21/12/16

LOS ALEGATOS DE LAS PARTES FLUCTUARON ENTRE PEDIDOS DE CONDENAS Y ABSOLUCIÓN PARA LOS MÉDICOS IMPUTADOS 
Ayer se realizó la tercera de las audiencias del debate donde se están tratando de determinar las responsabilidades penales que un traumatólogo y un médico que hizo de anestesiólogo tuvieron en la operación de un adolescente. En marzo de 2014, el paciente falleció durante una operación en el Sanatorio Azul donde le estaban colocando una prótesis. Para Ariel Mullen, uno de los imputados, la Fiscal y el Particular Damnificado solicitaron respectivas penas de diez y de quince años de prisión. También, que lo inhabiliten por esos lapsos de tiempo para ejercer la medicina y que lo detengan. Para Sergio Migliorero, el traumatólogo, las partes acusatorias solicitaron condenas como autor de un “homicidio culposo” a respectivas penas de tres y de cinco años de prisión. Además, que lo inhabiliten por el doble de tiempo de esas sanciones para ejercer la profesión. Las defensas de los encausados pidieron, en principio, que ambos sean absueltos. También, en el caso del abogado de Mullen, un cambio de calificación del tipo de homicidio que se le atribuye. La sentencia se anunciará el jueves de la semana que viene.
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Laura Margaretic, la fiscal. Durante su alegato de ayer, pidió condenas para ambos médicos. También, que uno de ellos sea detenido. NICOLÁS MURCIA
Los alegatos de las partes en el juicio a dos médicos procesados por una presunta mala praxis ocurrida en el Sanatorio Azul en marzo de 2014, hecho que derivó en la muerte de un adolescente al que le practicaron una operación para colocarle una prótesis en una pierna a causa de una lesión ósea, le dieron forma ayer a la tercera de las audiencias vinculadas con lo que está siendo este debate.
Desde la semana pasada, el juicio se está desarrollando en el Tribunal Oral en lo Criminal número 1 local.
En la sala de debates, después de una audiencia que duró más de dos horas y en la que las partes -la Fiscal, el Particular Damnificado y los abogados de ambos médicos acusados- formularon los alegatos, ayer los jueces Martín Céspedes, que preside el TOC 1 para este proceso, Joaquín Duba y Carlos Pagliere (h) anunciaron que el jueves de la semana que viene, al mediodía, se conocerá el fallo.
Los acusados son el traumatólogo Sergio Migliorero, de 58 años; y Ariel Mullen, platense como el primero de los médicos mencionados, de 61 años y quien participó como anestesiólogo en la operación llevada a cabo en el centro asistencial privado que está en Mitre y Lavalle cuando se produjo la muerte del adolescente de 17 años que figura como víctima de esta mala praxis.
Tanto la fiscal Laura Margaretic como Jorge Piazza, abogado este último que patrocina a los familiares de Leo Villarruel -el chico que tenía 17 años y murió durante esa operación a la que estaba siendo sometido diez días después a que sufriera un accidente de tránsito en General Alvear, la ciudad de la que era oriundo- finalizaron sus respectivos alegatos con sendos pedidos de condenas y duras sanciones para los médicos procesados.
En el caso de Mullen, a quien se le atribuyen los cargos más graves en esta investigación llevada a cabo desde la Fiscalía a cargo de la Dra. Margaretic, iniciada después de que se produjo la muerte del adolescente el 19 de marzo de 2014, la funcionaria judicial lo considera autor de un homicidio simple y, también, de haber falseado datos de la historia clínica del paciente.
Por eso, pidió ayer que lo condenen a “diez años de prisión” y que lo inhabiliten por el mismo lapso de tiempo para ejercer la medicina.
A Migliorero, el traumatólogo que le colocó un clavo para reconstruir el fémur de la pierna izquierda del joven que falleció en el Sanatorio Azul durante lo que fue esa operación, lo considera la Fiscal autor penalmente responsable de un homicidio culposo. En consecuencia, en su alegato pidió que lo condenen a “tres años de prisión en suspenso” y también a “seis años de inhabilitación” para ejercer la profesión.
