17/11/20

 Los días felices: Casamiento de Elisa Hoyos    y Enrique Figueroa

Por Lis Solé.

Una foto del casamiento Hoyos Figueroa efectuado en 1964        permite reflexionar sobre la importancia de mantener los buenos recuerdos para enfrentar los problemas de la vida cotidiana.

   

Quizás es cierto que hay que evocar esos días felices para mantener el    espíritu inquieto y la mirada esperanzada tal y como lo hacía, Winnie, la protagonista de la obra titulada “Los días felices” de Samuel Beckett.        Winnie se aferraba a esos días y siempre encontraba motivos por insignificantes que fueran para considerar cada día como un día más de          sus “días felices”, argumento de una obra del “teatro del absurdo” que            nos hace reflexionar de la poca importancia de algunas cosas y            enfocarnos en lo bueno y perdurable.

Al ver la imagen, uno no puede escapar de la alegría que se observa en          cada rostro, la sonrisa sin límites que no es sólo para uno mismo en una      selfie mentirosa porque se trata de alegría genuina.

Seguro que ese recuerdo es uno de esos “días felices” para la familia alvearense Hoyos Figueroa, esa imagen que levanta sonrisas y por ahí      también un lagrimón. Se trata del casamiento de Enrique A. Figueroa                con la señorita Elisa Hoyos realizado el 19 de diciembre de 1964 en la            Iglesia San José de General Alvear y los padrinos fueron Juan Hoyos y Hermelinda “la Mela” Hoyos, casada con Ricardo Cuezzo.

LAS INVITACIONES PARA EL CASAMIENTO

Un casamiento es esperado siempre y las tarjetas de invitación mucho            más si hay fiesta. En los años 50 y 60 se usaba “participar el casamiento”            y las imprentas ofrecían todo tipo de diseños y colores adecuados al        bolsillo de los novios.

Además la “participación” tiene las particularidades de escritura que          refleja las costumbres de una época aunque no muy lejana. Por ejemplo,           la invitación en las redes sociales actuales comenzaría con un “Te        invitamos a nuestro casamiento: Enrique y Elisa”. Nada parecido sucedía      hace 60 años cuando los padres de los novios eran los que invitaban a la      Boda ya que ellos eran quienes la avalaban porque ningún hijo podía        casarse sin su consentimiento.

La invitación decía textualmente: “Cruz C. Hoyos/ Emilia J. Galcerán de        Hoyos participan a Ud. y familia el enlace de su hija Elisa con el Sr.            Enrique A, Figueroa. Manuel M. Martínez participa a Ud. y familia el enlace          de su sobrino Enrique A. Figueroa, con la señorita Elisa Hoyos y los            invitan a presenciar la ceremonia religiosa que se efectuará en la Iglesia          San José el día 18 del corriente a las 20 horas. General Alvear, Abril de        1964”.

Y aquí hay datos que sorprendieron a muchos: la fecha y horario de la            boda no fue la que figura en la invitación puesto que, tal como se enuncia        más arriba, fue un 19 de diciembre, un día de calor, a la mañana y no a las          20 horas como está escrito y encima en el mes de abril. Asimismo, el que participa el casamiento de Enrique Figueroa es su tío Manuel Figueroa y            no su mamá, Camila Figueroa. Quizás haya sucedido algún hecho triste o inesperado en la fecha inicial, situación que prorrogó la ceremonia por            casi ocho meses pero que sin recuerdos, son sólo detalles que serán        siempre una incógnita.

¡AHÍ VIENE LA NOVIA!

Los felices novios llegaron a la Iglesia donde los esperaban sus familiares. Elisa entró seria del brazo de su padre, don Cruz Hoyos, con cola, velo y coronita de perlas con el marco de una plaza muy verde y con las palmeras como testigos. En segundo plano, parados en la plaza, se ven “los    chismosos”, vecinos que hicieron gala de la costumbre de ir hasta la           iglesia durante muchos años sólo para ver a los novios e invitados.

En esas épocas había casamientos casi todos los fines de semana y la        gente no invitada a la ceremonia se paraba en la vereda de enfrente “para chusmear” a la novia, su vestido y por supuesto, los trajes de los          asistentes. Sin nada de vergüenza porque era lo que se usaba, se llegaba temprano para ganar la primera fila sobre el cordón y así ver todo como      desde una vidriera sin perderse ningún detalle.

En la imagen donde se ve el altar de la Parroquia San José, se observa            que no había sufrido los cambios en su estructura así que aún estaba    separado de la feligresía con las barandillas o comulgatorios paralelos                al altar que por otra parte, tampoco es el actual.

PARA CELEBRAR A LOS NOVIOS, LA REUNIÓN FAMILIAR

Característico de la familia Hoyos siempre fue su espíritu alegre y familiar        por lo que no podía faltar una buena fiesta. La reunión fue en la quinta del padre de la novia ubicada atrás de la estación del ferrocarril y para la      ocasión, “alquilaron un autito” para la entrada y partida de los novios.

Ésa es la imagen tan divertida y cómica que motiva esta nota y que ha        hecho caer un lagrimón a más de uno de la familia. Los novios están      sentados en la caja del autito, conducidos por Juan Rubén Hoyos y su    hermana Hermelinda, la “Mela”, que fueron los padrinos del casamiento. Detrás, empujando el automóvil, Ricardo Cuezzo, de corbata y anteojos    negros, esposo de “La Mela”. Más atrás toda la familia: Meco García hijo            del alma del abuelo Cruz, el mayor de los hermanos, Moisés, el hermano Gallego (papá de Horacio y Beto Hoyos) y a la derecha, levantando la              mano saludando a los novios está Cruz Faustino Hoyos, conocido por            todos como “Cacho” el del “Tamborcito”, llamado así por una parrilla que    había colocado en el frente de su restaurante.

Todos dicen adiós a la pareja y felices, saludan con la mano en alto.

Es cierto. Tiene razón Samuel Becket, el escritor de “Esos días felices”.    Quizás tachen a la literatura de esa época como de “absurda”, pero tanto          sus obras como esta bella fotografía permiten reflexionar sobre la          existencia y descubrir que con humor, alegría y buenos recuerdos, esta          vida no es tan triste ni complicada como a veces parece.

EPÍGRAFE DE LAS FOTOS:

  • Los novios Elisa Hoyos y Enrique Figueroa “saliendo de luna de              miel” en un carrito alquilado para la ocasión. En el carrito también           van los padrinos del casamiento, Hermelinda Hoyos y Juan Hoyos. Empuja el carro Ricardo Cuezzo, casado con Hermelinda. Parado a              la izquierda, Jorge Fredes y su hermano, Gallego, Cacho y Moisés        Hoyos, Ricardo Cuezzo empujando el carro. 19 de diciembre de 1964.
  • Entrada de la novia acompañada por su padre a la Parroquia San            José de General Alvear. 1964.
  • En el altar: los novios Elisa Hoyos y Enrique Figueroa y los padrinos,      Mela y Juan Rubén Hoyos. 1964.

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