Dicen de mi abuela india.
Por Liz Solé
Dicen que somos un crisol de razas… Dicen que somos como somos por no ser nada: no somos italianos, griegos, españoles, ingleses o franceses…
Somos más que un híbrido… Somos una raza descendiente de los que bajaron de los barcos pero también de los que estaban acá, los “indios”…
Cuenta papá que la abuela Victoria era india e hija de cacique. No sé si era hija de cacique pero su mirada altiva a la vez que mansa da para pensar muchas cosas.
Es la única foto de indios que he visto en General Alvear. Pero sin dudas, la abuela Victoria Pezoa era india.
En el Archivo General de la Nación, se puede ver el segundo Censo de Población Argentino realizado el 10 de mayo de 1895, -el primer censo fue en 1869-. Allí están censados la familia de don Pedro Solé, catalán, mi bisabuelo, y Victoria Pezzoa, natural del país, de veintitrés años en ese momento, domiciliados en el Cuartel 8°. En ese censo, está registrada la abuela como soltera con tres hijos: Genoveva y Ramona Pezzoa de tres y dos años respectivamente y Francisco Solé, de cuatro meses.
Probablemente, los chicos fueran solo de ella, pero también puede ser que los recién nacidos fueran anotados indistintamente con el apellido del padre o de la madre, porque en el acta de Bautismo, mi abuelo Fermín Solé también aparece con el apellido Pesoa, ahora con una sola S, siendo que su nacimiento es posterior al de Francisco.
Tantas cosas se pueden decir o pensar con tan pocos recuerdos, señas y documentos…
Dicen que los hombres indios se iban a trabajar al campo, donde hubiera “conchabo”, así que las mujeres se ayudaban y acompañaban entre ellas y cuando nacía un bebé, iba la madre o el que pudiera a anotarlos a la iglesia -si la había-, o al Registro Civil que recién se inicia en 1889. Y así es como las fechas de nacimiento o los nombres y apellidos muchas veces no coinciden…
La abuela nació en 1868, cuando el Pueblo Esperanza tenía sólo 13 años de vida… Cómo me gustaría volver atrás y mirar con sus ojos el pueblo en sus orígenes…En esa época había indios amigos cerca de los poblados pero también, amenaza de malones. Dice Mac Cann que en su viaje realizado en 1938 por las pampas argentinas, los indios vivían en las cercanías de los poblados e intercambiaban en los comercios pieles de animales y prendas de vestir tejidas en lana por herramientas y quincalla. Mac Cann cuenta que en Tapalqué “casi todos los terrenos de las inmediaciones se hallaban casi cubiertos con los toldos de los indios”.
Quiero pensar que “la india joven y muy bien parecida” que recibió a Mac Cann, era la abuela o la mamá de Victoria quién, con mucha cortesía, le enseñó la forma de tejer en el telar, haciendo pasar el hilo a través de la urdimbre con los dedos, tardando en tejer una prenda un mes cuando “en Yorkshire podría tejerse en una hora”. Veo a la abuela en la foto ya con muchos años, y sus cabellos largos y renegridos ya están grises…
Vuelvo a releer los escritos de Mac Cann cuando dice que llevaban el pelo atado en dos trenzas o sueltos sobre los hombros y que lo untaban con grasa de potro para mantenerlos fuertes y con brillo. Las tribus que vio Mac Cann eran muy dóciles y “más dispuestas a la paz que a la guerra”, los hombres trabajaban en las estancias pero las mujeres no, debiendo realizar solas todos los quehaceres domésticos.
Lamentablemente, las tribus no conocían el lenguaje escrito y no conservaban muchas tradiciones pero tenían el firme convencimiento de que sus antepasados habían nacido en estos territorios.
¡Qué poco dicen de mi abuela india!... Dicen que “tanto hombres como mujeres montaban a caballo con gallardía, corrían, hacían giros y realizaban evoluciones con mucha habilidad y destreza. Las riendas y el apero igual que los criollos pero los indios les ponían unos “sudadores” tejidos muy bonitos bajo la silla, cubriendo el caballo desde las paletas hasta los ijares”.
Dicen de los indios lo que se veía desde afuera… ¿Quién puede decirme en qué pensaba mi abuela india? Seguramente ella sabía de soles y de vientos, de fríos y heladas… Seguro sabía por qué chillaban los teros o cuándo cantaban las calandrias…
Seguro sabía de largas caminatas en su vida de indio nómade y de corazones acongojados cuando se oía el aullar de los perros que decían “presagiaban desgracias”… Ella, al igual que sus hermanos de raza sabían que solo el cuerpo es corruptible y que el alma se irá después de la muerte al otro lado del mar, donde estará junto con todos los animales, junto a sus seres queridos y a su marido para continuar con su felicidad conyugal..