La titular de la UFI 2 reconstruyó el hecho que el día ya referido derivó en la muerte de Leo Villarruel.
En ese contexto, ubicó a Migliorero y a Mullen en el quirófano 2 del Sanatorio Azul. Al primero como el médico que lo operó. Al segundo, como el que lo anestesió.
Una anestesia del tipo “raquídea” fue la que el médico que hizo de anestesiólogo le aplicó al menor, compuesta por drogas que -a modo de efectos colaterales- producen “hipotensión y bradicardia”.
Sabiendo los efectos que esa anestesia provoca en el organismo de un paciente, la Fiscal indicó que Mullen “omitió cumplir con los deberes a su cargo y con el protocolo médico, que en estos casos exigía del anestesiólogo su presencia permanente en el quirófano durante el desarrollo de la cirugía controlando su evolución, a la vez que también exigía conectar al mismo un equipo de monitoreo multiparamétrico y, en el caso de registrar cualquier alteración en la frecuencia cardiaca, aplicar las drogas coadyudantes para lograr su inmediata estabilización”.
En concreto, la Fiscal afirmó que Mullen se fue del quirófano, que el paciente se descompensó y que cuando lo fueron a buscar ante la emergencia, las tareas de reanimación que le hicieron a Leo Villarruel fueron tardías e inadecuadas.
A causa de esa falta de control, ante la ausencia en el quirófano del anestesiólogo y debido a que el paciente no fue debidamente monitoreado, el adolescente murió tras sufrir un problema cardíaco.
Después, a Mullen lo acusó también de falsear el parte anestésico de la historia clínica del chico, algo que consideró “incompatible con los cambios lógicos que sufre una persona durante el transcurso de una cirugía”.
“Todo lo cual habla del incumplimiento de sus deberes médicos, a la vez que introdujo falsedades en un instrumento público como es la historia clínica”, agregó.
En todo ese contexto, a Migliorero también le atribuyó responsabilidades en la muerte del paciente por las cuales pidió también ayer que lo condenen.
Según la Dra. Margaretic, el traumatólogo “omitió cumplir con los deberes y obligaciones a su cargo”.
Desde su punto de vista, el protocolo médico le exigía como cirujano jefe del equipo que intervino en la operación “controlar antes del inicio de la cirugía que el quirófano se encuentre en óptimas condiciones con la totalidad del instrumental y la aparatología necesaria para enfrentar cualquier eventualidad”.
También, “exigir la presencia permanente en el quirófano durante toda la cirugía de todos los miembros del equipo, incluido el médico anestesista, y verificar que el paciente se encuentre debidamente conectado al sistema de monitoreo multiparamétrico con las alertas encendidas”.
“Su obrar negligente en los deberes invigilando que en el caso le correspondían, determinaron o concurrieron al fallecimiento de Leonardo Paul Villarruel por falla cardiaca aguda, ya que la falta de monitoreo permanente y la ausencia del anestesista impidió descubrir a tiempo la falla cardiaca que el paciente sufrió”, agregó en otro tramo de su alegato.
Volviendo a la conducta de Mullen, afirmó que “sólo estuvo presente al inicio y una vez ya desatada la crisis, para lo cual pasaron casi cuarenta minutos donde no estuvo en el quirófano”, dijo sobre la base de los dichos de testigos que declararon en el juicio. Concretamente, la instrumentista -que en el debate declaró a puertas cerradas y sin la presencia de los imputados, que pudieron escuchar lo que decía desde una sala contigua- y también de la enfermera de quirófano.
Ambas testigos fueron consideradas para la Fiscal fundamentales en cuanto a la manera en cómo sostiene que los hechos ocurrieron y derivaron en la muerte del adolescente oriundo de General Alvear durante aquella mañana del ya mencionado 19 de marzo de 2014.
Otras declaraciones, fundamentalmente de médicos del Sanatorio Azul que trabajaban con Mullen, le sirvieron a la funcionaria judicial para afirmar que “era habitual de él (Mullen) ausentarse del quirófano durante la cirugía”. 
“Abandonó al paciente tras hacerle la cirugía. No sólo se ausentó, sino también omitió conectar al paciente al equipo de monitoreo”, sostuvo sobre la conducta desarrollada por uno de los coimputados que tiene esta presunta mala praxis.
