200 días de Pandemia
El coronavirus nos atraviesa como sociedad. En el mundo entero. Tiempos de fases. Aislamiento social preventivo y obligatorio. Ciudades absolutamente silenciadas, sin tránsito más que el estrictamente esencial. Avances y retrocesos. Lugares emblemáticos vacíos: desde el Obelisco al Parque Mitre. Escuelas, iglesias y teatros cerrados. Pero casas ventiladas.
200 días de pandemia y un nuevo escenario mundial. ¿Qué nos pasó en este tiempo? ¿Qué nos pasa hoy como argentinos?
El coronavirus nos atraviesa como sociedad. En el mundo entero. Tiempos de fases. Aislamiento social preventivo y obligatorio. Ciudades absolutamente silenciadas, sin tránsito más que el estrictamente esencial. Avances y retrocesos. Lugares emblemáticos vacíos: desde el Obelisco al Parque Mitre. Escuelas, iglesias y teatros cerrados. Pero casas ventiladas.
Alberto habla en conferencia y hace docencia con filminas. Imagen presidencial en alza. Los medios parecen tirar todos para el mismo lado y se ponen de acuerdo en tapas alentadoras. En marzo, a lo sumo abril.
Cambio en el clima y animales exóticos que ganan las calles en distintos lugares del mundo. La naturaleza descansa del peso del hombre. Apenas unos meses después, la naturaleza sufre la mano del hombre. Los incendios ganan provincias. Y nos enteramos por las redes sociales.
Donaciones, respiradores, audios virales y miedos. Aplausos a médicos a una hora determinadas. Unos meses más tarde, insultos a médicos que participan de encuentros sociales. Los vaivenes incluyen algún escrache al profesional de la salud del edificio.
Canciones que dan aliento, otras que esperanzan con “volveremos a abrazarnos”. Artistas que intentan actuar y recaudar por streaming.
Nuevos vínculos a través de las pantallas. Plataformas viejas que se volvieron nuevas para muchos: zoom, meeting, videollamada. Festejos de cumpleaños, clases de todo tipo, encuentros de amigos y hasta el sexting trasladado a la computadora o el teléfono celular. Y todo eso convertido en encuentro presencial, también en pandemia.
Adultos mayores en el aislamiento absoluto esperando retomar actividades y extrañando a sus hijxs y nietxs. El Amba como principal preocupación hasta que el interior bonaerense estalla.
Las marchas anticuarentena y quema de barbijos mostrando el costado más reaccionario de la sociedad. El aliento de la derecha a libertades individuales por sobre los beneficios colectivos.
Paritarias detenidas, inflación que oprime y pobreza que crece. Acuerdo con bonistas sin salir en grandes tapas de diarios. Cepo al dólar que afecta a una clase media empecinada en ahorrar, si puede, adquiriendo 50 o 100 dólares por mes. Con suerte.
Impuesto a la riqueza que pagarían 200. Expropiación (fracasada) de Vicentín. Internet como servicio básico y congelamiento de precios. Pero solo hasta fin de Las necesidades crecieron año. Y nuevamente los del medio poniéndose del lado de los más poderosos, como si recibieran sus beneficios.
El congreso sesiona virtualmente. Pero el senador Bullrich pone foto y se escapa y el diputado ..Ameri besa el seno de su pareja. A uno lo disculpan, al otro lo obligan a renunciar y de paso destrozan la imagen de la mujer.
Femicidios que no cesan, feminismos pidiendo “Que sea Ley” a través de youtube. Y si hay que hablar de mujeres, Cristina vuelve a ser el monstruo y la culpable de la caída de la imagen de Alberto. Al mismo tiempo van cayendo las causas judiciales armadas con la prueba del odio en su contra. Macri de va de viaje y juega al fútbol en Suiza. Macri vuelve y Galli se reúne con él a pesar de no cumplir la cuarentena. Y se abre la ciudad cada vez más, aunque haya unos 30 casos diarios promedio. Espionajes que saltan a la luz.
La vida sigue
Nuevas normalidades, realidades virtuales, vínculos cortados y nuevos lazos en plena pandemia, a pesar de los riesgos.
La educación online como forma de transmitir saberes aunque muestre la desigualdad en la concetividad. Y el Ministro de Educación anunciando en agosto que todos pasan de año. Agradecimiento de los estudiantes, enojo de los docentes. Profesores que se esfuerzan y los vivos de siempre que aprovechan su año sabático. Estudiantes que se deprimen porque egresaban y quieren repetir de año para vivir su mejor estadía en la escuela. Caravanas por el centro de la ciudad en autos, para celebrar un egreso atípico. Classrooms, valoración pedagógica sin nota numérica pero con peso en el boletín. ¿Con peso en el boletín? No hay boletín. “Lo que importa es el vinculo”. Nuevas formas de educar y de repreguntarse qué vale la pena enseñar y aprender.
Vacaciones postergadas. De invierno y de verano. Porque todo indica que el verano será recesivo. Así lo fue del otro lado del mundo, donde nos gusta mirarnos. El sector turístico piensa en reaperturas. Confían en que siempre habrá quien se arriesgue a viajar. Muchos sueñan y anhelan un descanso. Muchos empiezan a relajarse.
