27/5/13

MUERTE, MUCHO DOLOR Y RESIGNACIÓN!!! Espacio solicitado...


El día 23 de mayo del corriente año, Juan Francisco Loza, se internó en el hospital de General Alvear “Bernardino Rivadavia” para realizarse una simple operación de vesícula. La simpleza de lo que sería la intervención quirúrgica provocaba en él y en toda su familia una mínima preocupación.

Ese día, Juan, llegó al hospital junto a su mujer, estacionó su camioneta pensando que en unos días podría partir, después de su internación, conduciendo hacia su casa.
La operación que se realizaría con láser, “se complicó” y duró aproximadamente 3 horas.

El doctor Bernardino C. Althabe quien lo operó, junto al doctor Sebastián Escande, fue el que después de la operación mostró a la familia las piedras extraídas y manifestó que se había complicado la operación pero todo estaría, a partir de ese momento, bien.

El día 25 de mayo pasado, Juan Francisco Loza, a las 4.38 horas falleció en el hospital de General Alvear “Bernardino Rivadavia”. Desde que salió del quirófano hasta que desgraciadamente falleció: gritó, lloró, pidió ayuda, se descompensó en varias oportunidades, sufrió…
La familia, en todo ese tiempo, nunca recibió respuestas concretas ni certezas de lo que estaba pasando: “Se había complicado la cirugía pero todo iba a salir bien”, “Había que esperar”, “No se sabía por qué se descompensaba”. La familia, observó desprolijidades, nerviosismo, negligencia, equívocos.

NO TERMINÓ TODO BIEN. NO SALIÓ TODO BIEN, COMO DIJO EL DOCTOR.

Juan Francisco Loza, de 50 años de edad, un buen tipo, un trabajador incansable, un buen padre…falleció inesperadamente para él y para todos sus seres queridos. Nunca, ni él ni su familia imaginaron que iba a morir después de una operación tan sencilla.

Estamos seguros que si no se hubiera operado, él hoy estaría con nosotros. La operación lo mató. Algo falló.
Estas líneas tienen el objetivo de expresar nuestro dolor, nuestra angustia, nuestra impotencia, nuestro desconsuelo, nuestra pena… Nada más claro que eso. No es nuestra verdad, es la verdad.

Muchísimos interrogantes quedaron y, seguramente, quedarán sin responder:

¿Las drogas aplicadas fueron las correctas?
¿Por qué, en ningún momento, el médico alertó a los familiares sobre lo que iba a pasar?
¿Se lo controló correctamente antes, durante y después de la operación?
¿No había una respuesta concreta de las causas que provocaban las numerosas descompensaciones?
¿No se manifestó ninguna necesidad y posibilidad de derivarlo a un centro asistencial de mayor complejidad por parte del personal idóneo?

Nada se puede hacer ahora para recuperarlo. Nos queda resignarnos y hacer conocer la verdad para AYUDAR.

Eliana Elizabeth Loza
DNI: 37.353.874
y Familiares

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