2/7/20

Narcotráfico, drogas y consumos sintéticos: cada año aparecen 500 sustancias psicoactivas nuevas

Así lo informa el último reporte de la Oficina contra la Droga y el Delito de las Naciones Unidas (UNODC). En su mayoría, no están alcanzadas por la fiscalización internacional. Por eso los narcotraficantes tienen mayores posibilidades para evadir controles, sumado a que la darkweb facilita la comercialización y distribución.
 Alertan que, producto de la crisis socioeconómica derivada de la          pandemia, muchos consumidores podrían recurrir a drogas sintéticas            más baratas o de menor calidad. La oferta de éxtasis en la Argentina, en            la última década, aumentó 110%.

El mundo ya no es el mismo que existía antes de la pandemia. Y tampoco        será igual cuando finalice el aislamiento preventivo, social y obligatorio.          Las adicciones, las modalidades de consumo de estupefacientes y el narcotráfico se transforman y se adaptan con gran rapidez a la nueva      realidad. Un claro ejemplo de ello son las denominadas NSP (Nuevas Sustancias Psicoactivas o New Psychoactive Substances), no sujetas a fiscalización internacional, que irrumpieron en los mercados nacionales          con una dinámica tan inusitada que dificulta, al extremo, las tareas de    combate, control y prevención de los Estados nacionales[1].
Según el reporte realizado la semana pasada por las Naciones Unidades,            a través de su Oficina contra la Droga y el Delito (UNODC)[2], hay indicios          de que podría ocurrir una situación muy similar a la registrada poco          después de la crisis global de 2008. En efecto, hace 12 años, producto del deterioro socioeconómico en numerosos países, muchos consumidores comenzaron a buscar sustancias sintéticas más baratas. Así fue como, en Estados Unidos y en Europa, la situación se tradujo en un cambio en los hábitos de consumo en favor de las drogas inyectables.
En tanto, en la Argentina, al igual que en otros países, el deterioro          económico siempre favoreció la proliferación y el consumo de      estupefacientes de menor calidad y/o pureza, en algunos casos hasta adulterados. Lo pudimos observar claramente luego de la crisis de 2001    cuando el Paco (pasta base de cocaína) empezó a hacer estragos en los sectores socialmente más postergados.
¿Qué son las NSP?
Las Nuevas Sustancias Psicoactivas constituyen una problemática a            escala global y la Argentina no está exenta. De hecho, hay indicios de              que en nuestro país habrían causado muertes y tragedias[3].
Se trata de sustancias que alteran la mente, pero no están reguladas. Su finalidad es causar los mismos efectos que las drogas ilegales. Es              posible que algunos de estos productos sintéticos existan desde hace        varios años, pero ahora están nuevamente en el mercado ya sea como estructuras químicas diferentes o porque recuperaron “la popularidad”[4].
Las últimas estadísticas dan cuenta que, cada año, se encuentran aproximadamente 500 NSP sin fiscalización en los mercados nacionales,            lo que equivale a casi el 50% de las drogas que sí están registradas por              el Sistema de Alerta Temprana sobre Nuevas Sustancias Psicoactivas de          las Naciones Unidas.
En 2014, las NSP opioides suponían tan solo el 2 % del total de NSP identificadas, pero en 2018 esa proporción aumentó al 9 %.
Éxtasis en proliferación
El mercado de drogas sintéticas o de diseño está en permanente cambio            y transformación. Las medidas de fiscalización de los precursores              obligan a los fabricantes de drogas a innovar, lo que a su vez deriva en            una dinámica que les posibilita estar siempre, o casi siempre, un paso        delante de la regulación de Estado.
Este fenómeno es descripto por el profesor en Toxicología Avanzada y      Química Forense de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Luis Ferrari[5], como “una serie cíclica de acontecimientos” donde:
  1. Se sintetiza una sustancia química que se sugiere podría actuar de    manera similar a una sustancia controlada;
  2. El producto químico se comercializa entonces como una alternativa    “legal” a una droga ilícita o como una “droga de investigación          química, no apta para consumo humano”
  3. Un pequeño número de usuarios que experimentan con la droga,      informa sus experiencias a través de internet: blogs, foros, videos.              Si los resultados son positivos, cada vez más personas hacen uso              de la misma, ganando así popularidad;
  4. Cuando las leyes se actualizan, y esta nueva droga es incluida en                la lista de “drogas ilegales” el ciclo comienza nuevamente.
Las innovaciones permanentes permitieron -por ejemplo- que la oferta                de éxtasis, que en la primera década de este siglo se había estacando,              con una tendencia a la baja gracias a los controles globales sobre los precursores, volviera a incrementarse de una manera exponencial en                los últimos años.
Según el último informe de la UNODC, en una primera etapa, los narcos eludieron los controles adaptando los laboratorios clandestinos para un          uso creciente de precursores como isosafrol, safrol y piperonal. Son    sustancias que, si bien estaban bajo supervisión internacional,        prácticamente no figuraban en la órbita del control estatal en numerosos países. Luego, cuando nuevamente los estados lograron acomodarse y aceitaron los controles, los narcotraficantes volvieron a sacar ventaje.              ¿De qué forma? Aumentando exponencialmente la oferta de “éxtasis” a        partir de nuevas sustancias. Particularmente, químicos que incluyen una    buena cantidad de sustitutos y “precursores de diseño”. Estos productos habrían sido desarrollados exclusivamente para su uso en la fabricación clandestina. Y como esas sustancias no se encuentran bajo la órbita de la fiscalización internacional, pueden ser enviadas fácilmente a laboratorios clandestinos de todo el mundo.
El resultado es que hoy nos encontramos con una situación donde, a              nivel global, hay más personas que declaran que, en el último año, consumieron éxtasis respecto a las que afirman haber consumido            cocaína, según el informe de drogas 2020 de la UNODC. Ahora bien, si analizamos la cantidad de toneladas incautadas por las fuerzas de          seguridad podremos observar que, por ejemplo, la cantidad de éxtasis                a nivel global es 94 veces inferior a la de cocaína, lo que da cuenta de la versatilidad que han tenido fabricantes y traficantes de drogas sintéticas        para esquivar a las fuerzas de seguridad o para no ser detectados.
Sustancias incautadas a nivel global:

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