A su entender hubo “negligencia de los médicos actuantes” y eso derivó en la muerte del paciente. “Negligencia y desidia de los profesionales médicos de cuya vida dependía Leonardo. Tenían roles distintos y específicos. Sin embargo, la falta de cumplimiento del deber debido por parte de Mullen fue tan grosera y evidente que era esperable por parte de Migliorero, médico a cargo de la cirugía y del paciente cuya familia había depositado su confianza en él, una reacción a tiempo, una llamada de atención para que Mullen efectivamente cumpla con su deber. Si eso hubiera sucedido, probablemente hoy no estaríamos reunidos en esta sala de juicios”.
“El grado de negligencia y desidia por parte de Mullen se prueba en que, al contrario de lo que dicen todos los protocolos médicos, se ausentó durante toda la cirugía. No dejó a nadie a cargo para vigilar al paciente, no lo monitoreó. Esto no permite otra cosa que creer que se desinteresó absolutamente de los eventuales resultados que esa conducta podía aparejar”, agregó la Fiscal.
“No estando presente el anestesista, Migliorero no debió haber iniciado la cirugía”, dijo en otro tramo de su alegato para endilgarle también responsabilidad penal en el hecho al traumatólogo que estuvo a cargo de esa fatal operación.
Y con respecto al médico al que pidió que lo condenen como autor de un homicidio culposo, concluyó: “El imputado Migliorero ha incumplido con los deberes a su cargo actuando de manera negligente en su saber médico, aportando así una concausa que contribuyó o determinó y concurrió al resultado fatal aquí en juzgamiento”.
Tras los dichos de la Fiscal, el Dr. Jorge Piazza -abogado de la familia de Leo Villarruel- adhirió en todos sus términos al alegato de la representante del Ministerio Público, aunque solicitó penas más duras para ambos encausados. Y en el caso de Mullen, al igual que lo había hecho la funcionaria judicial, que lo detengan inmediatamente si es condenado.
Algunas de las frases vertidas por el Particular Damnificado en su alegato de ayer fueron las siguientes: “Mullen le aplicó la anestesia en la camilla de transporte y se retiró del quirófano ni bien se la aplicó”.
Después, se preguntó “cuánto tiempo se perdió entre que la enfermera se dio cuenta de que Leonardo se había descompensado, lo fue a buscar al anestesista, que no estaba dentro del quirófano, vinieron los médicos del otro quirófano, comenzaron con los masajes, sacaron el arco en ‘C’ y fueron a buscar el desfribilador a Terapia Intensiva -que queda distante tres puertas del quirófano número 2-”.
“Indudablemente -se respondió luego-, se tardaron tiempos que fueron fundamentales”.
“El imputado Mullen no posee el título de especialidad. Ni certificado que haya presentado por ante el Colegio Médico Distrital VIII de esta ciudad de Azul. Continuó y aún continúa anestesiando, pese a la conducta dolosa que ha sido demostrada durante este debate, con su consecuente riesgo para la salud de la población”, dijo también el penalista olavarriense.
“Este padre, esa madre, esas hermanas -le expresó al Tribunal señalando a los familiares del menor fallecido-, depositaron la confianza en el Dr. Migliorero. Le llevaron un chico sano, con una lesión simple, lo dejaron en sus manos y como resultado el Dr. Migliorero les entregó un cadáver”.
Afirmó que la manera en que actuaron los médicos imputados, de forma dolosa y negligente, “ha destruido una familia”.
“El único consuelo que les queda a este padre, a esta madre y hermanas es que se haga justicia con un fallo ejemplificador. Para que esto no ocurra nunca más y que quienes tienen la obligación de velar por nuestras vidas actúen debidamente”, sostuvo.
Enfoques bien distintos
En los alegatos de ayer de los abogados Luciano Di Pietro y Julio Vélez hubo enfoques bien distintos sobre lo que pasó aquella mañana del 19 de marzo de 2014 en el quirófano 2 del Sanatorio Azul.
Di Pietro apuntó que Leo Villarruel falleció a causa de una situación ajena al rol desempeñado en la operación por su defendido, el médico Mullen.
