“Solo tenemos cinco panes y dos peces”
Fundación Esperanza Alvearense
Esta Carta está dedicada a toda la gente solidaria de nuestra Comunidad
Esta carta comienza con un versículo de la lectura de la multiplicación de los panes (Mt.14,31-21) Jesús se retira a un lugar solitario, porque recibió la noticia de que su primo Juan el Bautista había sido asesinado.
Pero cuando la gente vio a Jesús, todos corrieron tras de él, porque sienten” todo tipo de necesidades, y Jesús se olvidó de sí mismo, actúa y da el ejemplo.”
En estos días de cuarenta hemos visto en nuestro país, en los distintos medios de comunicación y en carne propia, escenas, que jamás teníamos pensado, ni pasó por nuestras mentes. Pero dentro de todo el desastre que ha provocado esta pandemia, reconforta ver la capacidad de nuestra gente en solidarizarse ante esta prueba, y lo mejor de sí que no es la (bronca ni el insulto, que fueron quizás nuestras primeras reacciones), pero si fueron las de ofrecer nuestras manos para ponernos a trabajar.
Ojalá con el paso del tiempo no se nos borre nunca la imagen de un pueblo que en silencio, con dolor, con los lógicos miedos se animó, dejó de lado su propio interés, dejar de lado (sin olvidar), por un momento nuestros problemas, y ponernos unos con otros ante situaciones que necesitan ahora más que nunca de nuestros corazones y manos, y quizá a lo mejor coincida con el modo de empezar a resolver nuestros propios problemas.
¡Pero porque necesitamos que nos sucedan este u otro tipo de situaciones, para salir de nosotros mismos! Ver , y veremos muchos hermanos/as nuestros me parece a mí por un largo tiempo con situaciones límites, que van a necesitar de “manos” que lleven el “pan material”, el “pan espiritual”, un abrazo, un gesto cariñoso, una palabra de aliento, acompañar y acompañar. Debemos intentar dejar de preguntarnos ¿Quién soy?, para comenzar a preguntarnos:¿Qué ‘puedo hacer por los demás?.
Cada uno de nosotros es responsable del hambre del otro: sea de amistad, pan material, comprensión, justicia, de caricia, de servicio, para que así vayamos suavizando el dolor. De ahora en mas no podremos hacernos los distraídos, de todos aquellos de antes y de ahora, que se nos acercan o llaman, porque están al límite. El este relato del Evangelio de la multiplicación de los panes, que no nos vaya a pasar la tentación que tuvieron los discípulos, cuando vieron tanta gente con todo tipo de hambre, que dijeron a Jesús, que los mandara a otro pueblo a comprar comida, tuvieron “la tentación de sacarse la gente de encima”, le decían a Jesús que era un exagerado. Ellos en su mente, pensaron, pero,¿ sino tenemos más que cinco panes y dos peces? Y el Señor les dijo”¡ TRAIGANMELOS”, y es aquí donde se produce el milagro, los panes y los peces en manos de los Discípulos producen el milagro hecho por el Señor. Claro que era una desproporción entre los cinco panes y dos peces y los cinco mil hombres, mujeres y niños que había allí, era imposible dar a tantos. Y ayer como hoy, Dios nos invita a CONFIAR, en nuestras capacidades, en nuestra forma de organizarnos, en nuestros desvelos, en nuestras manos, para que ante esta multitud de hoy en día en nuestra Patria, ocurra EL MILAGRO NUEVAMENTE. Pero ante semejante magnitud del problema social y económico:¿qué son mis dos manos para siete panes y dos peces?¿qué puede mi capacidad de consuelo frente a tanto dolor?
Pero nuestra respuesta la tenemos en el corazón, que nos dice: INTENTELO, aunque parezca todo perdido, porque lo que importa no es cuánto se dé o se tenga. Importa que se dé. No importa que sea poco, pero sí que se todo, sin reserva. Dios hace milagros no con mucho, pero si con todo, aunque sea muy poquito. Si sacamos cálculos, no lo vamos a dar, porque es una “locura”, si lo administramos prudentemente, seguramente daremos “cinco panes y dos peces”, Pero si entregamos nuestras manos en las manos del Señor, si ponemos nuestras manos al servicio de los demás, con todo lo que esto implica y acarrea, nos llevaremos seguramente una sorpresa de parte de Dios, de lo que somos capaces de hacer.
Queridos vecinos:
Seguramente en este tiempo en el que solemos reflexionar más en nuestros corazones los que nos está pasando, nuestro corazón nos esta ‘diciendo: “mis manos, tal vez, lastimadas y heridas por mi vida personal igual dieron vida, saben del milagro de repartir el pan. Porque no se cerraron (a pesar de mis problemas), porque no se cuidaron, porque se dieron. Porque dos manos junto a otras y otras y un corazón puesto al servicio de Dios y del que la está pasando mal, son más poderosas, que la pandemia que estamos padeciendo, ojalá que esta lección que nos está dando la Vida, hayamos sepultado para siempre la INDIFERENCIA.
¡¡¡¡GRACIAS, GRACIAS!!!!!!
FUNDACION ESPERANZA ALVEARENSE
Por vos, por nosotros, por todos
2/5/2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario