27/5/20

Indianos en Buenos Aires

Por Lis Solé
 Cuando se habla de pioneros y fundadores de los pueblos, se les rinde homenaje por su audacia y afán “de hacer” y en General Alvear, no se          puede obviar la presencia de José Rufino de Olaso que trajo con él a            otros muchos vascos y españoles que sin dudas “poblaron el pueblo”                y de cuya descendencia se enorgullecen los pobladores alvearenses    originales.
José Rufino de Olaso, pionero y uno de los primeros pobladores del            Pueblo Esperanza, hoy General Alvear de la Provincia de Buenos Aires,        nació en 1839 en Vizcaya y falleció también allí en 1917.
Junto con su hermano Julián, vinieron a Buenos Aires instalándose en        Lobos y General Alvear, marcando su presencia desde la fundación del      pueblo en 1855 cuando solo tenían 16 y 18 años. En 1867, José Rufino            crea en Lobos (Bs As) la Sociedad Española de Socorros Mutuos del                cual es socio fundador y primer Presidente.
En 1875, José Rufino compra en General Alvear una superficie de 2.506 hectáreas donde funda la estancia “San Salvador del Valle” que lleva el        mismo nombre de su pueblo natal, hoy Trápaga o Trapagaran,          construyendo una hermosa casa en el medio anexando en 1876, 8.099 hectáreas que completan las 10.600 hectáreas que ocupaba la propiedad.
El “palacio” de Olaso en Alvear, era una construcción en U con una            atalaya en el centro que le valió el apodo de “El Mirador”, lugar donde actualmente se encuentra la Colonia del mismo nombre.
Cuando vuelve a España, es recibido con honores y ocupa el cargo de      Alcalde construyendo una serie de edificios que dona a la Comunidad          Vasca que lo reconoce por sus obras benéficas y de caridad. Semejante        obra fue la que dio fundamento al Papa Pío X para concederle el título    pontificio de “Marqués” de Olaso en 1914.
DOÑA DOLORES, SU ESPOSA Y SU HIJO LUIS, SEGUNDO MARQUÉS DE OLASO
José Rufino de Olaso se casó una sola vez en 1880 con la urduñatarra          María Dolores Madaria Olavarrieta (1850 - Bilbao 1896) siendo padres de            un único hijo, Don Luis Saturnino Julián de Olaso y Madaria, (Orduña            1880) quién fallece en Buenos Aires en 1947.
Don Luis continuó y completó con creces la obra de su padre en General    Alvear y en España, acrecentando su fortuna y realizando constantes            obras de beneficencia. Luis Olaso fue propietario de la isla Mínima en        Sevilla, los vapores Sevilla-Sanlúcar y recibió de la Iglesia el honor de              ser declarado segundo Marqués de Olaso. Estuvo casado con María del    Carmen García-Ogara y González-Careaga (1888-1922) en primeras            nupcias y con María del Carmen Villar y Rodríguez de Castro († 1991) en segundas nupcias.
EL REGRESO DEL INDIANO
Del país vasco vinieron muchos inmigrantes a Argentina en el siglo XIX.    Nunca perdieron la unión con su país de origen, algunos volvieron a          España definitivamente y otros pasaron sus vidas cruzando una y otra            vez los mares.
A estas personas que volvían de América en Vizcaya les decían              “Indianos” y eran en general benefactores recibidos con gran alegría y      respeto por los habitantes del pueblo destacándose el momento en el              que volvieron en la Fragata Argentina “Sarmiento” en 1902 como              cónsules de Argentina en España.
El “Indiano” José Rufino de Olaso regresa a su pueblo vasco y es              alcalde construyendo la Casa Consistorial, el Campo Santo, el Matadero            y una plaza Pública, todo en terreno heredado de sus padres.
Los investigadores Juan Cordón y Antonio Zorrilla acompañados por el        actual Alcalde Xavier Cuéllar Cuadra, han corrido tras las huellas de José Rufino Olaso y su familia intercambiando información de aquí y de allá.
Fue así que en 2019, se entrevistaron con don Fernando de Olaso, nieto              de José Rufino que vive en Madrid. Don Fernando fue el último dueño de            la estancia alvearense y quién firmó los papeles de la expropiación en          1969.
EL PALACIO DE OLASO
Su casa en su pueblo natal, es un hermoso palacio que actualmente es              la Casa de la Cultura de Trápaga.
Este Palacio fue mandado construir a principios del siglo XX por don              José Rufino, en los mismos terrenos en que se levantó la primitiva            escuela de la fundación Durañona, tomando como modelo otro palacio              de la familia Olaso construido en el siglo XVI en Bergara (Gipuzkoa). Es            un ejemplo de la arquitectura culta que primó al iniciarse el siglo XX, en            un lenguaje ecléctico que combina elementos del gótico y del barroco, y          que da lugar a un edificio civil de notable interés, más destacable aún              por ubicarse en un marco eminentemente obrero.
En el frente del edificio, se observa un escudo de la familia que da la      impresión de que fue reformado porque la piedra tiene otro color. En ese escudo se observan dos ángeles que quizás han sido añadidos después          del marquesado pontificio.
CULTURA Y MÚSICA PARA LOS HABITANTES “DEL VALLE”
El pueblo de “San Salvador del Valle” era conocido como “El Valle” y actualmente por “Trapagaram” que es su nombre oficial. En su Centro                se encuentra el Palacio Olaso que, paradójicamente, no fue habitado ni            por los marqueses ni por sus descendientes y en 1975, fue vendido por        Javier y Alfonso Olaso Castet pasando por distintos propietarios hasta            que finalmente, en 1982, el Ayuntamiento lo compró y restauró    transformándolo en la actual Casa de Cultura y la Escuela de Música.
Siempre respetando a sus antepasados y orgulloso de ellos, José Rufino diseña la construcción en base a otro palacio de la familia Olaso            construido en el siglo XVI en Bergara (Gipuzkoa), siguiendo un estilo            gótico que le concede una estampa y monumentalidad muy pintoresca.
Los Olaso. Su nombre cruzó el mar y quedó en el corazón de muchos                de un lado y otro del Atlántico. Nada más recordar a doña Luján Pascual            de Gorosito que muestra con profundo cariño una foto del palacio de            Olaso que fue visitado por un pariente en su viaje a España y que le                trajo la imagen que está siempre sobre una mesita en el comedor y que              le trae recuerdos de sus padres y abuelos que vinieron de Europa y encontraron hogar y trabajo en tierras de marqueses.
Cierto. En la actualidad, hay nombres que se conocen por su actividad      política, nombres de personas que sin embargo, muchas veces no hacen        más que cumplir con su trabajo de funcionario público; pero hay otras que estuvieron y dieron lo mejor de sí, su tiempo, su esfuerzo, intenciones y      dinero sin obligación y por supuesto, sin esperar honores ni retribuciones…
Ésos son los imprescindibles en la historia de los pueblos.
Fuentes consultadas:
  • Página oficial del Municipio de Trapagaran.
  • Solé, Lis. Marqués de Olaso. Estancia “San Salvadro del Valle”.        Ediciones Al Margen. La Palta. 2014.
 
Agradecimientos:
Equipo de investigación del Municipio de Trapagaran, Sres. Juan                Cordón y Antonio Zorrilla y al Alcalde Xavier Cuéllar Cuadra.

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