18/10/21

 Salud mental: la pandemia incrementó la angustia, la ansiedad y la depresión

Requiere un abordaje interdisciplinario porque va impactando en diferentes órdenes de la vida, a pesar de que muchas veces la persona y su entorno subestiman el alcance de lo que está sucediendo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud mental como      “un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad”.

En algún punto, la pandemia alteró todos y cada uno de los aspectos que conforman esta definición; por eso, no sorprende que los especialistas        estén identificando en nuestro país incrementos en los casos de          trastornos de salud mental, con distintos niveles de gravedad.

En el marco del Día Mundial de la Salud Mental, que se conmemoró el      domingo 10 de octubre, se alertó sobre el carácter prácticamente         epidémico que vienen teniendo los trastornos de este tipo, tales como              el estrés, la angustia, la ansiedad o la depresión, con distintos niveles de complejidad y severidad, y los desafíos que representa su abordaje para          los sistemas de salud.

Esta propuesta, liderada por la Asociación Argentina de Psiquiatras,            integra la campaña de concientización denominada Vacunación,          Prevención y Control, que están llevando adelante en forma conjunta 32 sociedades médicas, con la coordinación de la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (Caeme); una iniciativa orientada a promover        que no se descuide el buen manejo de las enfermedades, más allá del        COVID-19, en este contexto tan extraordinario de pandemia.

Una encuesta realizada por la OMS a mediados de 2020 ya había mostrado        que los servicios de atención para los trastornos mentales, neurológicos            y por consumo de sustancias se habían visto considerablemente    interrumpidos y la pandemia trajo aparejada una ola de trastornos        vinculados a la salud mental, tales como estrés, angustia, ansiedad y depresión, que afectó a distintos grupos:

-Población general: por miedo al contagio, angustia y problemas        económicos, entre otros.

-Personas que viven solas: por el elevado aislamiento que experimentaron.

-Duelos complejos: quienes no pudieron acompañar los últimos días de    alguien o despedirlos como hubieran querido.

-Pacientes recuperados de Covid-19: con variados niveles de secuelas        físicas, psicológicas y neuropsiquiátricas.

-Diagnósticos previos a la pandemia: quienes presentaban trastornos            antes y su manejo se vio interrumpido o su cuadro se exacerbó por el      contexto general.

-Trabajadores de la salud y, particularmente, de salud mental: por su          trabajo incansable y silencioso. Se calcula que las secuelas durarán          muchos años.

“Todos estos perfiles diferentes nos dan la pauta de que la pandemia                  ha sumado y sumará una gran cantidad de personas con trastornos        mentales          a un sistema de atención sanitaria que ya estaba al límite            de sus capacidades”, reconoció Ricardo Corral, presidente de la          Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP).

Además, estudios recientes demostraron que, en este complejo contexto, aquellos sectores de la población que presentan menores recursos económicos, habitacionales y educativos presentan más riesgo de     enfermedad y de presentar padecimientos psíquicos.

“Esta nueva realidad representa una oportunidad para unir esfuerzos            entre las distintas disciplinas vinculadas a su abordaje, de manera de prepararnos para lo que se espera será casi una epidemia de          requerimientos, y poder hacer llegar a más gente los cuidados que        necesitan”, expresó el especialista.

En esta compleja red, todos tienen una tarea que cumplir: los médicos              en sus consultorios, los centros periféricos de salud, los servicios de psiquiatría en los hospitales generales y los hospitales especializados,     además de todos los profesionales de la salud afines -más allá de los    médicos psiquiatras- como los psicólogos, enfermeros, terapistas ocupacionales, trabajadores sociales y musicoterapeutas, entre otros.

Para este Día Mundial, el lema propuesto por la OMS es ‘Atención de salud mental para todos: hagámosla realidad’. Sobre este punto, Susana Baldini, directora Médica de la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (Caeme), destacó que “visibilizar los trastornos de salud mental es el          primer paso para que todos como sociedad tomemos conciencia de su relevancia y de la importancia de su adecuado diagnóstico y abordaje    integral”.

En la misma línea, Corral advirtió que “no hay que reducir los trastornos mentales a meros ‘padecimientos psíquicos’, un concepto ambiguo que    abarca a cualquiera que atraviesa una dificultad, porque esto puede    invisibilizar las formas clínicas más severas del sufrimiento mental y        vulnerar el derecho de las personas afectadas a recibir asistencia. No              hay conducta más estigmatizante que ignorar la existencia de un trastorno      que afecta la vida de un individuo y de su entorno, banalizando o        minimizando su sufrimiento”.

Intervención a tiempo

Está demostrado con evidencia científica que intervenir a tiempo, ante los primeros episodios y en forma interdisciplinaria, es una estrategia efectiva    para atenuar los efectos de los padecimientos, pudiendo disminuir la            carga de la enfermedad y la necesidad potencial de hospitalizaciones.

“La psiquiatría que se practica en la actualidad es muy distinta a la que        existía previa a la década del 50; los avances más significativos han sido            el reconocimiento de los derechos de las personas con discapacidad por padecimientos mentales y la propuesta del trabajo interdisciplinario          basado en la investigación con el método científico que valida la eficacia          de las terapéuticas, tanto desde los tratamientos biológicos como de las intervenciones psicoterapéuticas y psicosociales”, describió Corral.

A partir del diagnóstico, según la evolución de los cuadros y la etapa del tratamiento en que cada paciente se encuentre, el equipo de salud tratante determinará, junto con el paciente y su entorno, qué terapéutica      farmacológica y no farmacológica se debe seguir, cuándo se está en condiciones de reincorporarse ante diferentes contextos como el social, laboral, académico o escolar y cuándo es necesaria una hospitalización,            en los casos más complejos.

“El mensaje esperanzador que queremos llevar a la comunidad en este Día Mundial es que se puede estar mejor. Muchos trastornos pueden        evolucionar favorablemente con el adecuado abordaje y seguimiento en el tiempo. El paso más difícil a veces es pedir ayuda y acudir al profesional            de la salud preparado para brindarla. A partir de allí, es un trabajo en equipo        y existe mucho por avanzar en el camino hacia una vida mejor”,          concluyeron desde la Asociación Argentina de Psiquiatras. (DIB/Vida y        Salud Hoy)

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