15/5/20

El Puente Gorbea

Por Lis Solé
Las páginas de vida se multiplican en cada uno de los rincones de un        pueblo y su historia está presente en cada persona que ha vivido en ese      lugar, en esos rincones donde se han experimentado o compartido      emociones.
Por eso, el PUENTE DE GORBEA es mucho más que una foto de postal.
Se encuentra al norte del pueblo de General Alvear, antes de cruzar el        arroyo Las Flores y se accede por un caminito de tierra muy pintoresco          que deja a un lado el monte de Morena para cruzar por hondonadas y          arenas que llegan a los tamariscos que son los únicos que verdean a la distancia.
Siempre ha sido uno de los lugares más frecuentados por los pescadores alvearenses tanto por el sencillo y simpático puente que entre tamariscos resguarda el agua bulliciosa que proporciona pesca segura como la        cercanía y el fácil acceso desde el pueblo.
Su historia no es corta y tuvo que ver con los grandes cambios que,          aunque parezca que nada tiene relación, fueron provocados por la              llegada del ferrocarril. Cuando se crea el pueblo y luego el distrito, junto          con las manzanas y solares del pueblo, se dan chacras.
Así es como llegan a nuestro pueblo un grupo de italianos que se            asientan principalmente en “la zona de las chacras” ubicadas al noreste            de la planta urbana cruzadas por el único camino de salida del pueblo          hacia el norte y que iba a la estancia “Nueve de Julio” de José Portugués.
El camino de salida al pueblo hacia el Saladillo seguía seguramente más            o menos el mismo derrotero, hacia donde se dirigían las chatas y carretas      para vender los frutos del país. Para el oeste, estaba el arroyo de Las            Flores y una serie de lagunas que se formaban principalmente por los desbordes del arroyo Tapalqué que fueron parcialmente solucionadas              con la construcción del canal Piñero en 1890.
Pero un buen día, llega el ferrocarril (1897) y el pueblo ahora debe mirar        hacia el oeste donde se había levantado una gran muralla por donde    circularían los trenes. La vida en la zona “de las chacras” cambió. Ahora    debían salir con sus productos hacia la estación por lagunas y zonas pantanosas y encima cruzar el canal por donde se pudiera y solamente              en épocas de bajantes. La zona “de las chacras había quedado casi            aislada y así continuó por veinte años.
Los pedidos y las quejas eran constantes ya que los pobladores de la              zona veían muchas veces perder todo el producto de sus cosechas        productos de los pantanos o el riesgo de cruzar el canal.
Finalmente y después de muchas idas y venidas, el puente empezó a construirse en los primeros días de agosto del año 1929, en oportunidad            de que llevaron al lugar parte de las herramientas y materiales para            ejecutar la obra que uniría las chacras de FRANCISCO GORBEA con      DOMINGO DE GREGORIO.

TRAMITES ETERNOS QUE NO IMPIDIERON SU CONSTRUCCIÓN
El diario “El Independiente” declaraba que “después de largo tiempo de espera” se tendría el gusto de iniciar una obra que ha sido reclamada insistentemente  puesto que era “sumamente necesaria” y grandes sus beneficios para una extensa zona de campos trasladaban sus productos      hasta la estación con serias dificultades”.
Para la construcción del puente fue necesario la aprobación del            presidente de la Nación y después, con intervención del intendente de la Municipalidad de General Alvear, Sr. PASTOR UMARAN y las gestiones            del ex legislador BERNARDINO ALTHABE[i], se logró la finalización del      trámite y la adquisición del material para la construcción de la obra.          Muchos de los materiales se habían comprado en otros pueblos y habían quedado en la zona del ferrocarril así que hubo que gestionar también el acarreo de lo comprado hasta donde se construiría el puente.

SE NECESITA TAMBIÉN LA AYUDA DEL VECINDARIO
En realidad, no fue sólo un puente el que se construyó. La zona era muy        baja y un solo puente sobre el canal no alcanzaría para contener el        desborde del agua de las grandes lluvias. Así que a más del puente        debieron construirse “las alcantarillas de acceso y un extenso terraplén”         que vendría a subsanar “los serios inconvenientes que interponen algunas pequeñas lagunas que se forman, pero que debido a la mala calidad de la      tierra que en ese camino existe se hacen profundos baches que        imposibilitan el paso”.
            Seguramente más de un pala de buey fue necesaria y muchos trabajadores para poder construir el semejante terraplén ya que además            de dar trabajo a la población proporcionó “beneficios incalculables por la subdivisión que por allí existe de la propiedad”.
El redactor del diario “El Independiente” llamaba a la solidaridad de todos        los dueños “de las chacras” porque “sería necesario la ayuda del          vecindario para que cada propietario arreglara las calles de acceso al          puente que no estaban en buen estado y que con ayuda de cada uno, se lograría el éxito del puente”.
Y SE INAUGURÓ POR FIN
El puente tuvo un costo de 36.000$ m/n siendo una construcción sólida,          con una base de fuertes vigas de mampostería de largas dimensiones que      eran colocadas a golpe de un martinete cuyo peso era de 800 kilos,          llevando un día de trabajo cada una hasta lograr el nivel correspondiente,    vigas que aún mantienen el puente fijado al fondo a pesar de las continuas inundaciones.
Sobre esa base de vigas se construyó el puente de mampostería actual,      puente de un solo tramo que descansa en vigas colocadas            horizontalmente que tienen un metro de espesor.
Los diarios de la época decían que esto le permitiría darle “una solidez extraordinaria y su duración por esa misma causa será de muchísimos      años”.
Así fue, el puente fue inaugurado en octubre de 1930.
Noventa años han pasado y se mantiene por sí mismo sin mantenimiento dignos de señalar.
Propio de la época en tiempos de pequeños camiones del año 30, el            puente es angosto y debe ser transitado con sumo cuidado y respeto              por su antigüedad así como la necesaria protección de los hermosos tamariscos plantados entre el puente y las alcantarillas que han fijado el terraplén por años sin permitir su erosión después de infinitas          inundaciones en su larga vida de casi 90 años.
PUENTE DE GORBEA:
… un lugar más para cuidar que no sólo representa el ánimo de progreso          del vecindario del paraje “de las chacras” sino que también recuerda a un personaje singular del pueblo, don SIXTO GORBEA, un estudioso, el primer bibliotecario alvearense, un ser de perfil bajo pero de gran actividad social, cultural y política signado en el progreso y el resguardo de la historia de General Alvear.
Algo más para saber, algo más para respetar. Muchas historias de trabajo, esperanza y de progreso, historias de amores y desengaños que llegaron            o se fueron como el agua debajo del puente, con esa rapidez que          impresiona e hipnotiza, que se escurre tal cual la vida que pasa y nos            deja los ojos llenos de lágrimas y nostalgias.
Fuentes consultadas: Periódicos “El Independiente”. Año 1929 y 1930.
Fotos: Pachi Guillen y Mónica Salamendi.
[i] Bernardino Althabe es diputado durante los años 1927 y 1928. Cuando gestiona la construcción del Puente de Gorbea, en 1929, Althabe ya había terminado sus dos años como diputado y en los documentos aparece          como "el ex legislador Dr. Bernardino Althabe". Al año siguiente, el 30                de marzo de 1930, los radicales ganan las elecciones en las que el          candidato a Senador era justamente Bernardino Althabe. Cuando se          termina el puente de Gorbea en octubre de 1920, él es senador pero en el artículo dice textualmente "ex legislador" refiriéndose a las gestiones realizadas en 1929.

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