12/3/22

 40 años de la Gesta de Malvinas

Una bala, un rosario y un milagro*: la historia de un tucumano            en la Guerra de Malvinas.-

Enviado por Presidencia HCD

No todos conocen las historias de guerra que los soldados argentinos      pasaron entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982, tiempo que duró el      conflicto de Malvinas entre Argentina e Inglaterra.

Uno de los grandes protagonistas de esos relatos fue el teniente del          Ejército Argentino, Jorge Vizoso Posse -soldado de elite, paracaidista, montañista y buzo- un tucumano que el 24 de mayo, en medio del            conflicto bélico, pisó las islas para sumarse a la Compañía de Comandos        602 (CC602), liderada por el mayor Aldo Rico, y creada especialmente            para repeler, mediante operaciones especiales minuciosamente          planificadas, distintos núcleos en la avanzada británica.

Según relata la periodista Loreley Gaffoglio, para Infobae, la compañía, golpeada por numerosas bajas, planificaba el montaje de una emboscada    cerca del río Murrell, entre los montes Kent y Dos Hermanas.

Durante dicha tiempo, Vizoso Posse entabló una relación de amistad con            el sargento catamarqueño Mario Antonio Cisnero. Apodado “El Perro”,              por la lealtad a sus principios y camaradas, era querido y respetado              como uno de los cuadros más sobresalientes dentro de la fuerza. Pero      también se le encomiaba su conducta moral y solidaria.

Un 10 de junio, bajo el mando de Rico, la patrulla de 18 comandos se          dividió en cuatro grupos estratégicos: apoyo, de asalto, de seguridad y              de recibimiento.

En la primera de ella se encontraban Vizoso Posse y Cisnero. Cerca de                la 1 de la madrugada, el sargento vio que una patrulla, de unos 8 marines ingleses, había logrado penetrar la zona vigilada por el grupo de apoyo,            por lo que abrieron fuego sin dudarlo. La respuesta fue un cohete Law              de 66mm que pegó de lleno tórax a Cisnero. La onda expansiva revoleó            por el aire a Vizoso Posse y que cayó sobre las rocas a metros de él.

Herido y aturdido, el tucumano logró cerciorarse de que su compañero        había muerto. Sin pensarlo se acomodó al lado del cadáver fingiendo            estar su muerte ante la inminente llegada de sus agresores extranjeros.

Al llegar al lugar de la explosión, los hombres que servían a la Reina    decidieron comprobar que sus enemigos habían muerto rematando los cuerpos. Los disparos en automático de las armas inglesas acribillaron              al teniente.

Contrariando la estrategia militar, en vez de continuar a la vanguardia, los enemigos descendieron por el mismo lugar por donde habían venido algo      que fue aprovechado por el soldado tucumano que milagrosamente aún respiraba. Aturdido, con alguna dificultad para respirar e incrédulo por          estar vivo, Vizoso Posse buscó su fusil y agotó un primer cargador hacia        sus verdugos en retirada. Extrajo otro más del chaleco de su compañero        caído y también lo vació con furia. Recién en ese instante un hilo de            sangre le advirtió que estaba herido.

La contraofensiva permaneció acallada desde aquel sector. Si bien no           pudo corroborar con sus ojos la efectividad de sus disparos, por la        ausencia de fuego pensó que había acabado, o al menos magullado, a     algunos de ellos.

Sin cobertura, aferrado a su Fal, El Yanqui, como le decían sus            compañeros, trotó hasta donde estaba su jefe.  Le comunicó que su        sargento dilecto yacía muerto, que él estaba herido y que debía cambiar              de posición.

Tras constatar que sus heridas eran grandes pero no letales, Vizoso Posee volvió al combate, que se extendió unos 30 minutos hasta que cesó la resistencia enemiga. Del pelotón argentino, además del Perro, sucumbió             el sargento Ramón Gumersindo Acosta y una esquirla lesionó al gendarme Pablo Daniel Parada, del grupo Alacrán.

La herida y el milagro

Tras caminar seis horas, ya en el hospital de campaña de Puerto Argentino,        el médico al desvestirlo halló, enredado entre sus ropas, el rosario que    portaba, desprendido de su nuca. Ninguno reparó en ese momento que le faltaba una cuenta.

Al revisarlo, el médico, sin otro instrumental que su mano, le extrajo cerca        de la clavícula un proyectil de 2cm de largo. Como la munición era trazante        al ingresar por el omóplato derecho fue cauterizando la carne en un        recorrido ascendente y oblicuo hasta quedar alojada a la altura del cuello,        del lado izquierdo. Fue ahí, cuando al observar el proyectil, el médico          habló, literalmente, de un milagro.

La munición había impactado primero en una de las cuentas plásticas del rosario y se mantenía todavía fundida y adosada al acero. Ese obstáculo,            a corta distancia, no solo amortiguó el impacto; también ralentizó y              desvió el recorrido. El rosario—aseguraron los médicos—le salvó la vida            o, al menos, de quedar cuadripléjico.

Vizoso Posse fue evacuado de Malvinas hacia el continente en el último Hércules el 13 de junio, un día antes de la caída de Puerto Argentino.                Por eso asegura que él nunca se rindió ante los ingleses.

*Texto publicado en el Diario Digital “El Tucumano”, el día 04/08/2019.-

El Teniente Primero Jorge Manuel Vizoso - Unidad CA Cdo 602; recibió la medalla «La Nación Argentina al Heroico Valor en Combate»; Por            "Efectúar numerosas misiones de combate en territorio ocupado por el enemigo, demostrando valor y espíritu de sacrificio. Pese a ser herido seriamente por una patrulla agresora y perder abundante sangre,            reacciona y pone fuera de combate a sus oponentes. Posteriormente          regresa a Puerto Argentino tras 8 km de marcha, sin aceptar auxilio para          no entorpecer el repliegue de sus camaradas".

HCD General Alvear.-

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