Con total fe en sus antepasados y un respeto profundo por lo que ellos decían, la abuela seguro confiaba en todo eso…
No he podido saber dónde ni cuándo nació la abuela Victoria… Dicen que hay Pezoas en Bolívar y 25 de Mayo, pero no en General Alvear.… Falleció el 8 de febrero de 1948, en Ynamquiyen, el segundo mes caliente en mapuche… Tenía ochenta años… Pehuenche, tehuelche, boroga o pampa, no se sabe, pero nació y vivió por estas tierras falleciendo acá, en General Alvear, en la casa de unas de sus hijas, la tía Juana Solé de de la Vega, en una quinta de su propiedad sobre la prolongación de la avenida Rivadavia.
Veo su vestimenta y se parece a la que explica Mac Cann: unas mantas que van desde el marrón, al rojo o azul oscuro, ajustada a los hombros con alfileres cubriendo todo el cuerpo hasta los talones. Pero Victoria tiene además una cadenita de oro seguramente regalo de su marido catalán.
Dicen, desde una mirada europea, que los indios eran sucios y tenían mal olor lo que es muy probable sabiendo la forma en que vivían y sin ninguna de las comodidades que ahora parecen imprescindibles.
Siete hijos tuvo la abuela Victoria, india pura de las tierras del plata… No sé si habrá pensado cuánto crecerían sus nietos y seguro nunca imaginó que tendría una bisnieta como yo.
Seguro que con su forma de pensar y hacer, estará esperándome del otro lado del mar junto a los animales y nuestros seres queridos para contarme todas las cosas que no dicen de mi abuela india.
Dicen que bajamos de los barcos, dicen que soy italiana y española. Digo que soy descendiente de la orgullosa raza india.
Nota: En el Cuartel 8°, según el mosmo Censo de 1895, vivía la familia Legorburu. Agradezco al Sr. Gregorio Palomeque por compartir información y al Cura Párroco de General Alvear, Juan Ángel Del Giorzo.
Dicen que somos un crisol de razas… Dicen que somos como somos por no ser nada: no somos italianos, griegos, españoles, ingleses o franceses…
Somos más que un híbrido… Somos una raza descendiente de los que bajaron de los barcos pero también de los que estaban acá, los “indios”…
Cuenta papá que la abuela Victoria era india e hija de cacique. No sé si era hija de cacique pero su mirada altiva a la vez que mansa da para pensar muchas cosas.
Es la única foto de indios que he visto en General Alvear. Pero sin dudas, la abuela Victoria Pezoa era india.
En el Archivo General de la Nación, se puede ver el segundo Censo de Población Argentino realizado el 10 de mayo de 1895, -el primer censo fue en 1869-. Allí están censados la familia de don Pedro Solé, catalán, mi bisabuelo, y Victoria Pezzoa, natural del país, de veintitrés años en ese momento, domiciliados en el Cuartel 8°. En ese censo, está registrada la abuela como soltera con tres hijos: Genoveva y Ramona Pezzoa de tres y dos años respectivamente y Francisco Solé, de cuatro meses.
Probablemente, los chicos fueran solo de ella, pero también puede ser que los recién nacidos fueran anotados indistintamente con el apellido del padre o de la madre, porque en el acta de Bautismo, mi abuelo Fermín Solé también aparece con el apellido Pesoa, ahora con una sola S, siendo que su nacimiento es posterior al de Francisco.
Tantas cosas se pueden decir o pensar con tan pocos recuerdos, señas y documentos…
Dicen que los hombres indios se iban a trabajar al campo, donde hubiera “conchabo”, así que las mujeres se ayudaban y acompañaban entre ellas y cuando nacía un bebé, iba la madre o el que pudiera a anotarlos a la iglesia -si la había-, o al Registro Civil que recién se inicia en 1889. Y así es como las fechas de nacimiento o los nombres y apellidos muchas veces no coinciden…
La abuela nació en 1868, cuando el Pueblo Esperanza tenía sólo 13 años de vida… Cómo me gustaría volver atrás y mirar con sus ojos el pueblo en sus orígenes…En esa época había indios amigos cerca de los poblados pero también, amenaza de malones. Dice Mac Cann que en su viaje realizado en 1938 por las pampas argentinas, los indios vivían en las cercanías de los poblados e intercambiaban en los comercios pieles de animales y prendas de vestir tejidas en lana por herramientas y quincalla. Mac Cann cuenta que en Tapalqué “casi todos los terrenos de las inmediaciones se hallaban casi cubiertos con los toldos de los indios”.
