En una nota que emitimos el 13 de agosto último, titulada “Otra vez la sumisión”, aludimos a las declaraciones del Dr. Ernesto Sanz efectuadas       una semana antes en un zoom organizado por radicales de Diamante, Provincia de Entre Ríos. En ese zoom, Sanz informó que ese mismo día        había solicitado a María Eugenia Vidal que interviniese en las elecciones internas de la UCR de la Provincia de Buenos Aires, apoyando al           candidato oficialista, Maximiliano Abad. Según Sanz, la dirigente del PRO comprometió su apoyo a ese candidato.
En esa oportunidad, dijimos que nos parecía insólito que un dirigente de            la UCR pusiese en manos de políticos de otros partidos la facultad de        decidir quiénes serán las autoridades del radicalismo bonaerense,          decisión que sólo corresponde a los afiliados de la UCR, sin presiones ni interferencias externas.
Después de esas declaraciones de Sanz, Lilita Carrió, máxima dirigente              de la Coalición Cívica, también manifestó su apoyo al candidato oficialista       de la Provincia de Buenos Aires. En “La Nación” del lunes 25 de enero de     2021 (página 19) nos informan que el viernes próximo Horacio Rodríguez Larreta, Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y Guillermo Montenegro, Intendente de Mar del Plata (ambos del PRO) participarán de         un acto en el que manifestarán su apoyo “al oficialismo de la UCR bonaerense”.
Está claro, entonces, que el oficialismo partidario ha decidido transferir              a la Coalición Cívica y al PRO la capacidad de designar las autoridades              de la UCR de la Provincia de Buenos Aires, en una actitud que implica la confesión pública de su impotencia para afrontar la elección partidaria              sin auxilio externo, aunque ese auxilio provenga de quienes llegaron para terminar con “la vieja política”, en una actitud que significa poner en      cuestión la propia dignidad.
Esta decisión del oficialismo de la Provincia de Buenos Aires provoca      algunas preguntas elementales, que aparecen casi espontáneamente:
¿Cuál puede ser la legitimidad de un presidente del Comité de la Provincia elegido de esta manera?
¿Cuál será la capacidad de decisión de un presidente del radicalismo bonaerense que debe su cargo a dirigentes de otros partidos?. Desde el      punto de vista pragmático ¿con qué poder político el presidente así          elegido irá a discutir dentro de la coalición los espacios que corresponden          a la UCR?
En última instancia ¿con qué convicción irá ese presidente a defender los valores, las ideas y los legítimos interese del radicalismo frente a los          socios a los que deberá su cargo?. ¿Cómo evitará la sumisión definitiva?            ¿ o será que la sumisión definitiva es el verdadero objetivo?
Esas son las cuestiones que habrá que resolver el 21 de marzo. Allí estará        en juego la identidad, la autonomía y el contenido valorativo e ideológico          de la UCR de Buenos Aires, así como el derecho exclusivo del afiliado            para definir el futuro partidario. Por eso, necesitamos movilizarnos para          que la UCR preserve su existencia y su destino histórico.
27 de Enero de 2021 Juan Manuel Casella