2/4/20

Conmovedora carta de Malvina Soledad, la Hija del querido José Luis Cabrera, «Flaco»

Tengo 22 años, no viví en la época de los hechos, pero este es el modo en que veo y vivo las secuelas de una guerra.
«Elegi esa foto porque quería que vieran a mi Papá y sus compañeros yendo a la guerra»
Hoy es un 2 de abril diferente, cada uno tiene que permanecer en su casa debido al virus que afecta a todo el mundo. Es por eso que me pareció importante que desde sus hogares, todos tengan acceso a la historia de            mi papá, José Luís Cabrera (principalmente de él, por el hecho de que es            mi papá y por esa razón tengo mayor conocimiento sobre su historia en particular).
He visto en redes sociales dos bandos opuestos respecto a el suceso que conmovió al país en el año de 1982, por un lado la gente que festeja el      accionar de los militares en época de dictadura y acompaña las imágenes          de Videla con palabras tales como "hace falta mano dura". Y por el otro,            de gente que entiende la guerra como innecesaria y sostiene que los        soldados de Malvinas no son héroes sino víctimas.
Al margen de todo eso, sí creo que los soldados de Malvinas fueron        victimas del estado de ese entonces, fueron victimas de las decisiones              de un "señor" repulsivo, es fácil dar una orden desde un escritorio para    mandar a pibes de 18 años a la guerra. Pero por otro lado, veo a esos        jóvenes, a su vez, como héroes, un héroe es una persona que se distingue      por haber realizado una hazaña extraordinaria, especialmente si requiere mucho valor. Con solo mencionar la valentía de Oscar Ismael Poltronieri          que es de público conocimiento, o la fuerza admirable del sargento Ojeda        del cual mi papá me contó la historia de como minutos después de              volarse una pierna, guió a la compañía de regreso porque era el único              que sabía cómo volver. A pesar de ser muy jóvenes, quienes lucharon en Malvinas, tuvieron una valentía asombrosa que fue admirada no solo a          nivel nacional.
Me parece mas llevadero y práctico plasmar los sucesos desde la            estructura de Campbell sobre el recorrido de los héroes, iniciando                desde el punto de partida, donde todo comienza; hasta que el héroe          regresa pero ya no es el mismo, sino que ha cambiado debido a los conocimientos adquiridos en su viaje.
1. MUNDO ORDINARIO: Todo inicia cuando el héroe se encuentra en                  su vida cotidiana, en su hogar. Mi papá proviene de una familia pobre,                el más chico de 8 hermanos, de la ciudad de Pilar. Cuando su papá muere,          él con solo 8 años se va a vivir a Olavarría con un tío y tiempo después se muda a General Alvear con su abuela.
2. LLAMADO A LA AVENTURA: Época de dictadura, quienes están en el        poder ya no saben como mantener el apoyo de la gente por lo tanto,            toman la decisión de recuperar suelo usurpado. La misma, es                fuertemente celebrada por el pueblo argentino. Son convocados a la          guerra jóvenes de 18 y 19 años.
3.RECHAZO A LA LLAMADA: (Si no me equivoco) Se hacía una especie            de sorteo. En Alvear hay dos personas llamadas José Luis Cabrera, que        tienen la misma edad y su número de documento cambia solo en los          últimos dígitos, ese día mi papá se quedó tranquilo porque creyó que el            no debía ir a la guerra. Tiempo después se enteró que el número de documentación no era el correcto y en definitiva, debía ir.
4. ENCUENTRO CON EL MENTOR: Es importante aclarar que mi papá            tuvo la formación necesaria para ir a la guerra. Hizo su instrucción en                  el CIFIM (Pereyra Iraola) en La Plata.
Hago un paréntesis acá para citar una conversación que registré entre              mi papá y sus compañeros en una de las cenas que realizan a modo de    reunión, recordando esos tiempos: "para el grupo sanguíneo te cortaban        con una gillette y la inyección piramidal se colocaban con la misma              aguja" "nos bajaban a patadas del tren" "Allí sostenían que el hombre            tiene que sufrir para ser hombre y eso no es así".
5. CRUZANDO EL UMBRAL: El día 4 de abril de 1982 mi papá y sus    compañeros salieron desde Bahía Blanca hacia Río Grande, allí los        retuvieron un día, para al día siguiente, darles aviso de que partían para Malvinas, en un avión sin asientos y sin poder despedirse de su familia.
6. PRUEBAS, ALIADOS Y ENEMIGOS: Los aliados, Olavarría, Sisterna y        todos los demás compañeros de mi papá que hasta hoy día formaron y formarán una parte crucial en su vida.
Por otro lado, ¿realmente los enemigos eran ingleses? Cada vez que            tengo la ocasión de preguntarle a mi papá me responde que ellos no          fueron malos con él, que hasta le hicieron huevos fritos con papas fritas.
Mientras que estando en combate debía servirse de una ración militar              que no bastaba. En la misma charla que cité antes, llegaron a plantear              que "El agua de los charcos estaba contaminada, y la tomábamos igual,          los británicos se llevaron 3 barcos cargados de agua dulce, un aguacero          de Canadá, uno alquilado Ruso y otro de ellos. Todos nosotros              tomábamos agua de charco y eso derivó a futuros problemas de          dentadura".
