, sin ideología. Un enemigo al que no le importa qué edad tenemos, cómo actuamos, qué pensamos. Un enemigo que no tiene rostro, un enemigo que no podemos ver.
Esta guerra no exige dormir en un pozo de zorro o pasar hambre y frío mientras se marcha al frente, esta guerra solo nos tiene prendidos al televisor a la espera de una buena noticia esperando que baje el número de infectados, de muertes o que finalmente alguien en el mundo dé con un tratamiento efectivo contra el coronavirus.
La mayoría de nosotros en casa nos sentimos aburridos, hastiados, cansados y hasta inservibles sin poder salir a ayudar de la manera en la que estamos acostumbrados, poniendo el cuerpo, haciendo con nuestras propias manos. Hoy como en 1982, los que salen a pelear son los más jóvenes, que atienden pacientes en un centro de salud, controlan la seguridad en las calles, difunden información veraz y segura, o trabajan voluntariamente en los barrios, haciendo barbijos, mascaras y ayudando con las compras a quienes no puede salir a trabajar para sostener su vida diaria.
En aquel discurso de 2017 también citaba a San Martín y decía: “‘Una derrota peleada vale más que una victoria casual’ y no se equivocaba, la derrota en Malvinas nos hizo más fuertes, más pacientes, más perseverantes, más inteligentes.” Ahora le encuentro más sentido a aquellas palabras, porque más que nunca debemos ser más fuertes, más inteligentes, más perseverantes, como también más precavidos y solidarios.
Este jueves 2 de abril de 2020 no podemos estar juntos, darles un abrazo a ex combatientes, ni tomarnos de las manos en el acto de homenaje a los veteranos y caídos de Malvinas, pero no por eso debemos frustrarnos, sino sentirnos orgullosos porque estamos todos en casa, luchando, de una manera muy distinta, pero con el mismo objetivo que en 1982, asegurarle a la patria y a sus hijos un futuro mejor en este suelo tan querido.
Prof. Silvia Capppelletti
Presidente del Honorable Concejo Deliberante
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