3/2/17

Pueblos de Estación. Estación Micheo, de General Alvear.

Por Lis Solé
¿Las estaciones de trenes fueron creando pueblos y ciudades o los           pueblos trajeron las estaciones? ¿Ellas prestaron su nombre a los             parajes rurales o fue al revés? No siempre pueden responderse estas preguntas porque la documentación y el resguardo del pasado no               figuran en muchas agendas políticas culturales. Las estructuras viejas               y muchas veces abandonadas nos remontan a historias olvidadas,             épocas desconocidas y nombres que no sabemos bien de donde           provienen.
La realidad es que las estaciones del ferrocarril llevaban el nombre de                 la localidad a la que pertenecían o a los nombres de las personas que       donaban su tierra al paso de las vías.
Eso llamó la atención de muchos porque aparecían apellidos que                     “no tienen derecho a figurar en la geografía argentina” como denunció               en 1924, el entonces Ministro de Obras Públicas de la Nación,                             Dr. Eufrasio Loza. Él dictó una resolución por la cual se disponía que                   la Dirección General de Ferrocarriles debía proceder a la revisión               general de los nombres de las estaciones ferroviarias de todas las                 líneas del país. El Dr. Loza expresaba en el Preámbulo que no era justo             que a la par del nombre de próceres y demás personalidades                 aparecieran nombres de personas sin más mérito que el de haber               donado el terreno donde estaban las estaciones y vías, mérito que  no               era más que beneficio propio porque contribuía a la valorización de                   sus campos.
El Ministro solicita que se revean los nombres, se propongan otros si                 es necesario y que al pie del nombre de cada estación, se coloque una inscripción que explique su significado u motivo de designación para             que “el público se ilustre sobre el hecho histórico que simboliza o de               los méritos de la personalidad que se consagre”.
A pesar de que la Resolución salió en todos los diarios, como muchas           leyes en Argentina no fueron cumplidas. En General Alvear, además de               la estación cabecera del Partido hay dos estaciones: Estación  Micheo               y Estación Emma.
La estación Micheo se refiere a José María Micheo Gadmio, español,             nacido en 1822, activista político y rico comerciante que tenía una casa               de Ramos Generales en Lobos y que fallece en 1871 de fiebre amarilla.               En 1867, con la llegada del cólera, los españoles de la ciudad de Lobos       fundan sociedades de socorros mutuos para los compatriotas que, en               su mayoría, no tenían familias ni recursos. José María Micheo junto a     Francisco Terán fundan la “Excelsa Fraternidad Ibérica de Socorros       Mutuos”, sociedad de iguales objetivos que la “Asociación Española                   de Socorros Mutuos” fundada por el marqués José Rufino de Olaso.           Ambas sociedades tenían como objetivo acompañar a los enfermos,         ayudarlos a viajar a su patria, proveer de medicamentos y asistencia         médica, costear entierros y subvencionar a las familias de los fallecidos             en epidemias de fiebre amarilla, cólera y viruela entre otras.
Micheo tuvo dos hijos: José María Micheo Puig que contrae matrimonio           con Carmen Herrero Pellicer, y doña Carmen Aureliana Micheo quién           fallece en 1952. Doña Carmen Aureliana Micheo construye de su                 peculio el Colegio Carmen A. Micheo de Gral. Alvear, Bs As.,  que se         inaugura en 1937 con la Congregación de las Hermanas del Niño Jesús.             En 1955, su cuñada, la Sra. Carmen Herrero de Micheo continúa la obra costeando la construcción del Salón de Actos y los baños del mismo       Colegio.
La estancia de Micheo “Dos amigos”, de unas nueve mil hectáreas,             rodeaba a la estación donde se formó un pequeño pueblito que, en                 1939, llegó a tener 1.257 habitantes  con casa de hospedaje que               pertenecía a Fernando Barbalarga y el almacén de Ramos Generales                   de Pedro J. Nomdedeu con un surtidor de nafta “Energina”, estafeta                     de Correos y Telégrafo.
Por ahí, José María Micheo pensó en un principio sólo en mejorar el               precio de su tierra al negociar con los ingleses y ceder parte de su       propiedad, pero dio vida y trabajo a muchas familias alvearenses                     que se asentaron alrededor de la estación durante varias décadas y                   sus descendientes se preocuparon por contribuir a la Educación de           General Alvear.
La muerte de las vías, dejó grandes frustraciones y actualmente muy             pocos habitantes en Micheo. La resolución del Ministro Loza no se                 puso en práctica y las estaciones abandonadas son el reflejo del                   pasado no valorado y el desconocimiento de la valía de las personas               que les dieron nombre.

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