Las PRUEBAS: mi papá sufrió la pérdida de tres de sus compañeros y      amigos: Ordoñez, Sisterna y Olavarría, este último muriendo en el lugar            de mi papá.  (De hecho, desde 2014, el jardín de infantes n°3 de San              Carlos de Bariloche lleva el nombre de Víctor Olavarria, único veterano              de la ciudad, muerto en combate. Papá junto con su compañeros fueron              a dicho acto de reconocimiento).
7.ACERCAMIENTO: Los medios de comunicación le mienten al pueblo argentino sobre un próximo triunfo, le piden a la gente que lleve ropa,        comida y objetos varios para los soldados. Los hermanos de mi papá    sostienen que ellos enviaron 7 encomiendas, a él le llegaron solo 3            abiertas y revisadas previamente.
8. LA GRAN PRUEBA: Además de haber perdido a sus amigos, es              tomado de rehén por el grupo contrario. "Cuando nos tomaron            prisioneros debíamos dejar el arma y el casco, muchos de mis            compañeros rompían el arma para que no las puedan volver a usar,          después de seis días aproximadamente, cuando el lado argentino se            rindió y volvíamos al continente, vi que un inglés nos estaba                custodiando con mi fusil, nuestras armas llevaban numeración en la              parte de abajo".
A continuación, cito uno de los testimonios de un amigo de papá:
- La noche del último enfrentamiento fue desde las 9 de la noche hasta            que estaba amaneciendo. Tratábamos que no nos agarre artillería, tanto              la argentina como la inglesa porque no se distinguía. El doce fue un día      terrible de bombardeo, de todo, no solo naval. En cambio el trece              tuvimos descanso total, todo nevado, no parecía que estuviéramos en        guerra y nos dolían los oídos de no sentir ruido".
8.RECOMPENSA: Desde mi punto de vista, el principal objetivo, lo único            en lo que pensaban en ese momento, no era ganar la guerra, sino volver              a casa para estar con sus seres queridos.
Para ese entonces ya no existía el miedo a la muerte. "Todos nos acostumbramos, yo me acuerdo que estaba en la trinchera, suena alerta            roja y le digo a mi compañero -Luis, metete adentro- y él estaba haciendo    papas fritas adentro del casco y me dice -dejame de joder estoy haciendo papas fritas- ya no nos importaba nada. Parecía que nos caían ahí al lado            y era como a 50 metros.
9.EL CAMINO DE VUELTA: En una reunión papá soltó una anécdota que            no había escuchado antes"Cuando llegamos al continente, yo me senté            en las duchas sin bañarme y pasaba barro de los demás que se bañaban,          me miré a espejo y parecía salido de un campo de concentración. Recién cuando puse pie en Ushuaia me quedé tranquilo, durante el viaje sentía            que nos iban a bombardear de nuevo" de todos los días que estuvo en combate, solo encontró la oportunidad de bañarse dos veces.
Al llegar a Puerto Belgrano, tenían que presentar todo el equipo de      conscripto, desde los borceguí hasta la taza para el té, al estar prisionero perdió todas sus pertenencias y tuvo que recurrir a presentar la ropa de            su compañero muerto en batalla. Fueron retenidos en Bahía Blanca, 10            días sin comunicación porque argumentaban que tenían que hacerles certificados y documentación nueva, además de propiciarles violencia psicológica, ya que les decían que era peligroso porque la gente estaba enojada con ellos por haber perdido la guerra.
En realidad era mentira, la gente quería verlos. José Luis Cabrera llegó                a la casa de su abuela a las 3 de la madrugada sin previo aviso, por alguna casualidad, ella lo esperaba sentada en la cama.
Para concluir, desde que tengo uso de razón , todos los actos      conmemorativos del 2 de abril, he visto siempre el mismo suceso, le dan        una palmada en la espalda a los excombatientes mientras pronuncian la          tan repetida palabra "gracias" eso para mi papá y sus compañeros es muchísimo. Sin embargo, desde mi punto de vista, lo veo como algo automático, como si estuviera archivado en el cerebro para repetirse              cada 2 de abril sin replantearlo. Un gracias queda minúsculo, obviamente          es necesario por su admirable valentía, pero también es necesario pedir    perdón por haber mandado a los pibes de 18 años a la guerra, contra              gente de 32 años para arriba y con 5 guerras al menos, encima. Creo    totalmente necesario prometerle a esos mismos pibes de 18 años que mandamos a la guerra en 1982, tanto a los que volvieron, como los que              se quedaron a descansar en suelo malvinense (argentino), que como      sociedad jamás vamos a permitir que nuevos pibes de 18 vayan a otra      guerra. No solo porque se pierden vidas, sino por las que se dañan para siempre, tanto la de los soldados como las de sus seres queridos.            Ninguno de los ex combatientes de Malvinas recibió ayuda al volver por        parte del estado, todos ellos buscaron ayuda por sus propios medios.          Hasta que yo tuve 11 años, cada vez que había una tormenta, con mamá          nos teníamos que encerrar en casa con las luces apagadas y las              persianas cerradas, acompañando a mi papá porque cada trueno, cada          rayo, lo hacía acordar a los bombardeos en Malvinas. Eso es lo único              que deja la guerra, destrucción. Y no se acaba ahí, la guerra dura lo que      duran sus vidas, no la fomentemos. No permitamos que haya mas              héroes caídos.
Tengo 22 años, no viví en la época de los hechos, pero este es el modo              en que veo y vivo las secuelas de una guerra.
38 años, nuestros héroes de Malvinas, orgullo nacional.

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