Desde su punto de vista, el chico sufrió una muerte súbita por un problema cardiaco que no le fue detectado en los exámenes previos a que fuera operado para que le colocaran esa prótesis en una de sus piernas, intervención tendiente a reconstruir su fémur quebrado.
A esa situación la consideró “crucial” para desligar responsabilidad penal alguna de su defendido en el hecho que se le imputa, para quien pidió en primer término la absolución y, en subsidio ante una eventual condena, un cambio de calificación de un homicidio doloso a uno “culposo”.
“El paciente tenía una enfermedad cardiaca de carácter preexistente. No pudo ser diagnosticada en los estudios prequirúrgicos realizados unos días antes de la cirugía”, dijo en ese sentido sobre la base del informe de autopsia confeccionado por el médico designado para intervenir en el caso.
“No se tenía conocimiento de esa afección cardiaca preexistente a la intervención”, sostuvo para después asociar esa “hipertrofia” al motivo que derivó en la “muerte súbita” de Leo Villarruel, descartando así que Mullen haya tenido responsabilidad en lo ocurrido.
Según afirmó, la patología en cuestión recién “fue detectada en la autopsia”.
Su alegato transitó luego por un marco más teórico asociado al Derecho que aferrado a cuestiones relacionadas a cómo, según la acusación, los hechos ocurrieron.
En ese contexto, el abogado Di Pietro directamente no mencionó ni esgrimió argumento alguno que sirviera para conocer qué motivos hubo para que Mullen abandonara el quirófano ni bien anestesió al paciente.
Y atacó también la calificación del hecho, indicando que a su entender en este caso no podía hablarse “de dolo eventual, sino de imprudencia”.
“No existen elementos que permitan inferir que el imputado, en forma seria y concreta, se representó el resultado muerte de la víctima”. Y agregó: “Tampoco las circunstancias previas permitían imaginar el fatal desenlace. Desde una perspectiva anterior al suceso, estábamos en presencia de una cirugía traumatológica de rutina con un paciente que no tenía ningún tipo de antecedente cardíaco y sobre el cual no había que tener ningún cuidado especial”.
“La falta de representación de ese resultado se deriva de la nula aparición de estos cuadros cardíacos graves en el transcurso de una intervención quirúrgica”, dijo además.
“La descompensación sufrida por el paciente no resulta frecuente. La hipertrofia en cuestión, la cual era desconocida en ese momento, es la principal causa de muerte súbita en la población joven”.
“De ninguna manera concurrían de manera previa a la descompensación, elementos que permitan considerar como seriamente probable la crisis cardiaca padecida por el paciente y el consecuente desenlace fatal acaecido”, sostuvo antes de pedir ese cambio de calificación ya mencionado.
Después le llegó el turno de alegar al abogado Julio Vélez. La Defensa de Migliorero apuntó desde que este juicio comenzó a desligar responsabilidades en el hecho y, a título penal, a intentar dejar en claro que el único responsable de lo que pasó fue Mullen y no su cliente.
Así, entre otras cosas, sostuvo que el anestesiólogo no forma parte del equipo médico que dirigía en la operación Migliorero.
“Migliorero no ha violado y no se ha acreditado que hubiera violado ninguno de los deberes de cuidado a su cargo. No hay ninguna responsabilidad que implique culpa de su parte”, dijo tras objetar en qué protocolos médicos la acusación se afirmaba para sostener tal imputación.
“Está dicho por todos los que declararon en la audiencia y por todas las pericias producidas. El jefe del equipo era Migliorero, pero de su equipo. Y en su equipo no está el anestesista”.
“¿El traumatólogo es responsable de la formación y perfeccionamiento del anestesiólogo? De ninguna manera. Es una especialidad autónoma e independiente”, afirmó Vélez.
“Su equipo son los ayudantes y la instrumentista. No el anestesista. El cirujano, quedó claro, no tiene incumbencia ni responsabilidad sobre la actividad del anestesista. No decide qué drogas utilizar ni qué controles aplicar. Y no tiene autoridad. Es una especialidad que se maneja en forma independiente”, fundamentó también para desligar a su defendido del ilícito que le están imputando en este juicio.