La salud como prioridad
Capacitación a profesionales de la salud. Más equipos. Más camas. Terapias intensivas esperando y trabajando. Voluntariado y convocatoria a universidades. Que no hay circulación comunitaria. Que sí la hay porque se desconoce el modo de contagio.
Nuevos y viejos conceptos que forman parte de la cotidianeidad. Vínculo estrecho. Contagio. Hisopados. Anosmia. Anticuerpos. Comorbilidad. Donación de plasma. Inmunidad. Prevención. Barbijo. Tapabocas. Alcohol en gel. Distanciamiento. Máscaras 3D. Antiparras. Protocolos. Nueva normalidad. Saludos con codos. Saludos con miradas. Falta de cobertura de obras sociales en plena pandemia.
Muertes en gráficos. En números. Muertes en soledad. Se escucha que “se hubieran muerto igual de neumonía”. O “el año pasado murieron más de gripe”. La “inmunidad de rebaño” se desarticula con números fríos. Solo el 5% de las poblaciones se contagia. Y aunque parezcan muchos y todos conozcamos a alguien que tiene Covid, el porcentaje es bajo.
La pandemia afecta al bolsillo. Las presiones llegan y golpean las puertas de la Rosada. Comerciantes sin dinero. Albañiles sin trabajo. Trabajadores independientes con números en rojo. Empresarios que piden ayuda al mismo Estado que despedazaban por el clientelismo. Y el Estado presente. El IFE es una ayuda. Pero no alcanza. La economía cae en el mundo. Y la padecen los más débiles. Pero en la Argentina muchos culpan a la cuarentena más larga del mundo. El desempleo y la pobreza se agudizan.
Los comerciantes aprendieron a vender on line y los motomandados trabajan más que nunca. Muchos negocios reabren sus puertas. Y vuelven a cerrar por la aparición de casos. Lo mismo sucede con oficinas públicas. Y aparecen sugerencias como “hay que aprender a convivir con el virus”. El Covid deja el cuerpo en un estado que asusta. Pero para muchos es solo un malestar general.
La gente se cansa y se aburre. Se relaja y se acostumbra. Enojos por la reuniones sociales y rebrotes que impiden trabajar. Del típico comentario “de esta salimos todos mejores” a “La empleada doméstica me contagió”. Y el escrache al vecino que se contagió Covid.
La esperanza de la unión y la cruel realidad de que las crisis despiertan lo peor de cada uno. De priorizar la salud por sobre la economía al efecto contrario.
A pesar del freno, varios emprendimientos surgen en cuarentena. Las redes sociales ayudan. Se vende ropa, comida, fotos o cartas natales. La vida pasa por las redes. Instagramers entreteniendo. Artistas mostrando espacios privados y haciendo Tik Tok para mantener contacto con el público. Canales que transmiten por redes sociales. Clases de los gimnasios en vivo para sostener sus ingresos. Regreso con protocolos para contribuir a la salud física y mental.
Información fiel y fake news. Que se va Coca Cola, también Starbucks y hasta el fernet. Desmentidas de las empresas. Al final no se va nadie. Pero no ocupan los mismos tamaños en los titulares. Periodistas agredidos mientras cubren las marchas anticuarenta. Y periodistas que reniegan de la cuarentena hasta que se enferman. Enfermeras golpeadas por la Policía de la ciudad de Buenos Aires mientras reclaman por mejores condiciones de trabajo. Y la Policía Bonaerense amenanzando fuerte mientras piden, también, aumento de salario.
Facundo Astudillo Castro desaparece y lo encuentran muerto 4 meses después. Las sospechas sobre esa policía se acrecientan. Pero el sistema no cambia.
La reforma judicial que se pedía. La misma que, cuando se propone, se i nstala como un ataque a la república y la independencia de poderes. Y nueva marcha en contra. En contra de todo, o de nada. O no se sabe bien en contra de qué. Pero también en contra de Cristina, por las dudas.
Alberto da entrevistas a periodistas amigos y opositores. Pero nunca alcanza. Todo es culpa de Cristina y de La Cámpora. Y de Kicillof que se enoja en la segunda pregunta de las conferencias de prensa dadas al comienzo cada 20 días.
Rodriguez Larreta sentado cerca del gobernador bonaerense haciendo que se entienden. Alberto de moderador y dialoguista. Los memes de Cafiero en remera negra compiten con los de Alberto dando recetas navideñas. De aquel pico de popularidad de Alberto a la embestida mediática con toda la artillería. Las últimas encuestan muestran que su imagen positiva bajó, pero que sigue siendo alta.
Miles y miles que apoyan la gestión presidencial y vuelven a marearse con las noticias -siempre malas- publicadas por los grupos informativos hegemónicos.
Las secuelas psicológicas son una realidad que se deberá atender, casi urgentemente.
La actividad económica afectada en el mundo entero y padecida por los de siempre. Y la pregunta: hasta cuando? Con la misma respuesta: hasta que aparezca la vacuna.
La esperanza puesta en la ciencia que hace un esfuerzo récord: Oxford, Rusia o China, lo importante es su efectividad.
Incertidumbre y pocas certezas en un mundo patas para arriba que descolocó a los líderes del mundo y marcó una agenda en común. El 2020 será un año clave en la historia del paneta. El Covid-19, el fantasma del siglo XXI.
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