Quiero pensar que “la india joven y muy bien parecida” que recibió a Mac Cann, era la abuela o la mamá de Victoria quién, con mucha cortesía, le enseñó la forma de tejer en el telar, haciendo pasar el hilo a través de la urdimbre con los dedos, tardando en tejer una prenda un mes cuando “en Yorkshire podría tejerse en una hora”. Veo a la abuela en la foto ya con muchos años, y sus cabellos largos y renegridos ya están grises…
Vuelvo a releer los escritos de Mac Cann cuando dice que llevaban el pelo atado en dos trenzas o sueltos sobre los hombros y que lo untaban con grasa de potro para mantenerlos fuertes y con brillo. Las tribus que vio Mac Cann eran muy dóciles y “más dispuestas a la paz que a la guerra”, los hombres trabajaban en las estancias pero las mujeres no, debiendo realizar solas todos los quehaceres domésticos.
Lamentablemente, las tribus no conocían el lenguaje escrito y no conservaban muchas tradiciones pero tenían el firme convencimiento de que sus antepasados habían nacido en estos territorios.
¡Qué poco dicen de mi abuela india!... Dicen que “tanto hombres como mujeres montaban a caballo con gallardía, corrían, hacían giros y realizaban evoluciones con mucha habilidad y destreza. Las riendas y el apero igual que los criollos pero los indios les ponían unos “sudadores” tejidos muy bonitos bajo la silla, cubriendo el caballo desde las paletas hasta los ijares”.
Dicen de los indios lo que se veía desde afuera… ¿Quién puede decirme en qué pensaba mi abuela india? Seguramente ella sabía de soles y de vientos, de fríos y heladas… Seguro sabía por qué chillaban los teros o cuándo cantaban las calandrias…
Seguro sabía de largas caminatas en su vida de indio nómade y de corazones acongojados cuando se oía el aullar de los perros que decían “presagiaban desgracias”… Ella, al igual que sus hermanos de raza sabían que solo el cuerpo es corruptible y que el alma se irá después de la muerte al otro lado del mar, donde estará junto con todos los animales, junto a sus seres queridos y a su marido para continuar con su felicidad conyugal..
Con total fe en sus antepasados y un respeto profundo por lo que ellos decían, la abuela seguro confiaba en todo eso…
No he podido saber dónde ni cuándo nació la abuela Victoria… Dicen que hay Pezoas en Bolívar y 25 de Mayo, pero no en General Alvear.… Falleció el 8 de febrero de 1948, en Ynamquiyen, el segundo mes caliente en mapuche… Tenía ochenta años… Pehuenche, tehuelche, boroga o pampa, no se sabe, pero nació y vivió por estas tierras falleciendo acá, en General Alvear, en la casa de unas de sus hijas, la tía Juana Solé de de la Vega, en una quinta de su propiedad sobre la prolongación de la avenida Rivadavia.
Veo su vestimenta y se parece a la que explica Mac Cann: unas mantas que van desde el marrón, al rojo o azul oscuro, ajustada a los hombros con alfileres cubriendo todo el cuerpo hasta los talones. Pero Victoria tiene además una cadenita de oro seguramente regalo de su marido catalán.
Dicen, desde una mirada europea, que los indios eran sucios y tenían mal olor lo que es muy probable sabiendo la forma en que vivían y sin ninguna de las comodidades que ahora parecen imprescindibles.
Siete hijos tuvo la abuela Victoria, india pura de las tierras del plata… No sé si habrá pensado cuánto crecerían sus nietos y seguro nunca imaginó que tendría una bisnieta como yo.
Seguro que con su forma de pensar y hacer, estará esperándome del otro lado del mar junto a los animales y nuestros seres queridos para contarme todas las cosas que no dicen de mi abuela india.
Dicen que bajamos de los barcos, dicen que soy italiana y española. Digo que soy descendiente de la orgullosa raza india.
Nota: En el Cuartel 8°, según el mosmo Censo de 1895, vivía la familia Legorburu. Agradezco al Sr. Gregorio Palomeque por compartir información y al Cura Párroco de General Alvear, Juan Ángel Del Giorzo.
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