“El traumatólogo no tiene ninguna autoridad sobre la actividad del anestesiólogo”, recalcó en otro tramo de su alegato, antes de pedir la absolución de su defendido.
“Tampoco es cierto que le incumbía a Migliorero controlar la presencia permanente del anestesiólogo durante toda la operación. Es una especialidad autónoma e independiente sobre la cual el cirujano no tiene ninguna injerencia. Sería absurdo exigirle a quien está operando que se ponga a controlar, más allá de su propio equipo inmediato, la actividad de otra especialidad. El cirujano no puede desviar la atención. Está concentrado en su trabajo. Si se pusiera a controlar a otras especialidades haría mal la suya”, dijo también Vélez.
“No le correspondía a Migliorero controlar la actividad del anestesista”, reiteró.
Existe en esta Investigación Penal Preparatoria una pericia que es considerada fundamental y habla sobre los roles de los profesionales que intervienen en  una operación.
Esa pericia la hicieron médicos de Mar del Plata, a pedido de la Fiscal.
Según Vélez interpreta de ese informe, “la pericia dice tajantemente que el que no cumplió con las normas de comportamiento fue el anestesista”.
“El único que violó los deberes de cuidado a su cargo fue el anestesista”, dijo el abogado de Migliorero para pedir que lo absuelvan y que, si lo condenan, sea al mínimo de pena que contempla un homicidio culposo: seis meses de prisión.
LOS PEDIDOS DE LA FISCAL
-La Dra. Laura Margaretic pidió que Ariel Mullen, el médico que como anestesiólogo intervino en la operación al adolescente, sea condenado a diez años de prisión como autor del delito homicidio simple con dolo eventual en concurso real con falsedad material de instrumento privado. También, que lo inhabiliten por el plazo de diez años para ejercer la medicina.
-De prosperar ese pedido, solicitó también al Tribunal la inmediata detención de Mullen. Y si los jueces no dan lugar a que lo detengan, la titular de la UFI 2 quiere que le prohíban salir del país.
-Para el médico traumatólogo Sergio Migliorero, a quien consideró autor penalmente responsable de un homicidio culposo, solicitó una condena de tres años de prisión en suspenso y otra que lo inhabilite durante seis años para ejercer la profesión.
-Para los médicos imputados, la Fiscal pidió que se valore como una circunstancia atenuante que ambos carecen de antecedentes penales. También, pero sólo para el traumatólogo, que se tenga en cuenta como otra atenuante “la evidente afectación emocional que todo esto le ha generado, y que ha quedado también probado a la hora en que, a diferencia de Mullen, sí intentó dar una explicación desde su punto de vista a la familia (del adolescente fallecido), en donde también demostró el arrepentimiento por todo lo sucedido”.
“La corta edad de la víctima”, que tenía 17 años, fue considerada por la Fiscal como una agravante para ambos médicos. Después, para el Dr. Mullen pidió que se tenga en cuenta que ejerció la anestesiología “sin tener el título de la especialidad correspondiente”. También, les solicitó a los jueces que valoren “la frialdad demostrada” por el médico al que le atribuye los delitos más graves por esta presunta mala praxis. “Frialdad -explicó Margaretic- que demostró al abandonar a su suerte a Leonardo, dejándolo sin ningún tipo de monitoreo, despreciando casi su vida. Frialdad que demostró ante los familiares, cuando fue la hora de transmitir la tragedia. Lejos de ensayar una explicación o de dar sus condolencias, hizo un descargo como pretendiendo responsabilizar al propio paciente de lo sucedido a través de una supuesta obesidad”.
-Para el traumatólogo Migliorero, en tanto, la representante del Ministerio Público Fiscal también pidió que se tengan en cuenta como agravantes “la violación a la confianza en él depositada por los familiares de la víctima, la omisión de explicar a los padres del chico los alcances del acto médico debidamente, no sólo en su aspecto traumatológico sino también por los riesgos de la anestesia, y por ende firmar el consentimiento; y subestimar los riesgos del acto médico que iba a desarrollar”.
