Un barrio sobre ruedas: ¿Cómo es vivir en un circo?
«Cirque XXI 360» es un espectáculo nacido en Avellaneda que reúne lo tradicional del circo con la modernidad. Desde hace 20 años recorren todo el país. Conocé su historia.
Desde marzo "Cirque XXI 360", un espectáculo de circo tradicional pero llevado al 2022, se encuentra en el estacionamiento del supermercado Chango Más de La Plata. Para conocer su historia INFOCIELO se hizo presente en su carpa y dialogó con una de sus integrantes, Yesica Ferreyra.
Son las 9 de la mañana y las nubes cubren el cielo de La Plata. Lejos del ruido y del caos de la ciudad, en estacionamiento del supermercado Chango Más, ubicado a la vera del Camino Centenario reina la calma.
Desde lejos puede verse una carpa enorme de color azul y amarilla, algunos camiones de gran porte, autos, casillas rodantes y prendas colgadas esperando secarse. El silencio hace pensar que no hay nadie, pero dentro de ellas se preparan los artistas. Por momentos parece un barrio y podría decirse que es si, pero rodante. Se trata del "Cirque XXI 360", un circo creado por Fabián López, junto a su padre Enrique y su hermano Sebastián.
"Cirque XXI 360" nació en los comienzos de este siglo. En aquellos tiempos, en el Parque de la Costa, del partido de Tigre, había un espectáculo llamado Circo de la Costa, que duró poco más de un año. De norte a sur, el show fue llevado a Avellaneda, donde finamente quebró.
Fue allí donde Fabián vio la oportunidad de comprar el circo y pasó a llamarse "Cirque XXI 360", inspirado en el Cirque Du Soleil. Desde hace 22 años esta familia circense habita distintos puntos de la provincia de Buenos Aires y del país. Es su último fin de semana para deslumbrar al público platense y próximamente rodarán a un nuevo destino, aún desconocido. De forma paralela a este espectáculo existe "Cirque XXI" a secas, que en este momento se encuentra en Pergamino.
En la entrada de la carpa hay una señora preparando los pochoclos para los espectadores que llegarán en menos de una hora. De repente aparece una joven de rubia, maquillada con sombras violetas y enormes pestañas postizas. Es Yesica Noemí Ferreyra, encargada de la publicidad del espectáculo.
Dentro de la carpa es de noche. Hay gran una cantidad de butacas, ubicadas en 360 grados, y un escenario iluminado. En breve llegará un contingente de alumnos de distintas escuelas platenses. Mientras recorre el lugar, Yesica cuenta su historia.
Nació en el partido de Lobos y es la tercera generación de su familia que se dedica al circo. Por el año 1940, en Río Cuarto, provincia de Córdoba, su abuelo comenzó asistiendo a las artistas del circo hasta que poco a poco aprendió a ser payaso y acróbata. Luego con el espectáculo viajo a la provincia de Buenos Aires, donde formó a su familia circense.
Yésica vivió hasta los catorce años en Córdoba y desde allí se incorporó a la vida nómade del circo. Hasta que el cuerpo le dijo basta, se lució en los escenarios como artista, haciendo un número de ancla marina, colgada de un trapecio con una de sus hermanas.
Ahora pasa todo el día dando vueltas por los distintos barrios de La Plata invitando a los vecinos a ver "Cirque XXI 360". También trabaja como partener de los artistas, alcanzándole los elementos necesarios para realizar su performance.
Un estilo de vida único
Yesica cuenta que en cada una de las casillas rodantes vive un artista junto a su familia. “Es como un barrio chiquito, vivimos todos juntos, convivimos todos juntos. Es como en todos lados, con alguno nos llevamos bien, con otros no. Pero es muy lindo. Una vez que entrás en esto te cuesta salir”, dijo en diálogo con INFOCIELO.
Cada vez que visitan una nueva ciudad se quedan allí por uno o dos meses y luego emprenden nuevo destino. Desde el comienzo de la pandemia permanecen más tiempo, ya que es mucho más complejo conseguir las habilitaciones necesarias para instalarse en una nueva ciudad. “Gracias a Dios todo se está agilizando y volviendo a la normalidad”, agregó.
Entre artistas, productores, técnicos y empleados de mantenimiento son 60 son las personas que cada viernes, sábado y domingo se encargan de las funciones. Ellos mismos se maquillan y preparar su vestuario. Durante la semana descansan o ensayan para mejorar sus performances.
Una vez al año la carpa y las almas que le dan vida descansan. Cerca de las fiestas de fin de año, cada uno parte hacia su hogar y se toman cerca de un mes de vacaciones, para luego regresar con todo y seguir recorriendo el país.
Sin embargo, en una ocasión el show quedó paralizado y varado en Bahía Blanca por un año entero, cuando inició el periodo de aislamiento preventivo y obligatorio por el coronavirus. Toda la familia de artistas de "Cirque XXI 360 convirtió al Parque de Mayo" de aquella ciudad en su hogar. “Fue complicado y muy difícil, nunca vivimos una situación asi y salimos a rebuscarnos de todas formas, dentro de lo poco que uno podía”, recordó Yesica.
Como todo el rubro artístico, los integrantes del "Cirque XXI 360" tuvieron que recurrir a distintas formas de auxilio para sobrevivir como la venta de copos de nieve, pochoclos, conservas, artículos de limpieza y artesanías. Asimismo, recibieron apoyo económico del Ministerio de Cultural nacional que les permitió continuar vigentes.
La mayoría de los artistas nació en una familia circense, donde les enseñaron el oficio desde muy pequeños. Allí aprenden desde cómo ser malabaristas hasta cómo maquillarse correctamente.
A diferencia de la mayoría de las familias, es poco común que alguno de sus integrantes no se dedique al arte y elija una carrera tradicional. “Como padre uno quiere que siga en esto porque no queremos que se corte la tradición. Igual desde muy chico les vamos dando las herramientas para que aprendan algo en el circo y después, cuando tienen una edad suficiente, pueden decidir qué es lo que quieren. Si querés estudiar, estudia y si querés seguir ya tenés una base en el circo”, expresó Yesica.
Yesica se encuentra soltera y dice que el amor para una persona de circo no es fácil. "Es complicado. O tenés que convencer a la persona que se venga a tu mundo o vos dejar esto, que claramente no lo voy a dejar”, aseguró riéndose.
Como que en otros aspectos, es más fácil para los varones sumar a las mujeres a este mundo, que los hombres abandonen sus vidas para dedicarse al circo. “Por lo general tratamos siempre de ponernos de novios con alguien de nuestro entorno, cosa de no estar de ese conflicto”, comentó.
“Es mi amor tóxico, como yo le digo. No puedo vivir sin esto. No me veo en otra vida. Amo al circo. Amo levantarme y ver la carpa. Amo todo esto y no podría vivir sin esto”, concluyó.
Se aproxima la hora show. Por la vereda una gran cantidad de chicos emocionados vistiendo guardapolvos se acerca a la entrada de la carpa para disfrutar de un espectáculo de acrobacias, humor, luces y brillos. Los trapecistas están preparados, los payasos ya están maquillados y los pochoclos se huelen desde Camino Centenario. Es hora de la magia.
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