31/7/15

"TODA LA VERDAD Y NADA MAS QUE LA VERDAD"SOBRE EL ASESINATO DE MARISOL: 
Ante la nueva publicación realizada por el periodista Gustavo Carabajal en el diario La Nación de fecha 27 de julio de 2015 -la que es, prácticamente, una reproducción de las anteriores y hasta casi utilizando idéntico encabezado- es necesario realizar las aclaraciones del caso, en honor a la verdad.

Evidentemente, el periodista citado no respeta su profesión ni los ideales de la misma, al hacer publicar por su intermedio en el matutino La Nación, notas cuyos contenidos le son remitidos por aquellos a quienes, al parecer, no les importa mucho que se descubra la verdad, sino más bien, involucrar a un inocente, ya que de otro modo resulta incomprensible que se instale una falsa hipótesis de un supuesto empresario o estanciero como sospechoso de un crimen aberrante, cuando desde el inicio, se conoce su total inocencia en los hechos.

¿Cuál puede ser el objetivo de un acto tan inescrupuloso, rayano con lo ilícito? ¿Evitar que se investigue a quien o a quienes pueden tener alguna participación real o cierta en el crimen de Marisol? ¿Mantener la atención en otra persona, de manera de dejar que el tiempo pase sin que se sepa la verdad?. Me pregunto quién resulta más sospechoso, ¿el que reconoce una relación sentimental o quien la niega? ¿Quién reconoce que debe vender animales como un giro habitual y normal de su negocio o quien compra un vehículo para la supuesta amante cuya relación niega? Como dijo un pensador de estos tiempos, quien miente en lo más pequeño, miente en lo más grande. La conclusión es muy sencilla, y las pruebas están en el expediente. Si el señor Carabajal quiere saber lo que sucede en este caso debería dedicarse a obtener información de la única fuente habilitada para ello, es decir, la justicia, y en particular, requiriendo los datos de la Fiscal de la causa y de las constancias del expediente, antes de involucrar a una persona inocente, lo que es un hecho tan repudiable como el homicidio de Marisol. Sin dudas que dicho profesional y otros que copian sus notas, deberían repasar todo lo referido a la ética periodística. Si así lo hubieran hecho, nunca podrían haberse divulgado las ofensas o esparcido sospecha alguna sobre el empresario o estanciero al que se hace referencia en varias notas, casi todas del mismo tenor, con el único propósito de instalar dudas sobre quien siempre fue honrado, sincero e inocente, atributos que no se pueden encontrar en quienes manipulan la información, tergiversan los hechos y formulan interpretaciones antojadizas, arbitrarias y malintencionadas de los elementos existentes en la causa, despreocupándose de solicitar medidas conducentes, idóneas y procedentes para acercar pruebas que permitan alcanzar la verdad. A lo mejor, con tanta exposición, algunos profesionales intentan sustituir a Mike Ross y Harvey Specter para una nueva temporada de la serie Suits que se emite por Netflix. Sin embargo, tanta mentira, calumnia y difamación, tienen un límite y fecha de vencimiento; y del mismo modo que espero que el crimen de Marisol no quede impune y en el olvido, lo mismo pido para quienes han esparcido noticias falsas, denigrando el buen nombre y honor de un ciudadano ejemplar. Personalmente, me ocuparé de que no ocurra y de que los autores de esta infamia, conjuntamente con los medios que la diseminan de una manera irresponsable y sin rigor periodístico, sean condenados por los daños y perjuicios ocasionados a un padre inocente -al que se lo pretende vincular con un hecho espantoso- y a su familia, integrada también por menores que sufren por el escarnio y desacreditación pública al que está siendo sometido su progenitor. Acusar a la persona equivocada no es un error, sino una clara estrategia pergeñada para que no se sepa la verdad y así poder sostener luego que no se pudo alcanzar la verdad, porque la justicia no hizo lugar a la acusación de un inocente. Tal vez, quienes así operan, deberían tener presente que la justicia está precisamente para encerrar a los culpables, y que nadie puede ser condenado o imputado, simplemente porque existan medios de comunicación que derramen noticias falsas sobre el estado de la causa, las pruebas del expediente o la situación procesal de una persona en particular. Ningún profesional dedicado al derecho, ha necesitado que se publiquen datos de una causa, como condición para que se llegue a la verdad. Y ello es así, porque la justicia debe decidir sobre las pruebas que realmente existen en una causa. Querer obligar a un Fiscal o a un Juez a tomar una decisión en contra de una persona que ninguna vinculación tiene con el delito que se investiga, recurriendo para ello a noticias falsas y al esparcimiento de las mismas por todos los medios y redes sociales posibles, revela un estado de incompetencia, incapacidad y malicia absolutamente intolerable y deleznable, que nos aleja de la verdad en este caso, haciendo distraer recursos y la atención de los funcionarios judiciales, que se podría aprovechar si se abocaran a investigar de manera seria y responsable el luctuoso hecho. Cabe reflexionar si a esta altura, tanta reiteración de ese comportamiento, no debería ser investigado por la propia justicia de manera oficiosa, es pedir, sin que nadie se lo pida, para determinar si se encuentran configurados los delitos de estafa procesal, falsificación de instrumento privado o público, falso testimonio y entorpecimiento de las funciones de funcionario público, por parte de quienes se empecinan en que investigue, a quien de antemano saben inocente, obstruyendo de ese modo la correcta actuación de la justicia, debiendo revisarse incluso lo realizado por el lamentable e inoperante gabinete de homicidios, ya que resulta inexplicable que hayan sugerido que la investigación se siga contra quien siempre se supo que era inocente, descuidando los caminos que podrían haber permitido un avance real de la causa y esclarecer en algún momento este aberrante caso. El que busca la verdad corre el riesgo de encontrarla. Tal vez por ello, quienes ordenan publicar infamias y pretenden que se acuse a un inocente, no la estén buscando.

Para finalizar transcribo los mandamientos del abogado del doctor Eduardo J. Couture, esperando que puedan ser recordados y aprovechados por quienes aman la verdad y la justicia.

Los Mandamientos del Abogado | Por Eduardo J. Couture
1) Estudia
El derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos, serás cada día un poco menos abogado.

2) Piensa
El derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.

3) Trabaja
La abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la justicia.

4) Lucha
Tu deber es luchar por el derecho: pero el día que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia.

5) Sé leal
Leal para con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que comprendas que es digno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando el sea desleal contigo. Leal para con el juez que ignora los hechos y debe confiar en lo que tú dices; y que, en cuanto al derecho, alguna que otra vez debe confiar en el que tu le invocas.

6) Tolera
Tolerar la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea tolerada la tuya.

7) Ten paciencia
El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración.

8) Ten fe
Ten fe en el derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la justicia, como destino normal del derecho; en la paz, como sustitutivo bondadoso de la justicia; y sobre todo, ten fe en la libertad sin la cual no hay derecho, ni justicia, ni paz.

9) Olvida
La abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fuera cargada tu alma de rencor, llegara un día en que la vida será imposible para tí. Concluido el combate, olvidad tan pronto tu victoria como tu derrota.

10) Ama a tu profesión
Trata de considerar la abogacía de tal manera que el día en que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proponerle que se haga abogado.

GERARDO RAÚL MOSQUERA
DNI 17.872.051
ABOGADO
TOMO 39 FOLIO CALP

Fuente: www.lasintesis.com.ar 

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