LA DEFENSA DE MIGLIORERO 
-El abogado Julio Vélez solicitó la absolución del médico traumatólogo por ese homicidio culposo que en principio le imputan en este juicio. Según sostuvo, “por no haberse acreditado la materialidad del ilícito ni su autoría responsable”.
-En ese sentido, citando la obra “Teoría del Delito” del Dr. Carlos Pagliere (h), uno de uno de los tres jueces que está interviniendo en el debate, también planteó a favor del médico el beneficio de la duda como un elemento que derive en su absolución.
“Nuestro defendido no tiene responsabilidad culposa en el lamentable suceso”, afirmó el penalista.
-Consideró que la pena pedida por la Fiscal para el médico Migliorero es “incongruente” y que la que solicitó el abogado de la familia de Leo Villarruel es “disparatada”, por lo que -si resulta condenado el traumatólogo- pidió que el Tribunal le aplique el monto mínimo contemplado para un homicidio culposo, que es de seis meses de prisión.
LA DEFENSA DE MULLEN 
-El abogado Luciano Di Pietro, defensor Particular de Ariel Mullen, pidió ayer en principio que el médico sea absuelto por el beneficio de la duda en orden al delito que le imputan.
-Ante una eventual condena, solicitó un cambio de calificación de la causa. Es decir, de un “homicidio doloso” a uno “culposo”.
-Dejó planteada la “improcedencia de la imputación” con relación al delito de falsedad material de instrumento privado que también le atribuyen a Mullen, por lo que, además, pidió que lo absuelvan por ese otro ilícito.
-Con relación a los pedidos de detención de su defendido que hicieron la representante del Ministerio Público Fiscal y el Particular Damnificado, pidió a los jueces que no apliquen esa medida cautelar para su cliente ante una eventual condena. Desde su punto de vista, no existen por parte del médico al que defiende “elementos que permitan verificar un aumento del riesgo de la frustración del proceso”. Al respecto, el abogado Di Pietro destacó “la conducta que el imputado ha mantenido a lo largo del proceso”, presentándose “ante cada requerimiento que le han formulado los distintos órganos jurisdiccionales por los que ha atravesado esta causa”. En contraposición a esos pedidos de detención, aspira a que el Tribunal, si condena al médico Mullen, le aplique medidas “que resulten menos gravosas” hasta que se llegue a una sentencia de carácter firme.
EL PARTICULAR DAMNIFICADO
-El abogado Jorge Piazza, que en este debate representa a los familiares del adolescente fallecido en el Sanatorio Azul en esa operación que le hicieron en marzo de 2014, adhirió a la existencia material del hecho descrito por la Fiscal que instruyó la causa. También coincidió con los delitos que la funcionaria judicial les atribuye a ambos médicos.
-La diferencia con el alegato de la Dra. Margaretic estuvo radicada en que el abogado olavarriense solicitó penas más graves para los acusados. En el caso de Sergio Migliorero, pidió a los jueces del Tribunal 1 que lo condenen a cinco años de prisión y a diez de inhabilitación especial para ejercer la medicina.
-Para Ariel Mullen, en tanto, solicitó una condena de quince años de prisión y otra consistente en el mismo plazo de inhabilitación para ejercer la profesión.
-También adhirió al postulado de la Fiscal para que el médico que hizo de anestesiólogo en la operación sea detenido. “Ante la pena en expectativa, existe un elevado incremento de riesgo procesal de fuga que justifica el dictado de la medida cautelar”, dijo al respecto. Si esa medida no prospera en esta instancia del proceso, quiere también que a Ariel Mullen le prohíban salir del país.
-En su alegato, pidió que apliquen para los dos médicos una “medida cautelar de orden patrimonial”, consistente en “trabar inhibición general de bienes ante el Registro de la Propiedad Inmueble y el Registro de la Propiedad automotor de ambos”.
UN MÉDICO SOLICITÓ NO ESTAR Y OTRO PIDIÓ DISCULPAS 
Sergio Migliorero. En la imagen, junto a la abogada Agustina Lomolino, que con el Dr. Julio Vélez participa en su defensa. El traumatólogo adujo cuestiones de salud que hicieron que ayer se retirara del juicio. Su abogado adelantó que es muy probable que tampoco asista a la audiencia donde, el jueves de la semana que viene, los jueces anunciarán el veredicto. A la derecha, el otro médico imputado. Ariel Mullen hizo uso ayer de su derecho a pronunciar una última palabra antes de que se conozca el fallo. “Lamento profundamente todo lo sucedido”, declaró.
FOTOS: NICOLÁS MURCIA
Fue el abogado Julio Vélez quien ayer, ni bien se inició la tercera de las audiencias de este debate, planteó una incidencia, referida a que su defendido, el traumatólogo Sergio Migliorero, prefería no estar presenciando el juicio.
Todavía con el médico en la sala de debates del Tribunal 1 que está ubicada en el primer piso del edificio de Tribunales, el abogado les dijo a los jueces: “Nuestro defendido prefiere no estar al momento de los alegatos”.
Y después, explicó: “Independientemente de que la norma lo autoriza, como está acreditado sufrió un episodio cardíaco hace quince días que hubiese ameritado suspender el debate, pero él lo quiso hacer igual. Pero en este momento no está en condiciones de permanecer en la sala. Está a disposición del Tribunal si lo necesita, pero prefiere no estar”.
El juez Martín Céspedes, que está presidiendo el TOC 1 para este juicio, dio lugar a lo solicitado, aunque le preguntó a Migliorero si, al retirarse del juicio, estaba de acuerdo con renunciar al derecho de efectuar una última palabra después de los alegatos, tal como habitualmente sucede con todos los imputados.
El médico respondió que sí, que renunciaba a ese derecho como acusado. “No me siento en condiciones”, le refirió el traumatólogo al presidente del Tribunal, quien en ese mismo instante lo autorizó a retirarse de la sala antes de que los alegatos se iniciaran.
Una vez que los alegatos de las partes finalizaron, luego de que los jueces fijaran la fecha en que darán a conocer el veredicto de este presunto caso de mala praxis ocurrido en el Sanatorio Azul en marzo del año 2014, nuevamente el abogado Vélez tomó la palabra para volver sobre la misma cuestión con relación al médico al que está patrocinando como Defensor Particular.
Y en esa oportunidad, adelantó que es muy probable que el traumatólogo Sergio Migliorero no esté presente el día que el Tribunal anuncie el veredicto de este juicio oral, audiencia que quedó fijada para el próximo jueves 29 del corriente mes a la hora doce.
Pidió disculpas
No se sabrá jamás si la última palabra de la que ayer hizo uso el Dr. Ariel Mullen, el otro médico procesado por esta presunta mala praxis que tuvo como víctima al adolescente alvearense Leonardo Paul Villarruel, fue consecuencia de lo que instantes antes había dicho la Fiscal del debate o si habló motivado por eso que, según les dijo a los jueces del Tribunal 1, es algo que recuerda a diario.
La Dra. Laura Margaretic, al momento de pedirle al Tribunal diferentes agravantes a valorar para la condena que solicitó que le impongan al médico que participó como anestesiólogo en aquella operación llevada a cabo en el Sanatorio Azul el 19 de marzo de 2014, había señalado que Mullen demostró “frialdad en el juicio”, así como también lo había hecho -a entender de la funcionaria judicial- en otras etapas relacionadas con esa investigación penal ahora convertida en un debate.
“Se mantuvo incólume, en absoluto silencio y, a diferencia de Migliorero -que pidió declarar en el proceso-, desaprovechó la última oportunidad para intentar ofrecer una explicación de lo sucedido a los familiares”, sostuvo Margaretic.
Pero antes de que finalizara la audiencia de ayer, lo concreto fue que el médico platense de 61 años pidió hacer uso de la última palabra luego de escuchados los alegatos.
Y en esa ocasión, expresó: “Lamento profundamente todo lo sucedido. Esto me ha causado un perjuicio emocional bastante importante. No hay un solo día en que no recuerde los hechos que estamos analizando. Necesito pedirle a la familia -dijo en alusión a los padres y a las hermanas de Leo Villarruel- mis más sinceras y sentidas disculpas, más allá de que decidan aceptarlas o no”.
AGRADECEMOS A DIARIO EL TIEMPO Y A SU FOTÓGRAFO NICOLÁS MURCIA

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